Capítulo 10

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Ninguno de los dos se atrevió a mencionar lo ocurrido esa tarde, Jimin no fue al departamento del alfa y Jungkook se encontraba inquieto porque no sabía si la razón de la ausencia del castaño se debía a lo que pasó en el vestuario. Solo regañaba a su lobo una y otra vez por su estúpido actuar, pero este no parecía tomarlo en serio pues le dió la espalda.

Suspirando con cansancio, después de terminar algunos pendientes del trabajo, Jungkook cerró su portátil y ordenó todo en su escritorio antes de salir de su oficina. Caminó a la cocina donde tomó una botella de agua fresca bebiendo de ella mientras observaba el calendario frente a él.

— Cuatro días — murmuró, su celo sería en tan solo cuatro días.

De alguna u otra forma trataba de justificar su comportamiento con Jimin.

Debía admitir que no pudo resistirse, el aroma a lavanda del castaño se volvió tan atrayente y el verlo allí con poca ropa, fue un caso aparte. Jungkook aún podía recordar su blanquecina piel y esos delicados tatuajes en su espalda y sus rosados panzones que...

— Eres un pervertido — susurro mientras golpeaba suavemente sus mejillas.

Jamás en su vida, desde que conocía a Park Jimin, se había sentido de esa forma. Nunca vio al Omega con otros ojos más allá de la amistad.

Todos pensaban que ellos tenían una relación o algo por el estilo por el solo hecho de que pasaban tiempo juntos. Jungkook jamás vio eso extraño pues era Jimin, ese Omega felino que siempre tenía locas ideas en mente y lo sacaba de sus casillas.
Aún en esos momentos, seguía siendo Jimin y por esa misma razón se sentia algo incómodo cada vez que recordaba lo que había hecho.

Era como si se hubiera propasado con su hermanito, así de grave era para él en esos momentos.

— Debería entregarme a las autoridades — suspiró pegando su frente a la nevera.

— No creo que ellas te quieran, últimamente soy el único que aguanta tu mal carácter — dijo Jimin.

Jungkook volteó rápidamente encontrando al Omega con un pequeño puchero en sus labios.

— ¿Qué pasó?— preguntó al verlo completamente empapado.

— Está lloviendo.

— ¿Y saliste a pedirle a la madre naturaleza que dejara de llover o que carajos? — rió Jungkook.

— ¿Tú crees que ella me haría caso? — preguntó curioso y Jungkook rió con fuerza —Ahh imbécil.

— Estás mojando mi piso.

— No estoy de humor, tomaré un baño, préstame ropa —dijo saliendo de la cocina camino a las escaleras.

— ¿Un baño? ¿Cómo así, tienes fiebre?— lo siguió y su ceño se frunció al ver el piso mojado — ¡Oye, vas a secar eso verdad!

—Me cago de frío, hazme una sopa, o pide algo caliente…— bostezo Jimin deteniéndose en la puerta del baño — Dormiré aquí.

— ¿Eh?— lo miro incrédulo — ¿Por qué?

Jimin paro en seco y suspiró. Se veía enojado por lo que Jungkook mantuvo su distancia.

— Dijiste que me llevarías a casa, pero adivina que —sonrió — Cuando la sesión finalizó, no estabas allí. ¿Sabes qué es lo peor?— suspiró — Que le dije a Tae que se fuera pensando que irías a buscarme — apunto con su dedo —Te llamé.

Fue entonces cuando Jungkook recordó que antes de ir donde Soojin, le había enviado un mensaje al castaño diciendo que él lo llevaría a casa, pero grande fue su vergüenza después de lo ocurrido que regresó por su cuenta y luego tomó una siesta dejando su teléfono móvil en vibrador.

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