Elizabeth

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Nro. de palabras: 1961

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Sonreía falsamente, no quería estar aquí y menos en esta situación. Fingía que me sentía agusto con la decisión de mi tía Ágata. Me aleje de aquel joven sin que se diera cuenta. Iba caminando entre la gente que estaba en el gran salón de el palacio.

-Mírala, se ve tan elegante y refinada.

-Parece una muñeca de porcelana.

-Se nota que es la hija del rey y la reina.

Esos eran algunos de los comentarios que escuchaba a mi alrededor, pues siempre mi tía se esmeró en perfeccionar mis modales y apariencia, llegando a métodos un tanto extremos.

[...]

Ahí estaba yo, con un montón de libros sobre mi cabeza y mi tía viéndome fijamente con una delgada vara en las manos.

Ágata: Mantén la postura sin que caigan los libros - Esa bruja me había hecho estar de pie por horas, ya empezaba a cansarme- Ahora camina hacia el otro extremo de la habitación.

Camine dos pasos, pero los libros cayeron gracias a qué me tambalee por el cansancio, solo sentí el pinchar en mis pies, había sido ella.

Ágata: ¡Tienes que caminar con un pie delante de otro!- se veía enojada. Yo solo quería llorar.

Madeline: ¿Es necesario?- se levantó cerrando su libro molesta- ¡Tiene cuatro años!- me abrazó al ver que iba a llorar.

Ágata: En esta edad ya debería comportarse como una señorita - veía molesta la situación y el hecho de que mi tía me defendía - Ella me lo agradecerá en el futuro.

Salió de la habitación dejándome sola con mi tía abrazándome mientras lloraba.

Madeline: Hey Ellie, no llores- me secó las lágrimas- Ágata está loca.

Ellie: Pero solo quiero hacer felices a todos- aún lloraba.

Madeline: No puedes hacer felices a todos -me acarició mi mejilla suavemente - pero lo que solo importas en verdad es que tú seas feliz.

Ellie: ¿Yo?...- ella asintió y yo sonreí - Gracias tía- dije y la volví a abrazar.

Madeline: cuando seas más grande viajaremos juntas y te llevaré a conocer el mar.

[...]

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda, mi tía decía que era por mi bien, pero solo me dejó una infancia infeliz y traumática en su lugar. Por otro lado mi tía Madeline y mi madre siempre trataban de hacerme sentir mejor a pesar de todo. Cuando cumplí nueve mi tía Madeline se fue a cumplir su sueño, viajar por todo el mundo. La extrañaba y me hacía mucha falta.

Estaba en el balcón de mi recamara el cual daba vista hacia un inmenso patio donde se podía ver la estrellas.

Gini: ¿Ya te aburriste?- escuché a mis espaldas la voz de mi mejor amiga.

Ellie: no quiero estar con él- bufé fastidiada.

Gini: Parece buen chico.

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