Luna roja

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Zoro tras recibir grandes aplausos, todos se pusieron en silencio, pues dió la indicación de que daría unas palabras, parece que era ya tradición esta mierda, Sanji se sentía cansado pero su voluntad de escapar junto a Nami no paraba, el chico forcejeaba contra las cadenas, era inútil su intento pero la adrenalina te hacía hábil, sólo que en esta ocasión ni eso serviría. El peliverde carraspeó la garganta para dar inicio a su discurso.

-El día de hoy, tenemos el gusto de buscar al indicado para que nuestra sangre siga creciendo, ¿las malas noticias? Acabo de sufrir la peor cosa de mi vida; estos dos individuos humanos que ven en el anfiteatro tuvieron el cinismo de engañarme -todos en el público no pudieron evitar mostrar su asombro y enojo- ¡Así es! Los descubrí follando, fue asqueroso ver a mi esposa con el insignificante número Veintidós, pero creo todos son conocedores de qué es lo que pasa ante una traición, este día de Luna Roja será especial, ¡vamos a presenciar una muerte aparte de buscar al indicado!

Todos hacían bulla por la emoción de ser parte del espectáculo que iban a presenciar, el primero de la historia del evento de Luna Roja, nadie tenía los huevos para morir por traicionar al rey. Roronoa se acercó a Nami, quien lloraba desesperada al escuchar lo que el rey exclamó, sabía que el fin sería para ella, de todas formas ella no servía para nada ante su majestad, no pudo tener los hijos de Zoro y sólo era un florero bonito del palacio. Ante todos, su cabello fue jalado para que mirara a su amante, Zoro era un sádico de primera, era la brutalidad en persona; con una sonrisa tan macabra, con una voz burlesca, dejó que los tortolitos se dedicaran unas últimas palabras, además de ordenar al público que nuevamente que se silenciaran para que todos pudieran escuchar el amor trágico de Uno y Veintidós.

-Sanji... Por favor, l-lucha por vivir, sé que tu f-futuro es impreciso pero tú e-eres fuerte... Te amo mucho, cejitas b-bellas.

-¡N-Nami...! Perdóname por n-no poder salvarte, d-debí hacerlo pero soy débil... Trataré de vivir por ti... Te amo mucho, mandarina de otoño.

-¿No es esto adorable? Aaaw -exclamó Zoro acompañado de una risa escandalosa, sin dejarde sostener a Nami del cabello- Lo siento, idiotas, si ya era todo lo que tenían que decirse, procederé con la ejecución.

La chica seguía sollozando pero resignada a su destino, el ojiazul gritaba desesperado, batallando contra las cadenas que lo sujetaban y maldiciendo a Zoro en gritos desgarradores, su majestad con otra mano sostenía la katana que un súbdito le acercó y quitó los cabellos que tapaban el cuello de aquella mujer. Todos gritaron de la emoción al ver la cabeza de Nami ser alzada por el moreno, como si esa cabeza con una expresión de melancolía fuera un trofeo, esto Sanji le produjo un enorme dolor en el pecho, casi ahogándose en su saliva y sintiendo que sus lágrimas daban pausa, estaba incrédulo del espectáculo, o mejor dicho, de ver a su novia muerta, ¿como aceptaría tal suceso? El chico quedó en blanco, parecía zarigüeya de lo tieso que se quedó su cuerpo aunque seguía respirando, no quería ser consciente de nada ya.

En cambio, Zoro después de entregar la cabeza de su esposa par ordenar que la pusieran en una vitrina, aventó el cuerpo de la fémina al público de demonios que se empezaron a desmembrarla, repartiéndose desesperados sus viseras y extremidades, todos seguían con euforia por la consideración de su rey con ellos, al cederles la exquisita carne humana que almacenaba en su palacio. Luego el mayor se dirigió con Sanji, y por más esfuerzo que hizo por hacerlo reaccionar, éste seguía con la cabeza apagada, de todos modos, no tardaría en responder cuando sintió el grueso y largo miembro del peliverde en su interior, sacó un chillido y un insulto para éste, todos aplaudían al hecho de que Sanji fuera profanado. El techo del templo fue abierto para dar entrada a la luz de la luna, iluminando los cuerpos de los ya mencionados en tonos rojos, la tortura de Sanji comenzó, las caderas del más alto se movían con brusquedad y el cuerpo debajo suyo sólo soltaba gritos de dolor, ya que ni siquiera se le había preparado para recibir tremendo monstruo, todos eran expectantes del porno en vivo más retorcido, Uta, quien estaba detrás de cortinas, veía asustada lo que ocurría, definitivamente ella no quería ser violada de nuevo por el cabeza de musgo y menos con el propósito de la Luna Roja. El "clap" de las pieles era tan audible que hasta hacía eco, sin dudas, Zoro era un salvaje a la hora de follar, habían pasado cerca de 20 minutos pues, aún seguía recitando un conjuro, que al terminarlo, él se corrió por fin en el interior del rubio y algo extraño ocurrió; en el vientre del menor se empezó a ver el trazo de una runa que representaba la vida, en la antigüedad de los demonios, se iluminó de rojo y sangró también por esa marca, Sanji no entendía qué le ocurría pero claro que era muy doloroso, Zoro sólo estaba fascinado ante el resultado.

"Número Veintiuno es el elegido"

Se escuchó por un parlante en forma de caracola que estaba en una de las tantas columnas, ese anuncio causó la felicidad de los cientos de demonios presentes, por fin la Luna Roja había rendido frutos, Zoro dejaría su vergüenza de gobernar y la vida de Sanji se encontraba arruinada.

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⏰ Última actualización: Jan 04 ⏰

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𝗜𝗡𝗙𝗘𝗥𝗡𝗢: Obsedo | ZoSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora