Harumi era bastante útil dentro de la aldea, eso fue lo que Sai siempre pensó.
Al inicio, ella no se separaba mucho de él a pesar de que se le asignó una casa distinta a la de él, ya llevaban seis meses después de la guerra y cinco de la recuperación casi total.
El poder de Harumi aportaba a la economía de Konoha desde el lado de la agricultura, incluso cuando enfrentaron una sequía repentina, no tardaron en recuperarse.
El obtener un trabajo asignado por Hatake Kakashi, el actual hokage, la hizo ser independiente por fin.
Ella era bastante lista, pero en ocasiones torpe en situaciones sentimentales.
—¡Haru-chan! —exclamó Sakura llamándole a la chica para que se acercara a ellos.
La peliblanca volteo a verlos, le dijo algo al chico que estaba haciendo algo con la tierra y camino hacia ellos.
—Sakura-chan, Sai—saludó Harumi con una sonrisa, se detuvo unos segundos frente a la pelirrosa —¿Sucede algo?
Caminó arrastrando los pies y abrazó a Sai, él sonrió y correspondió el abrazo.
—Hokage-sama dijo que necesita probar nuevas condiciones para mantener con vida los brotes que enviaron desde Kirigakure, los comisionados de traerlo estarán ahí para ayudar — musito la ojiverde —¿Vienes? —preguntó con una sonrisa divertida al ver que Harumi parecía estar cómoda en los brazos de Sai.
—Mhm, iré —se enderezó y depositó un beso en la mejilla del chico, este sonrió y se lo devolvió en la sien.
—Me empalagan con tanto amor —se burló Sakura.
Las mejillas de la chica se ruborizaron ligeramente, salió de los brazos de Sai para seguirla.
—Nos vemos más tarde —agitó la mano en dirección al chico, este asintió con una pequeña sonrisa.
Caminaron juntas en dirección a la mansión del hokage, Sakura aprovechó para darle suaves codazos a Harumi.
—Estos días están muy cariñositos ¿Huh~?
La cara de la chica de ojos lavanda se torno casi roja.
—Haha, creo... Creo que me acostumbre un poco, me gusta abrazarlo y a él también le gusta que lo abrace.
—Que envidia, espero tener un novio algún día.
Harumi recordaba haber hablado sobre eso con Sakura antes, terminaron en la conclusión de que seguir tras Sasuke no era sano para ella.
Los libros de emociones humanas definitivamente le sirvieron a la albina como a Sai.
—Lo encontraras, Sakura-chan, te lo aseguro.
Haruno sonrió de nuevo.
—Bien, vayamos.
Al llegar a la mansión del hokage mostraron sus identificaciones y caminaron hasta llegar a la oficina del hokage, tocaron la puerta y se escucho la voz de Hatake dándoles permiso de pasar.
Harumi sintió un leve escalofrío recorrer su columna vertebral cuando cruzó la mirada con aquel hombre de ojos idénticos a los de ella.
—Tú... —murmuró el hombre.
A su lado, también había una chica de cabello igual de blanco al de Harumi y ojos azules.
—¿Señor Naoya? —le llamó Kakashi confundido.
—¿Aki? —preguntó la mujer acercándose lentamente a Harumi, ella dio un paso atrás.
—Yo soy Harumi —respondió con los hombros tensos.
—No, eres la pequeña hija de mi hermana —aseguró la mujer con los ojos nublados por las lágrimas —¡Aki! —se tiró a abrazarla tomando por sorpresa a Harumi, ella se quedó helada.
—Ella es Aki, definitivamente tiene que ser ella —aseguró Naoya al hokage —¡Ella es la niña que Danzo robó al clan Ryuguji!
Harumi no terminaba de procesar las palabras de los demás.
¿Aki? ¿Hija? ¿Danzo? ¿Ryuuji?
La cabeza le daba vueltas.
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