Le visioni... o la fine

1.6K 199 52
                                    

El ambiente a su alrededor era más pesado que de costumbre, ahí estaba el temido Clan Kujou con su arma perfecta los mas cercanos a la poderosa Shogun, todos los jefes de clan a su alrededor temían obedeciendo casa orden dada más por qué ahora ese maldito día se dio la peor noticia para los habitantes actuales de Inazuma, el decreto de caza de visión. Ayato se sentía pequeño alrededor de tanta gente, todos aceptaban como locos aquel decreto pero el no

" Lo que usted ordene poderosa Shogun" al final de cuentas todos debían obedecerla

Pero Ayato no, el único voto negativo a la demanda fue de el, tratando de ser lo más claro posible al negarse "Su gente será infeliz, una nación infeliz trae horribles momentos consigo " claramente la juventud le jugo en contra y obviamente estar en contra de la poderosa Shogun pero debía intentarlo por su gente

Sin embargo solo volvía a su hogar con una mirada oscura y su reputación con los clanes aún más por los suelos, ahora debía proteger como nunca su familia después de todo se rumoreaba que ser despojado de su visión trae consigo dejar tus ambiciones atrás, nop podía permitirlo pero no había nada que pudiera hacer

Si camino de regreso fue lento, temía con cada paso que daba lo que pudiera suceder, no deseaba nada de lo que vendría pero sabía que su querida hermana debería estar enterada, ¿Al menos entendería que intento? Un voto negativo no ayudaba sin embargo cuando llegó su entrada estaba vacía

El miedo se apoderó de él a pesar de lo pacifico que lograba pintarse el lugar su preocupación era su mayor debilidad, era demasiado débil gracias a ello. Entro con rapidez una de sus palmas sostenían el mango de su espada con fuerza esperando cualquier cosa pero solamente estaba ella centrada en el centro del lugar y una mirada que decía más que mil palabras

Decepción

Su pecho se comprimio al verla, dolió recordándole tantas veces esa mirada que nunca fue capaz de cambiar, trato de parecer tranquilo en su caminar pero su cuerpo temblaba con fuerza, era el hermano mayor ¿Por qué se sentía tan pequeño ahora?

El joven de cabellos celestes se sentó frente a ella, frente a la clara perfección de persona quién le daba lo peor de las miradas y el no podía terminar de entender el porque, hizo lo que pudo, ¿Eso era difícil de entender?, ¡Se esforzó!... Y aún así no lo logro

- ¿Por qué lo aceptaste? -. Murmuró la joven con enojo, sus miradas se conectaron el temor lo envolvía por completo, era un tonto

- Yo trate hermana, nadie quería creerme yo...

- Basta hermano -. Aún si levantar la voz su cuerpo se paralizó por completo - El editorial saco la noticia.. eran solo votos positivos nadie se negó a la noticia -. La joven se levantó limpiando con gracia su bellas prendas

Ayato miraba el suelo, no era un niño, tampoco era el hermano menor y aún así no podía negarse ni defenderse, su edad no era un impedimento o su poca experiencia, no era una excusa para nadie simplemente el lo arruinó todo

- Thoma tuvo que irse -. Murmuró mirando las puertas la joven Kamisato - Llegaron a nuestro hogar, arrebataron visiones y Thoma solo escapó como pudo -. La joven voltio nuevamente a verlo - El no volverá hasta que esto acabe

Fue lo último que dijo antes de salir del hogar, ¿Ayato? El solo estaba ahí, arrodillado en el suelo sin poder procesar lo que acabo, su estómago se retorcía tratando de sacar las bilis, era una situación tan familiar que le causaba náuseas, sos ojos picaban nublandose ferozmente impdiendo que vea cualquier cosa, incluso respirar era una tortura

Tan familiar esa sensación que solo una mirada lo desmoronó, arruinó todo pero aún así el recuerda bien su voto, ¿Lo engañaron? La señorita Yae siempre lo miro de forma inferior pero jamás creyó que mintiera con algo tan delicado, ¿Es por respeto a la arconte? Aún así no se debían hacer esas cosas

No es un santo, nunca lo fue, jamás tuvo la oportunidad, a echo tantas cosas, derramado sangre que lo atormenta ganando miradas de miedo de la gente de la región, el imponente comisionado Kamisato Ayato que odia hablar con las personas por miedo a arruinar la más mínima cosa volvió a meter la pata

Que ser tan imperfecto

¿Pero qué le costó? Ya no había hermana... Ya no había Thoma

No puede imagínate a su joven amo de llaves sin una visión, no volver a ver esa brillante sonrisa reconfortante o tenerlo su lado las madrugadas más dolorosas, no podía ver a Thoma como un cascarón vacío que probablemente se alejaría, no, pero tampoco quiere dejar de mirarlo

¿Dónde estaban ahora?, ¿Dónde estaba todo el mundo?, ¿Nuevamente fue abandonado? Sentía que su piel picaba en mil miradas letales que comían vivo, se esforzó pero volvió al inicio, a no tener nada y ser abandonado, su padre debe estar riéndose en su tumba

Tanta gente inocente, con metas y ambiciones serían arrebatas por su culpa, si que lo era

Ayato se levantó del suelo de madera vieja tratando de caminar, pequeños pero dolorosos pasos con una sola ambición necesitaba llegar a su recámara y como un niño pequeño saltar a su cama llorando desconsoladamente cómo años atrás, dónde gritaba a las almohadas su dolor pero el mundo nunca lo escucharía jamás

Entro a esa vacía habitación con sus pobres muebles dándole la triste bienvenida que esperaba, su soledad. Su cuerpo se sentía tan pesado ahora entonces solamente dejo caer su cuerpo en aquel colchón que no tocaba en días, tan suave como un abrazo y entonces sus lavandas pupilas se cristalizaron con saladas gotas pasando sus mejillas, mordió sus labios para no hacer ruido incluso si nadie se encontraba en su hogar, tal vez fue su costumbre el llorar en silencio que ahora incluso esforzándose jamás podrá hacerlo

Mirada ese techo de madera, siempre creía de niño que podría caerle encima, tan deteriorado y viejo pero aún así se negó a usar el cuarto de sus padres, cuando murieron creía que ellos seguirían ahí susurrando las cosas que hacía mal una y otra vez pero... Siempre fue el quién después de sus muertes seguía encontrando el mal en todo

Estaba roto, no serviría así y por ello enfrentó su castigo, solo en esa vieja habitación llorando con el aire atorado en su garganta, sus palmas rasgando sus antiguas almohadas tratando desesperado de sentir algún tipo de afecto. Ayato seguía pareciendo un niño, uno que necesitaba todo el amor que se le arrebato

Tal vez algún día sea suficiente y logré ver de nuevo a su querida hermana... Y a Thoma, los tres juntos de nuevo disfrutando incluso tomando ese curioso té que su madre solía hacerle

──────────────────────

Alguien me dijo que la canción del inicio quedaba con la historia y no pude evitar hacer un capítulo esa canción

Estoy tardando demasiado en esta historia, esto no es normal ajajaj

𝙋 𝙚 𝙧  𝙛 𝙚 𝙯 𝙞 𝙤 𝙣 𝙚 [Thomato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora