Los ojos de Santiago siguieron los movimientos de Alicia acercándose a la cama. El colchón se hundió un poco en el espacio en el que ella se sentó junto a él. Inmediatamente, la mano de Santiago tomó vida propia y se posó sobre el rostro de ella para acariciarlo. Alicia recibió aquella tierna caricia con afecto. Ella cerró sus ojos y se inclinó más hacia la mano de Santiago, dejando así que este la tocara y se convenciera de su presencia.
Santiago se encontraba muy confundido, con su mano podía sentir el calor que irradiaba la piel de Alicia. El tacto no era el único sentido que lo hacía sentirse como un desquiciado, sus ojos la veían, sus oídos la habían escuchado y teniéndola así de cerca también podía oler el aroma a vainilla y almendras que caracterizaban su champú preferido.
Aún sin poder estar seguro de que lo que estaba viviendo no era un sueño, en aquel momento, a Santiago tan solo le preocupaba una cosa y era una duda la cual pretendía aclarar. Su mirada estaba estancada en los labios rosados de Alicia y este podía sentir cómo su cuerpo reaccionaba a la proximidad de ella. Los latidos de su corazón se aceleraban, cada vez más, por la anticipación de lo que estaba a punto de hacer.
Con un corto y ágil movimiento, Santiago conectó sus labios con los de Alicia. Ella aún tenía los ojos cerrados, pero recibió aquel beso con una pequeña sonrisa que quedó ahogada cuando los labios de ambos comenzaron a moverse con un ritmo muy familiar. Santiago sentía que el corazón se le iba a reventar, en cualquier momento, por todas las emociones que estaba tratando de entender.
La duda de Santiago quedó más que resuelta, todos sus sentidos, incluyendo el gusto, estaban en total acuerdo. Esa era Alicia, ella se encontraba realmente ahí con él, aquello no era un simple sueño. Santiago subió la mano, que tenía libre, al otro costado del rostro de Alicia y ahora ambas se encontraban sobre sus mejillas mientras que el dulce beso continuaba.
Poco a poco Santiago fue dejando los labios de Alicia en libertad. "Te amo tanto, me has hecho tanta falta," le dijo Santiago a Alicia cuando sus bocas se separaron y sus manos seguían sujetando el rostro de ella. Él la miraba fijamente con los ojos brillantes por las lágrimas que no se derramaban. "Pero, ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que estés aquí? ¿Qué eres? Si eres un fantasma, ¿Por qué te puedo tocar?" Le preguntó Santiago confundido y tratando de encontrarle una respuesta a lo que estaba ocurriendo.
"Soy Alicia. No soy un fantasma. Siempre he estado aquí. Contigo. Nunca te he dejado solo porque yo también te amo," le confesó Alicia mientras alzó una mano para limpiar una lágrima que comenzó a rodar por la mejilla de Santiago.
La respuesta de Alicia tan solo servía para confundir a Santiago aún más de lo que ya estaba. Él no se consideraba una persona devota, creyente y mucho menos religiosa, pero sí tenía que admitir que en su carrera de médico se había topado con misterios que la ciencia no podía explicar. Especialmente en los últimos años que había estado practicando otras especialidades, más allá de la cirugía plástica, en las partes más remotas del mundo, las cuales contaban con pocos recursos y zero equipos técnicos. En más de una ocasión fue testigo de acontecimientos que muchos se atrevieron a denominar como milagros.
¿Será eso lo que estaba pasando en ese momento? ¿Era la aparición de Alicia un milagro? O ¿Tendría alguna otra explicación? Estas eran sólo unas cuantas de las cientos de preguntas que se le cruzaban a Santiago por la mente, pero la impresión de tener a una Alicia de carne y hueso frente a él no lo dejaba concentrarse en ninguna teoría con validez.
"Entonces, ¿Por qué hasta ahora puedo verte?" Le preguntó Santiago retirando sus manos de la cara de Alicia y agarrando con estas las manos de ella. Él no pretendía soltarla y necesitaba sentirla cerca de alguna manera. Agarrarla era la mejor forma de asegurarse que no se esfumara de la nada.
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The way to you
FanfictionSantiago Ucrós tenía más de cinco años que no pisaba suelo Colombiano. Por primera vez, desde su partida, estaba de regreso en Bogotá. La única razón por la cual había regresado era Matías. Él le había insistido para que estuviese presente el día qu...