𝘭'𝘩𝘰 𝘳𝘰𝘵𝘵𝘰

1.5K 204 96
                                    

Kamisato Ayaka la más joven del clan, dulce, bella y educada jovencita, sus claros y bellos cabellos siempre en una coleta bien recogida, su abanico siempre en mano logrando elegancia en sus movientos, su madre falleció hace años pero ella sentía como si hubiera sido ayer, solía ser tan apegada a ella que cuando se fue sentía que algo le faltaba desde su partida. A su joven edad de 15 años era el rostro del clan, la gente la amaba pareciera que fuera un don irreal desde que nació, la gente se sentía cómoda con ella, como una princesa

- ¡Princesa, princesa! -. Pequeños niños de acercaban a la joven cuando caminaba por la ciudad, cuento de todos los días

La gente se acercaba, mostraba respetos al acercarse, los niños la miraban admirandola, las niñas deseaban imitarla y aún así, estando repleta de amor no podía evitar sentirse... Vacía, su madre era su pilar perderla afecto más de lo que creía, la muerte de sus padres fue tan inesperada para ella, era solo una niña pero al menos su compañía siempre fue Thoma, el le ayudo en todo desde entrenar hasta sus ceremonias de té, estuvo más que su hermano aún si trataba de entender que su querido hermano estaba ocupado con el trabajo no podía evitar sentirse mal al no pasar tiempo con el. A veces no podía evitar que su rostro se sonrojara, siempre le ayuda con cualquier cosa no podía evitar encariñarse de el

Su camino a la hacienda fue tranquilo, sus delicados pasos, el día que Ayaka recibió su visión se sentía tan fuerte, logro ganarle a su hermano por primera vez aquél día pero el solo lo miro serio antes de sonreírle, ¿Era algo malo? Estaba tan felíz con solo verle, Thoma era alguien tan cálido y lindo, hacía sentirse seguro a su lado Ayaka termino ¿Enamorada? No estaba segura de ello ni siquiera sabía que pensar cuando su amo de llaves se ponía nervioso algunas veces que estaban juntos, tal vez un día podrían estar juntos. Inconsciente mente después de pensar aquello sus pasos comenzarían a ser leves brincos

Llego siendo reciba por los guardas con respeto y felicidad por su llegada, la Kamisato favorita llegó a la hacienda después de salir toda la mañana pero su vista solamente se enfoco en alguien, Thoma quien estaba limpiando el patio en esos momentos, sus mejillas se pintaron al verlo abriendo su abanico para ocultar su repentino sonrojo, su rostro ardía de demasiado, con cuidado y lentitud se acercó al joven que al verla le regaló la sonrisa más bella del mundo

– ¡Buenas tardes mi señora! –. Dijo Thoma con una alegría y calidez que solo podía recordarle a su madre

– Buenas tardes Thoma –. Contesto sonriendo de la misma forma, todo era tranquilo pero se le ocurrió preguntar – ¿Has visto a mi hermano?

Thoma paro con sus tareas mirando a la joven chica en silencio unos minutos, el y su hermano tenían veinte años ahora, los últimos cinco años habían sido una tortura para todos pero su hermano a logrado  salir adelante volviendo al prestigio anterior de hecho ahora el clan Kamisato era de los mejores imponiendo al instante y su hermano no era solo el señor Kamisato si no que que ahora era el comisionado, era increíble pero ahora no tenía tanto tiempo, si antes no solía tenerlo pero ahora era peor

– Su hermano está trabajando en su oficina señorita –. Dijo sonriendo el joven

Era increíble que el logrará salvado el clan, que tenga el prestigio que no tenían en tantos años, el estrés que le arrebato a su padre y su hermano en cinco años logro salvarlos, era increíble y sobre todo inteligente, todos esos años de su infancia que su hermano solamente entreno y estudio rendían frutos pero no podía evitar sentir pena cuando ella y su madre jugaban mientras el entrenaban con todas sus fuerzas con la espada, una leve mueca se dibujo en el rostro de Ayaka antes de agradecer

Ayaka entro a su hogar en búsqueda de su hermano caminando recto hasta la oficina donde lograba escuchar el bolígrafo moverse de forma rápida, estaba firmando cosas de seguro, con cuidado la joven tocó la puerta esperando una respuesta que llegó rápido. La puerta se abrió con cuidado mirando a su hermano sentado de forma pacífica firmando tantos papeles como podía, hace tiempo el cambio parecía estar bien siempre, parecía ser perfecto inclusive con ojeras notorias que casi siempre ella debía cubrir, se mordió el labio con nervios antes de entrar

– Buenas tardes hermano –. Murmuró la chica mirando a su hermano, el joven le devolvió la mirada sonriendo de forma leve

– Buenas tardes Ayaka, ¿A qué debo la visita? –. Por fin la pluma fue dejada en la mesa, el joven se levantó sus piernas se alegraban por la libertad

– Me alegraba verte de nuevo, ayer te fuiste y me sorprendió verte tan pronto –. La pequeña Ayaka sonrió igual que el

Ayato se acercó a su hermana dando un leve abrazo que la pequeña correspondió al instante, era extraño esas muestras de afecto y normalmente era ella quien las iniciaba – Fue una junta espléndida, rendí nuestro trabajo a la Shogun y aleje a gente que solamente quería corromper –. Dijo suave

– Eres tan inteligente hermano –. Sonrió de forma leve – Tu trabajo es espléndido estoy segura que nuestro padre estaría orgulloso de ti –. La pequeña dijo emocionada

Ayato quedó unos minutos en silencio, pensativo antes de volver a sonreír – Espero que al señor Kamisato le guste el trabajo que estoy haciendo –. Hablo de una forma suave y baja – Ahora vayamos a almorzar Thoma preparo algo delicioso –. Tomó los hombros de su hermana saliendo de la oficina

– Mientras no sea alguna de tus ideas si lo será –. La pequeña río alejándose con rapidez de su hermano mayor

Ayato río para si mismo mirando como Ayaka iba al lado de Thoma, parecían como su familia, una verdadera que aprendió a amar, Thoma fue lo mejor que llegó a sus vidas y su hermanita era quien más agradecía su llegada, pasaba horas al lado de el leyendo o tomando té juntos, lo máximo que ambos lograban hacer juntos era jugar shōgi y ciertamente no tenía tiempo suficiente pero estaba eternamente agradecido con su amo de llaves, siempre estuvo ahí y permaneció durante los largos cinco años, el vio la evolución de ambos hermanos esperaba mejorar para bien

– Gracias por la comida Thoma –. Dijo su hermana con felicidad comenzando a comer con tranquilidad

– Si –. Murmuró Ayato – Pero acompáñanos por favor –. Thoma lo miro impresionado

La pequeña Ayaka se hizo a un lado con cuidado deseando que el amo de llaves se siente con ella lo cual el joven obedeció. Ayato miraba a ambos sin expresión alguna de algún modo ambos se miraban... Bien, parecían ser mejores amigos o incluso más, si su hermana deseaba estar con el claro lo aceptaría pero el simple echo de pensarlo provocaba que su pecho doliera de forma extraña, había perdido el apetito pero no podía hacerle eso a Thoma, sería ya falta de respeto para el pero tal vez deseaba un poco el lugar de su hermana... Otra vez, como antes, como aquella vez que nació nuevamente sentía extraños celos, Ayaka era la verdadera perfección

𝙋 𝙚 𝙧  𝙛 𝙚 𝙯 𝙞 𝙤 𝙣 𝙚 [Thomato]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora