Santiago carecía de voluntad para negarse ante los deseos de Alicia. Ella siempre iba primero, por encima de todo. Incluso, sus propias determinaciones. Si aceptaba operarse, lo haría porque ella se lo pedía. Aunque fuera su propio subconsciente teniendo una batalla interna para tratar de hacerlo tomar la decisión correcta. Si lo pensaba detenidamente, dejando atrás el egoísmo, se daba cuenta de que su decisión no solo lo afectaría a él, sino también a sus seres queridos, a Matías, sobre todo.La mirada suplicante de Alicia era bastante intensa y las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos para descender por sus mejillas, solo contribuían a su causa. Las dos manos de Santiago limpiaron las mejillas de Alicia, "No llores más," le imploró para luego acortar el espacio entre ambos, acercando la cara de ella a la suya y besándole los labios delicadamente. Su boca le sabía un poco salada, gracias a las lágrimas que allí habían caído, pero fue el beso más dulce, lento y lleno de melancolía que habían compartido en un largo tiempo.
"Te amo," le dijo Alice en cuanto Santiago liberó sus labios.
"Yo también te amo. Te amo tanto que estoy dispuesto a acceder a la cirugía," le dijo con resignación.
"¿Me estás hablando en serio?" Le preguntó Alicia entusiasmada.
"Muy en serio," le aseguró Santiago. "Pero antes de que te emociones, tienes que saber que lo haré bajo mis propias condiciones," le advirtió Santiago.
"No importan las condiciones, Santi. Lo importante es que estas dispuesto a luchar por tu vida," le dijo Alicia animada y apegándose a él para atraparlo en un fuerte abrazo. "Gracias, gracias. No sabes lo feliz que me haces," susurró Alicia la última frase con su cabeza recostada en el pecho de él.
"Si sé," dijo Santiago depositando un tierno beso sobre la cabeza de Alicia. "Tu me hiciste así de feliz cuando te decidiste a pelear por tu vida," le explicó Santiago.
Alicia alzó la cabeza y Santiago se inclinó un poco más para responder al beso que Alicia le pedía. Abrazados y perdidos, el uno en el otro, se quedaron en esa posición, durante un tiempo considerable, mientras el sol se escondía.
Después de haber oscurecido, ambos decidieron que lo mejor era regresar para poder poner en marcha las preparaciones necesarias e informar la decisión de Santiago. Caminar de regreso al hospital les tomó alrededor de unos treinta minutos. Cuando ya se encontraban en la entrada, Santiago sacó su teléfono celular y vio que tenía diez llamadas perdidas, todas eran de Cristóbal.
Santiago refunfuño y echó una maldición por haberle causado preocupación a su amigo. Alicia posó una mano sobre su hombro y le aseguro que: "Cristóbal no va a estar molesto contigo, solo preocupado." Anteriormente, sin pensarlo, había mandado la primera llamada de su mejor amigo al buzón para luego silenciar el aparato. Con tantas emociones y pensamientos, se le había olvidado por completo que él y Alicia no eran los únicos sobrellevando la situación.
Este comenzó a caminar en un corto espacio, de arriba hacia abajo. Dándole al nombre de su amigo en la pantalla, Santiago le marcó y la otra línea comenzó a sonar.
"Santiago," respondió su amigo del otro lado de la línea, sonaba aliviado por finalmente haber logrado comunicarse con él. "¿En dónde estás?" Le preguntó inmediatamente.
"Afuera del hospital. ¿En dónde estás tú?" Respondió e inquirió Santiago.
"Manejando por toda la ciudad, tratando de encontrarte, hermano," le respondió Cristóbal con honestidad.
"Te pido disculpas, Cristóbal. No fue mi intención alarmarte. Necesitaba tiempo para pensar," le explicó Santiago.
"No te preocupes, en tu posición es entendible. ¿Qué has pensado hacer? ¿Te vas a operar?" Le preguntó su mejor amigo.
ESTÁS LEYENDO
The way to you
Fiksi PenggemarSantiago Ucrós tenía más de cinco años que no pisaba suelo Colombiano. Por primera vez, desde su partida, estaba de regreso en Bogotá. La única razón por la cual había regresado era Matías. Él le había insistido para que estuviese presente el día qu...