Entre los abismos de la oscuridad emergen las cadenas de la desesperación por escapar de aquél internado sombrío y lleno de secretos.
¿Eres tan valiente para luchar contra la oscuridad?
¿Dejarás sumergirte o escaparás para salvarte?
¿Eres capaz de m...
"La sociedad quiere creer que puede identificar a las personas malvadas, o a las personas malas o dañinas, pero no es factible. No hay estereotipos".
- Ted Bundy
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Rotundo y agobiante silencio.
Es lo que más detesto, los pasillos solitarios y llenos de pinturas con horribles paisajes me hacen reconsiderar haber aceptado ser internada.
Aunque no tuve opción.
El camino hacia el internado fue tortuosa considerando la cantidad de bosque que lo rodea, además, su difícil acceso casi nos cuesta la vida de todos los que veníamos en el vehículo.
Esperé en la fría oficina repleta de libros y decoraciones de madera hasta que un sujeto vestido con ropa blanca seguido de una monja ingresaron, me dedicaron una corta mirada y la mujer le entregó un pequeño folder.
Con cuidado ojearon el archivo con mi información, no tengo nada que ocultar pero aún así es incómodo, desinteresada miré a través de la ventana un árbol frondoso de manzana, sus hojas se movían por el clima cálido, es un día perfecto para ir a la playa, iría si estuviera en otra circunstancia.
El sujeto de barba tupida se aclaró la garganta para llamar mi atención y dejar mis pensamientos, me acomodé en el asiento y esperé hasta que hablara.
—¿Qué es la primera cosa que recuerdas?
Guardé silencio.
Contestarle a un extraño es igual que caer en la boca del lobo.
Quizá sea parte del protocolo pero no estoy demente para olvidar cosas, al menos no es ese motivo por el cuál estoy en la clínica.
—¿Sabes por qué estás aquí? —preguntó con voz serena.
Está vez negué con lentitud.
—Desconozco la razón, de la noche a la mañana me dijeron que estaría aquí y resignada acepté —contesté levantando los hombros.
—¿Sabes qué pasó hace cuatro meses?
Volví a negar.
—Además de la muerte de mamá y su esposo, no, lo demás es irrelevante.
—Entonces lo recuerdas.
—Cómo olvidar tal hecho trágico —solté en un hilo de voz afectada por la mención del accidente.
Perder a los seres que más amor me dieron fue un golpe terriblemente duro, nadie merece ver cómo una persona muere en tan sólo segundos, eventos tan traumantes permanecen en mi mente cada noche y me asfixia hasta querer abandonar el mundo.
Con el dorso de la mano limpié las lágrimas que emergieron al pensar en la última sonrisa cálida que me dio mamá.
