Infidelidad

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El amor es un sentimiento muy bonito, es un sentimiento del cual los humanos dependemos para poder existir, si ya el mundo es desastroso, ¿se imaginan un mundo sin amor? Desde hace cuánto no nos habríamos destinado a la extinción, simplemente el amor es como la magia, y esa magia la estaban viviendo Nami y Sanji, quienes, acaramelados, se estaban dando un dulce beso, lento y suave, olvidándose por completo que sus amigos estaban sufriendo arriba de ellos. La temperatura entre los enamorados se intensificó, pasando de esos besos cariñosos a toqueteos juguetones, las manos de ambos no dejaban de pasear desde los brazos hasta la ingle, provocando pequeños jadeos saliendo de sus bocas y sólo bastaron unos segundos para tener a Sanji encima del regazo de Nami, al parecer quien dominaba aquí era la chica con cabello color mandarina.

–Cariño... ¿Estás seguro de que quieres hacer esto conmigo? –Sanji asintió con seguridad, se le veía una notoria sonrisa, y eso cautivó a nuestra número Uno– Bien, cejitas, pues será nuestra primera vez jeje.

Nami se mostraba entusiasmada, los dos podían saber por fin que el amor sí se podía vivir por medio de la intimidad, así como pudieron ver en algunas novelas extranjeras o películas antes de llegar al Inframundo, ahora a ellos les tocaba ser los protagonistas de esta experiencia. Los besos no cesaban, por unos momentos los dedos de Nami se encontraban en la boca de Sanji para que fueran humedecidos y, así poder penetrarlo con sus dedos, generándole extremo placer al rubio, los movimientos eran con sumo cuidado, y aparte de sentir placer de ver a su amado derritiéndose del calor, su chico se encargaba de complacerla de igual forma, masturbando su vulva, explorando a ciegas la zona íntima de su novia, era algo asombroso para unos humanos que habían vivido abuso tras abuso. Los gemidos de los dos no se hicieron esperar, se estaban degustando, ganas que habían estado acumulando desde que se flecharon sus corazones a la par, ahora su amor no estaba siendo un secreto, definitivamente sólo existían ellos dos en sus pensamientos.

Lastimosamente nada es color de rosas, pues la presentación del rey estaba a unos minutos, y el no encontrar a su esposa y a su número Veintiuno le hizo sacar de quicio, por más que interrogó a número Veintidós, ésta no supo darle respuesta alguna, siendo necesario para Zoro usar una habilidad especial, dicha habilidad le permitía ver los pasos de la gente aunque no fueran perceptibles como huellas en la nieve, con una gran concentración, empezó su marcha, descubriendo un atajo que hasta él desconocía, dando por fin con algo que le hizo hervir la sangre, una infidelidad,y claro que eso le pegaba demasiado en el orgullo a su majestad.

–¡Hijos de re mil putas!

Esas palabras estaban llenas de furia y odio, logrando apagar la llama de la pasión del rubio y la pelinaranja, sintieron un escalofrío inimaginable, sus cuerpos ahora temblaban por el miedo de lo que fuera a ser de ellos, ahora que Roronoa los había descubierto con su romance, seguramente estaban acabados, pero no mostraban arrepentimiento de haberse amado. Sanji sujetó la mano de Nami y miró con enojo y nervios al mayor, quien no les quitaba el ojo de encima.

–Zoro, por fin nos descubriste, ¿qué se siente que te vean la cara de estúpido? Espera, la cara de estúpido ya la tienes desde tu puto nacimiento.

La mirada del cabeza de musgo se oscureció, aquello hizo temblar a Nami, Sanji seguía retador pero fue su más grande error, los anestesió con un solo chasquido de dedos, y se los llevó de regreso, justo a tiempo en el centro de ceremonias, Uta se encontraba ya ahí muy quieta, en la incertidumbre de qué le pasaría si Sanji no llegase a ser el elegido, incluso su pensamiento más cuestionable y repulsivo era el deseo de que Sanji fuera el de la mala suerte, aunque fuera su amigo, ella no quería tener hijos, era demasiado joven. Zoro se presentó con su esposa y su concubino inconscientes, ordenó que encadenaran de los pies y las muñecas a la bella mujer y al jovencito que lo colocaran sobre la base donde el ritual se lleva a cabo, encadenado de las muñecas y sus tobillos, con las rodillas flexionadas a modo de que su entrada quede expuesta. Con un chasquido volvió a despertarlos, el público hizo una ovación, Nami se perturbó al ver los cuerpos inconscientes de sus amigos, Sanji también lo notó y casi se vomita de no ser porque Zoro se lo impidió moviendo su dedo y con su poder, devolvió al estómago lo que sea que el rubio quisiera arrojar. Ahora sí, el show estaba por comenzar.

𝗜𝗡𝗙𝗘𝗥𝗡𝗢: Obsedo | ZoSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora