𝘤𝘦𝘳𝘪𝘮𝘰𝘯𝘪𝘢 𝘪𝘯𝘥𝘦𝘴𝘪𝘥𝘦𝘳𝘢𝘵𝘢

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Cuando el joven Kamisato no volvía sabía que significaban cosas malas, sin embargo y para su desgracia Thoma jamás deseo que el joven estuviera más que hoy cuando el nublado cielo lloraba por la perdida de esa bella mujer, cuando Ayaka lloraba como nunca antes y gruesas lágrimas adoraban su inocente rostro, cuando varios del personal comenzaron a despedirse al perder a la mujer. La pequeña Ayaka vestía de negro dando respetos aún si leves hipos salían de sus labios debido al fuerte llanto

Thoma sentía un nudo en su garganta de solo verla y de solo imaginar la reacción del joven amo al llegar a la casa, amaba servir para la señora Kamisato por lo que jamás negara que fuertes lágrimas también salían cuando la ceremonia de velación comenzaba y la gente se despedía de ella, Thoma era servidumbre el jamás podrá despedirse como se debía o acercarse siquiera pero deseaba tanto agradecer por tratarle bien todos esos meses que trabajo con ella y cuidó

En aquella ceremonia se despidió de la mujer de la forma más bella posible, despidieron su bella forma de ser y agradecieron su paciencia, su amor e inocencia a su edad, la mujer perfecta la cual Ayaka deseaba convertirse al crecer, era triste verla sufrir cada día al perder al amor de su vida, verla decaer y sufrir de tristeza era agonizante. El evento termino y las luces se apagaron en la  hacienda Kamisato, sin la mujer de la vivienda ya nada tenía sentido para varios empleados pero Thoma no rogó que e quedarán, para el todos eran unos desleales. En la oscuridad de una habitación Thoma acompaño a Ayaka hasta que por fin, gracias al cansancio la pequeña infante logro conciliar el sueño entre lágrimas

Pobre de los hermanos Kamisato, pensaba Thoma, ellos habían perdido a sus padres en fechas cercanas, debe ser difícil más por qué el lo entiende, no sabe nada de su padre y su querida madre termino enferma de igual modo, con sol recordarlos su pecho se apretaba, viajar hasta otra región solo por encontrar a su progenitor y terminar nuevamente sin respuestas era frustrante. El se prometió algo esa noche, pase lo que pase el cuidara a los hermanos con todas sus fuerzas y jamás dejará que algo les suceda inclusive con el mínimo toque inapropiado Thoma peleará si así lo desean, cuando despertó el rubio tenía una visión

Aún no lograba comprender, después de 3 días el joven Kamisato no volvía y si sucedía eso era simplemente por qué nuevamente estaba discutiendo sobre su trabajo, aún no sabía cómo le diría la noticia de su madre aún si se notará desde lejos cuando el lugar parecía tan lúgubre y triste, Ayaka había comenzado a entrenar y estudiar con poesía, aveces el solía participar en su ceremonia de té para ser de ayuda, la relación que ambos crearon se fortalece aún si creía que no podría estar más agradecido con ella Ayaka lograba sorprenderlo, trataba de mantener la hacienda lo más limpia posible incluso si era el solo en todo el lugar quien se dirigía a la limpieza

Agradecía eternamente que al menos los guardas entre otros deseaban quedarse, aún si fuesen pocos sabía que su señor estaría contento con aquello, incluso si decían que estaban aquí para cuidar de la pequeña Ayaka, Thoma algunas veces creia que eran demasiado duros con Ayato, no sabía por qué o cuál era la razón para que solamente su hermana sea quien se preocupaba por el, claramente Thoma lo hacía pero la mayor parte del personal amaba a la pequeña de cabellos celestes, ¿Era injusto? Tal vez estaban siendo demasiado duros con su señor aún si no sabía la razón

– Thoma –. Murmuró la pequeña, tan elegante a la última vez, su inocencia seguía intacta pero su inmadurez para una niña de tres años era lo esencial – ¿Sabés algo que mi hermano? –.

Thoma hizo una mueca, la pequeña no lograba dormir si el no se encontraba en la habitación y ella sabía que también pensaba como avisar a su mayor que su querida madre había muerto, era una noticia difícil, ¿También lo verá destrozarse?, ¿Tendrá que ayudar a ambos a superarlo? Cuando el llegó se celebró la ceremonia para difunto señor Kamisato, el escenario era tan parecido al de ahora sin embargo Ayato no lloro, recuerda que nunca vio alguna lágrima caer y su expresión era tan vacía, pero el sabía que no tenían buena relación sin embargo con su madre todo era diferente, nadie podía odiar a la señorita Kamisato que en paz descansaba

Thoma esperaba día con día que celestial la tenga en su misericordia, era una buena mujer, especial a su modo recordando cuando limpiaba la sala principal las fantasiosas historias que contaba a la joven Ayaka o cuando ambas jugaban Shōgi por las tardes, el tuvo que aprender a jugar con solo escuchar para que la pequeña de cabellos celestes no se quede sin jugar, claramente en esos tres días Ayaka le ganaba con una facilidad increíble, Thoma se preguntaba si Ayato también sabía jugar así de bien

Aún si no lo parecía o quisiera creerlo debía aceptar que extrañaba a su señor, una semana había pasado desde su partida pero al menos deseaba que los negocios estén saliendo a la perfección, Kamisato Ayato se había vuelto más hábil semanas después de aquella noche que lo encontró lastimado, estaba sorprendido de lo rápido que cambió. Aún así debía admitir que extrañaba a su señor, aún si estaba encerrado en su habitación sabía que estando en la hacienda estaba seguro y no tan preocupado como ahora

– Mi padre a veces tardaba días en volver –. Murmuró la pequeña mientras jugaban – Tal vez no debamos preocuparnos por mi hermano, se que el hará un trabajo exelente –. La pequeña hablaba con ilusión

Thoma de verdad deseaba creerlo pero aún no se puede olvidar de ese día, de ver cómo de derrumbaba de esa forma, no debía intervenir era inferior pero no podía evitarlo simplemente no, era imposible, rogaba a todos los arcontes Ayato volviera pronto antes de que comience a preocuparse de más

– Si –. Dijo con cierto nervio que oculto – El joven Kamisato hace solamente trabajos perfectos –. Sonrió leve a pesar de ser más preocupada de lo normal

𝙋 𝙚 𝙧  𝙛 𝙚 𝙯 𝙞 𝙤 𝙣 𝙚 [Thomato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora