⌜ Extra 1⌟

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PORSCHE

El camino desde el ascensor hasta el cuarto 345 donde se encontraba mi madre se me hizo eterno. Vegas iba dejando a uno de sus hombres cada tres puertas para vigilar, seguramente haciendo caso de la paranoia que nos estaba atosigando; no seria de extrañar que el tío Korn hubiera dejado un plan de respaldo o simplemente estuviéramos haciendo exactamente lo que él quería. Todo esto me causaba escalofríos. No quería que el espíritu de Khun Korn me acosara por las noches, y menos ahora que no tenia a Kinn para abrazar durante las noches.

Apenas llegamos, Vegas pasó la tarjeta y con un clic ingresamos. Mi madre no estaba en la sola, el doctor Top, el mismo doctor que me había atendido junto a Kinn cuando fuimos secuestrados; y el aparente doctor familiar de los Theerapanyakul, estaba con ella. Por la forma en la que le hablaba podía entender que ya se encontraba mucho mejor, incluso mi madre sonreía de vez en cuando. Ya no tenia el floreado vestido salpicado de sangre, tampoco esa mirada aterrada, ahora estaba enfundada en una bata crema y se veía más relajada.

—¿Cómo se encuentra doctor? —. Preguntó Vegas a mis espaldas. Su ceño estaba ligeramente fruncido, al igual que su cuerpo tenso y rígido. Parecía totalmente el líder de una red.

—Khun Vegas —. Se dirigió extremadamente formal el doctor Top hacia él. Creo que podía suponer a esta altura que todos ya estaban enterados del cambio de eventos. —La señorita Honey se encuentra mucho mejor, le he administrado un relajante muscular en pequeñas dosis y ya le hemos hecho un chequeo general.

—¿Y está bien?, ¿no tiene alguna herida? —. Pregunté con miedo de acercarme, miedo a que ella se esfumara y me dejara solo con todo otra vez.

Sentí como Vegas me miró, pero yo no pude responderle, mis ojos seguían fijos en el rostro somnoliento de mi madre.

—Está perfectamente, no se preocupe Khun Porsche —. Sonrió cálidamente y no pude evitar suspirar de alivio. Ahora solo me faltaba revisar a Chay, que según Vegas, estaba muy a gusto jugando videojuegos con Macao en la casa menor.

No sabia si confiar en su palabra en realidad, muy a pesar de que él era el único pilar dentro de este retorcido juego en el que podía apoyarme. Kinn debería de estar odiándome por la forma en la que me miró, por la forma en la que me se dirigió a mí. Kinn jamás me perdonaría, eso estaba claro, y menos cuando se entere que participé en la muerte de su padre si no es que ya lo sabe.

Me removí algo incómodo cuando el doctor Top pasó a mi lado y me hizo una reverencia respetuosa. Vegas lo miró con una ceja alzada y sonrió de forma satisfecha. Tomé su brazo y lo miré expectante, no estaba entendiendo nada.

—El cree que estás conmigo —. Respondió Vegas sin sutileza.

Me giré hacia el doctor Top pero ahora estaba charlando con una enfermera, revisando los papeles del expediente de mi madre con los hombros relajados, muy diferente al Top que me había mirado con respeto y timidez hace unos segundos.

—Ya quisieras —. Murmuré entre dientes al ver que no pude explicarle la situación. Yo no era Pete, yo no era la esposa de Vegas o algo parecido.

—Ganas no me faltan, pero creo que deberíamos tener ésta conversación en otro momento. Ya sabes, cuando tu madre resucitada no nos mire raro —. Explicó mientras pasaba a mi lado, demasiado pegado para mi gusto, y se sentaba en el sofá cama frente a la de mi madre.

—Mamá, ¿te sientes mejor? —. Me acerqué a la mesilla de noche y le serví un poco de agua. Ella la recibió con gusto, dejando una caricia en mi mejilla y mirándome con sus enormes ojos bañados en lagrimas.

—Porsche —. Dijo con voz entrecortada, seguramente recientemente había despertado. —Mi bebé, ya estas enorme —. Sollozó ligeramente.

—Mamá —. Me acerqué aún más y la abracé sintiendo como un gran peso salía de mis hombros. Era como si por fin pudiera llenar un poco de ese enorme hueco en mi estómago. —Te extrañé tanto.

AT THE END [VegasPorsche] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora