Extra 7

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PORSCHE

—Al fin—. Gruñó Kinn desde el comedor. Avancé con las bolsas del super ayudando a P'Nop y Pete, ignorando la enorme figura frente a mí. —La tía Cherry se niega a servir la cena sin que estén todos aquí.

—¡Khun Kinn!—. Exclamó emocionado Chay dejando la bolsa de pan en la barra de la sala con una sonrisa.

—Nong Chay—. Kinn le devolvió la sonrisa y le revolvió el cabello con la mano cuando mi hermano se acercó a presentar sus respetos.

—¿Por qué no salió a comer con nosotros, khun Kinn?—. Chay ladeó su cabecita confundido. —No sabía que estaba aquí en la mañana, hia siempre decía que estaba trabajando, P'.

Kinn y yo nos miramos por inercia, ambos sin saber como responder, y menos cuando Chay a pocos días de haberlo conocido ya lo consideraba un amigo más.

—Tenía mucho trabajo, pequeño—. Volvió a revolver su cabello, pero esta vez más suave, tratando de que mi hermanito se relajara y creyera lo que decía.

—Bueno, nos gustaría que nos acompañara la próxima vez—. Chay sonrió dulcemente. Conocía a mi hermano lo suficiente como para saber que se sentía mal por él. La forma en la que lo veía era peculiar, como la de un doctor viendo a un niño con leucemia; triste, si, pero resignada. —¿Verdad hia?

Aparte mi vista de Kinn para mirar a Chay, quien por supuesto seguía viéndome con esos enormes ojos de cachorrito.

¿Qué se supone que debo decirle? Lo último que quería era seguir lastimando a Kinn. Tenía un plan, simplemente lo evitaría lo más que pudiera hasta que el día de la boda llegara y entonces haría todo lo posible para convencer a Vegas de que ellos se trasladaran al edificio que era de la primera familia. Debería de funcionar, en teoría. Llevaba poco aquí pero lo estaba haciendo bien, no estaba causando problemas y estaba procurando de cuidar a mi nueva familia. Vegas, ¿podrías cumplirme sólo éste favor? Pensé ansioso.

—¿Hia?—. Me preguntó de vuelta Chay. Enfoqué mi mente en la conversación que antes estábamos teniendo y asentí en respuesta de forma torpe.

—La próxima—. Traté de estirar las comisuras de mis labios para sonreír pero mi cuerpo estaba estático. Apenas habían pasado unos cuantos minutos de mi pelea con Macao y seguía sin aliento, sin mencionar del regaño de Vegas.

—Si, la próxima—. Murmuró Kinn con la mirada fija en un punto muerto. La habitación se había vuelto estresantemente silenciosa, sin mencionar que ninguno de nosotros podíamos vernos a los ojos. ¿Esto sería así toda la vida?

—¿Dónde coloco esto, Khun Vegas?—. Preguntó Pete rompiendo el incómodo silencio. Contuve el aliento cuando accedió los límites de espacio personal con Vegas, sin embargo no hice nada, ¿por qué lo haría? Ni siquiera éramos novios a pesar de que prácticamente podía sentir el peso del anillo en mi dedo. Pero, esto no era lo importante; la cosa era que Pete no me había dirigido la palabra desde esa vez, y la verdad no estaba seguro de poder culparlo de alguna forma. En realidad, Pete era el más cuerdo y sensato de nosotros aquí, incluyendo a Chay y al diablillo de Macao; si embargo, eso no evitaba que mi pecho doliera, que me sintiera desplazado cada vez que pasaba de mí y le preguntaba directamente a él, como si seguirlo a todas partes e invadir su espacio personal no fuera suficiente.

—Ya te dije que le preguntes a Porsche, Pete—. Vegas respondió cansado.

—Mi error, señor—. Hizo una reverencia en disculpa y se giró hacia mí, por primera vez en el día. —¿Y dónde metemos esto, Porsche?

—Khun—. Sorpresivamente Vegas lo corrigió.

—¿Cómo?

—Es, Khun-Porsche—. Remarcó mi nombre con el honorífico señor lentamente, como si quisiera que Pete lo tuviera presente.

AT THE END [VegasPorsche] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora