7 - La Batalla de Buenos Aires (1/2)

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No hubo momentos más tensos que los de ahora, los doscientos hombres lobo/perro fueron dejados entrar a territorio argentino, escoltados por casi todos los policías que disponía Buenos Aires.

Los lobos por su parte veían a los ciudadanos que les miraban aterrados, aunque era comprensible, Olga discordia los creo para causar miedo y muerte, pero ¿Por qué ella los creo si no los va a usar? Ese era su pensamiento, por otra parte, algunos niños en la multitud los veían como algo asombrosos e imponentes, eso fue lo único que ánimo a los hombres lobo, y me voy a referir a ellos como hombres lobo de ahora en adelante porque no quiero líos.

...

Ya en la casa rosada, los lobos esperaban afuera mientras Perón hablaba con el líder de estos adentro.
A este le emocionaba hablar con Perón porque, creía que les iba a aceptar, pero, Juan Domingo tenía sus dudas ya que, no sabía nada de las intenciones, hábitos o habilidades de estos hombres lobo.

- gracias por recibirnos Rey Perón - dijo el lobo.

- emmmm solo dime Perón, o Juan, cualquiera de los dos esta bien ¿Cómo te llama? - respondé Perón.

- no tengo nombre - dijo este.

- ¿No tienes? Entonces, ¿Como se identifican entre sí? - pregunta.

- pues, generalmente olfateando, cada uno de nosotros tiene un olor único que los humanos no pueden sentir, y soy el líder porque demostré mi fuerza y autoridad - dijo este.

- okey entiendo, pues... Dime, ¿De donde es su especie? - pregunta Perón.

- no somos originarios de ningún lugar, Olga discordia nos creo como guerreros para infundir miedo y devastación, sobre todo aquel que le haya arrebatado la tierra a los elfos oscuros - hablo naturalmente.

Esto le puso nervioso, ¿Tan peligrosos son? Entonces, no sabía si poder aceptarlos.

- mira, no es que los odio pero, no sabemos... - Perón es interrumpido por el hombre lobo, quien se postra al suelo esperando que funcione.

- ¡Por favor mi señor Perón, denos una oportunidad, no queremos regresar con esa Reina! - imploro con temor, pero no hacía Olga.

- ¿Que te sucede? ¿Porque tanta preocupación por ella? -

- doscientos años, desde que fuimos creados, doscientos años an pasado y ella jamás nos convocó para pelear a su lado, nos mantuvo encerrados como cerdos en un corral... - sus ojos empezaron a lagrimear - ...es horrible, que el único sonido que escuches, sea el ruido incesante de las gotas de agua cayendo desde arriba, cada tres segundos, día tras día, mes tras mes, año tras año... Que la única comida existentes sean las ratas que deambulan por el sucio y frío suelo de piedra... Esperando - este mira casi llorando a Perón - ¡Por favor señor, denos una sola oportunidad! -

Estás palabras le llegaron un poco a Perón, pues se acordó de los testimonios de la primera y segunda guerra mundial que leyó en libros, un montón de relatos similares, el ruido incesante, el comer ratas, la tierra y la depresión. Sentía que quería ayudar a estos seres, pero no podía dejarlos vivir gratis, mucho menos confiar en ellos en su totalidad, nadie se fía de una persona de un solo chasquido.

- okey, les permitiré... -

- ¡Gracias! - se levantó y rápidamente lo abrazo - ¡Prometemos lealtad hasta la muerte mi señor Perón! -

- Si pero... - se le aparta - primero lo primero, van a bañarse, su olor atrae a algunas moscas, y segundo, deberán hacer el juramento a la bandera -

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