Capítulo 4 - The way to you: a través de mi decisión

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Santiago era un excelente médico. Por supuesto que sabía que lo correcto sería hacerse el estudio. El problema no era si se lo hacía o no, el detalle estaba en los resultados. No le daba miedo tener alguna condición, si ese llegara a ser el caso, ya encontraría la manera de solucionarlo o combatirlo. Lo que si le aterraba era la idea de que Alicia fuera tan sólo el producto de una enfermedad. No tenía la certeza de saber lidiar correctamente ante esa situación.

"No te preocupes. Voy a pedir una cita para hacerme el estudio y obtener las imágenes lo antes posible," le prometió Santiago a su mejor amigo.

"Permíteme ayudarte con eso," le pidió Cristóbal a su amigo. "Tengo un conocido que me debe un favor y estoy seguro que te podría atender hoy mismo si yo se lo pido. Solo dame unos minutos y hago una llamada," le explicó Cristóbal. Sin esperar una respuesta de Santiago, agarró su teléfono celular, el cual se encontraba sobre su escritorio, y comenzó a buscar el número de la persona que iba a llamar.

Durante la conversación de Cristobal, Santiago se fue tensando al escuchar como su amigo le describió sus síntomas al colega. Escuchando todo con oído clínico y analitico solo servía para angustiarlo aún mas. ¿A quién estaba tratando de engañar? Se preguntó él mismo. Cualquier médico podía notar que algo grave le estaba ocurriendo.

De repente Santiago sintió las pequeñas manos de Alicia sobre él. Esta estaba parada detrás suyo y comenzó a masajear sus hombros y las paletillas de su espalda, él simplemente trató de relajar su rígida postura. A pesar de su preocupación, él no estaba del todo consciente cuando sus músculos se habían apretado de tal manera, pero ahora que Alicia los trabajaba, sintió un alivio en cuanto estos comenzaron a aflojarse. Hasta un suspiro se escapó de sus labios según se iba relajando.

La llamada de Cristóbal tardó un par de minutos más. Al parecer su colega no tenía nada disponible para ese mismo día, pero eso no lo detuvo, ya que este insistió, amenazó, y hasta sacó en cara uno que otro favor hasta conseguir lo que quería.

"Listo," le dijo Cristóbal a Santiago en cuanto colgó la llamada. "Te conseguí una consulta con un amigo. Es neurólogo y tiene una agenda muy ocupada, pero ha aceptado verte hoy mismo," le explicó su mejor amigo.

"No se que fue eso que usaste para convencerlo, hermano, pero te lo agradezco," le dijo Santiago honestamente conmovido con la acción de su amigo. Alicia seguía estando parada detrás de él pero ya había dejado de masajear sus hombros y tan solo reposaba sus manos en sus brazos brindándole apoyo.     

"Eres familia Santiago. Tu harías lo mismo, y hasta más, por mí," le recordó Crsitóbal.

"¿A qué hora es la cita?" Le preguntó Santiago.

"Es a las cinco y cuarto. El te va a recibir después de su horario laboral, pero debes de irte ahora mismo para que te realicen el estudio y el pueda tener los resultados a la hora de la consulta. Es en el Santa Fe, su nombre es Jose Robles y es uno de los mejores neurólogos del país," le informó Cristóbal.

"Entonces mejor será que me vaya ahora mismo para ir ganando tiempo," le dijo Santiago mientras se comenzaba a parar de la silla para despedirse. "Cristobal, gracias por todo. Antes de irme te quería pedir algo más," le comenzó a decir Santiago con un tono un poco más restringido, "no le vayas a comentar nada de esto a Julia, ni a Matías, ¿Si? No quiero preocuparlos sin necesidad," le pidió Santiago a su amigo.

"No diré nada. No te tienes que preocupar por eso," le prometió Cristóbal parándose de su silla, "pero no te vas a deshacer de mi tan fácilmente porque yo pretendo ir contigo a esa consulta." Le informó su amigo a Santiago.

"No hermano, no tienes que hacer eso. Estoy seguro de que estás ocupado con la clínica. De verdad gracias, pero no es necesario," le aseguró Santiago.

The way to youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora