𝙋 𝙚 𝙧 𝙛 𝙚 𝙯 𝙞 𝙤 𝙣 𝙚 [Thomato]

oh..

Solo una vez, solo un maldita vez, ¡¿Alguien podría voltear a verlo?!, ¡¿Era tan dificil?!. Su pecho se oprimía con desespero una garganta cerrada deseando soltar aquellos gritos de desespero en su solitaria habitación, atrapado, encerrado en esas cuatro paredes haciendo siempre los mismos trabajos

"Ayaka es parte de la resistencia

Ayaka está ayudando a que todo el mundo pueda volver a tener su visión

Ayaka protege a la gente

Ayaka encontró a nuestro salvador"

Siempre es ella, cada momento a cada minuto siempre es ella, esa chica de cabellos celestes tan suaves y sedosos, odiaba sentir celos, odiaba tener que tragarse esa rabia por qué se trataba de su misma hermana, ¿Cuántas veces no a tocado este tema ya?, ¿Cuántas veces nos a tratado de decirse que de trata de su misma hermana a la que ama como a nadie en el mundo?

Pero estaba solo, ¿Tuvo que quedarse solo para entenderlo? El ya lo entendía en realidad siempre estuvo solo, siempre añoro ser visto pero en esta guerra el prácticamente no existió, cómo siempre suele ser, cerro sus amatistas pupilas deseaba tanto descansar, lo necesitaba tanto, necesitaba ruido en esa vacía casa, necesitaba a Ayaka ofreciendo su ayuda, necesitaba a Thoma cuidando de el, su atención

Claro era eso

Por fin tenía la atención de alguien, por fin alguien lo miraba a los ojo, alguien lo trataba como si de verdad existiera, como si no fuera un muñeco con obligaciones que cumplir estrictamente, el vio a un joven cansado, a un niño asustado desde aquella vez, Thoma era el único que podía tomarlo de la mano y calmarlo en sus noches más angustiosas, el único que podría hacer lo que quisiera con el si pudiera

Pero

Thoma ya no está aquí

¿Cómo estará?, El también se unió a la resistencia, el también estaba peleando... El tal vez lo odiaba ahora, podría odiarlo por ser culpable de que está guerra iniciará, por qué no logro hacer nada para frenarla o si quieres está haciendo algo para ello, ¿Lo odiaba de verdad? O su mente comienza nuevamente a jugarle malas pasadas, sus manos comenzaban a pasar por su delicada piel

Rasca

Rasca

Rasca

Rasca

Sus ojos se abrieron cuando sintió ese dolor, mirando abajo solo encontró el desastre que logro, sus papeles ahora estaban manchados con sangre eso era lo último que le faltaba entonces los lanzo, todo aquello que se encontraba en esa mesita voló sus brazos se encargaron de ello, un desastre de papeles, tinta y poca sangre pero sus ojos no dejaban de soltar ese salado líquido del cuál ciertamente estaba arto

- Ya verán -. Murmuró entre sus lágrimas - Yo también seré bueno, yo también seré perfecto pero vuelvan, solo vuelvan -. Su voz se cortaba en oraciones dolorosas de decir

Sus ojos miraron las antiguas ventanas encontrando luz, fuegos artificiales de la amiga de Ayaka de la cual no dejaba de hablar desde el festival, hermoso simplemente hermoso y tentador, despensa estar ahí pero seguramente encontraría a ambos

N

o podía, no tenía la suficiente fuerza para ver a su hermana a los ojos, ni siquiera a Thoma, estaba avergonzando de que aún no era capaz de hacer la más mínima cosa, ¿Por qué solo describía sus sentimientos?, ¿Por qué no los demostraba? Podía gritar, podía llorar, podía reír entonces por qué solo se encierra, ya no es un niño y ya no es entrenado

¿Por qué sigue queriendo ser perfecto?

¿Por qué se sigue atormentando?

Porque...

Es todo lo que se le enseño

Lo odiaba, se odiaba, tanto que podría morir con solo verse, sabía que si el fuera otro y se conociera sentiría asco, sentiría miedo solamente sería ignorado y volviendo a lo mismo, ¿Por qué no puede ser lo que todos esperaban de el? Sus padres ya no están y creyó que gracias a ello el podría sacar la mejor parte de el pero no, no fue así simplemente volvió a hacer lo que todos querían y esperaban de el

Un muñeco perfecto para servir y trabajar pero con el poder suficiente para mandar sobre otros quien confiaban en el, por qué lo hacían ¿No?, Ellos servían con confianza ¿No es así?. Miro su herida, ya no sentía nada por qué era cierto estaba roto solamente su mente podría hacerlo sentir miserable, su cuerpo fue demasiado lastimado para hacerlo sentir algo, ¿Costumbre?

Según decían jamás te acostumbras al dolor pero tal vez ya no se siente de la misma manera, agonizante y punzante ahora solamente es un dolor que desaparece si deja de tomarle importancia, un dolor que desaparece cuando su propia voz comienza a ser fuerte en su cabeza recalcando el por qué salió lastimado

Ayato caminó por aquella vacía hacienda, poco personal que aún seguían bajo la promesa de su madre, gente que sirvió y servirá gracias a sus progenitores al serles ciegamente fieles, Ayato les regalaba una suave sonrisa cada vez que pasaba al lado de alguno pero ellos solamente bajaban la mirada, el seguía pensando que era por respeto

Su cuerpo paro cuando llego a la orilla del lugar, el azulado cielo combinado con el mar, las islas con algunos maleantes de los cuales debería deshacerse ahora mismo pero antes respiro hondo tomando una calada del fresco aire que le era regalado antes de lanzarse a la pelea

Cuando era niño no sabía el daño que podría ser capaz de hacer el agua, creía que era tonto y que se sentiría como nada golpeando a alguien, no sabía que podría cortar a una persona en las partes que quisiera, que podría hacer gritar de dolor a las personas con la gota correcta o que incluso podría hacer un clon exacto de el mismo durante la batalla haciendo ataques tan rápidos que ningún ojo humano sería capaz de mirar pero aún así después de esa técnica terminaba tan cansado

Igualmente aquellos hombres atacaban sin piedad al joven que se movía con gracia entre las calidas aguas que herían a sus enemigos, estar rodeado del mar servía increíblemente para manipularla. Sus ataques acabaron cuando los hombres huyeron lejos de el, otro trabajo completado por ahora

Amaba pelear al menos ello lo mantendría alejado de sus pensamientos destructivos y solo pensaría en que movimiento hacer o concentrarse en los ataques enemigos, pelear podía ser lo único que podría hacer bien, al menos hasta que recordaba que jamás venció a su padre

Está bien Ayato, mañana será otro día