Capítulo 1 - The way to you: a través de mi memoria

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Santiago no podía creer que se encontraba de camino a casa, a su casa. A pesar de haber estado fuera del país por años, aún seguía conservando la casa que había compartido con Julia durante su matrimonio y la que vio a Matías crecer. En los últimos años, Santiago había considerado vender la propiedad, pero aún no se podía desprender del último recuerdo que tenía de Alicia. Allí había vivido con ella, y por un lapso de tiempo fue el hombre más feliz sobre la faz de la tierra.

El taxista estacionó el vehículo frente a la entrada de la casa. Inmediatamente, Santiago se percató de que el exterior de la casa estaba muy bien cuidado. Sin dudas, el servicio de mantenimiento, que Julia había recomendado, hacía un buen trabajo cuidando de la casa en su ausencia. Santiago le pagó al taxista y se dirigió al maletero del auto para retirar su equipaje. Una vez frente a la puerta de la casa, este saco un manojo de llaves y le abrió el paso al pasado.

Lo primero que Santiago notó fue el aroma que lo invadió en cuanto pasó por la puerta. Era distinto, ya no olía al espacio que alguna vez había ocupado. El olor no era desagradable, al contrario, olía a limpio, como solía oler su consultorio. Santiago supuso que eran los químicos de limpieza que usaban las personas encargadas del mantenimiento. Lo segundo que atrapó la atención de Santiago, fue la fotografía de Alicia que se encontraba enmarcada en un hermoso portaretrato de plata que estaba sobre la repisa detrás de los sillones de la sala.

En aquella foto había una Alicia sonriente, hermosa, divertida y llena de vida. Increíblemente, tan solo había entrado por la puerta y aún sin soltar sus valijas, ya la extrañaba. Quedarse en aquella casa, donde los recuerdos aún seguían vivos y en donde aún había pertenencias de ella, sería muy difícil. Santiago llegó a considerar que podía pasar su estadía en un hotel, pero aunque sonara masoquista, él estaba deseando ser el huésped de los recuerdos que esa casa podía provocar.

En lugar de soltar su equipaje, Santiago decidió subir las cortas escaleras hasta llegar a la habitación principal. Una vez allí, dejó sus maletas en una esquina y se sentó en la cama. Desde aquel punto podía mirar hacia el baño e imaginarse a Alicia arreglándose para la ocasión. Santiago respiró profundamente y suspiró dejando escapar el aire de sus pulmones para luego echarse de espalda a la cama y llevar sus manos hasta su rostro.

"Vamos Santiago," se dijo a sí mismo, "deja de pensar en ella por un segundo." Se dijo a sí mismo decidido.

Santiago se estrujo un poco la cara y se puso de pie, mirando el reloj que adornaba su muñeca izquierda, dándose cuenta que debía poner en marcha el resto del día. Eran las dos y cuarto de la tarde, pero Santiago había llegado el mismo día de la graduación de Matías, la cual era a las cuatro y treinta de la tarde, así que no tenía tiempo para perder y debía apurarse para estar presente, en la ceremonia, como su hijo le había pedido.

Cada rincón de la casa le traía recuerdos y encendía una memoria, pero con un poco de esmero y dedicación, Santiago logró arreglarse para luego tomar otro taxi y dirigirse hacia la universidad, allí se encontraría con Cristóbal y con Julia.

Cuando Santiago se bajó del taxi Cristóbal y Julia ya lo estaban esperando para saludarlo y darle la bienvenida de regreso a la ciudad.

"Hermano... ¡Que gusto me da verte!" Le dijo Cristóbal a Santiago mientras lo acogía en un abrazo amistoso, "no te imaginas la falta que me has hecho," continuó diciéndole y alejándose un poco con una mano sobre el hombro de Santiago para verle mejor a la cara.

"Hola Santiago," interrumpió Julia acercándose para saludar a Santiago con un beso en la mejilla. "¿Cómo estás? ¿Qué tal estuvo tu viaje?" Le pregunto alejándose hasta su posición anterior para devolverle su espacio personal.

The way to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora