Veintiuno

1.2K 96 32
                                    

El lindo chico de ojos azules despertó finalmente, rodeado tanto de hombres y mujeres, todos humanos, vestidos como él pero con un color distintivo, Sanji había vuelto a ser vestido como en un principio, revelador. Sinceramente el frío en ese lugar no existía, así que entre menos ropa se tuviera, mejor. Todas las personas lo miraban curiosos, le preguntaban por su estado, si algo le dolía, él se sentía abrumado y no podía responder tras recordar lo que hacía un rato le habían hecho, pero pensó, "si son humanos también, de seguro me entenderán y ayudarán".

-Fui violado hace unos momentos, extrañamente ya no me duele nada pero... ¿Qué hago aquí? ¿Es real todo? ¿Cómo pueden existir los tentáculos de esa forma? ¿Ustedes pasaron por lo mismo?

Se mostraba aún como un cachorro asustado, era la primera vez que hablaba con gente ajena, pero su introversión le daba lo mismo en ese momento, sólo quería respuestas. Una mujer se le acercó, de cabello negro, aspecto joven, tomando la mano del pobre muchacho, quien aún temeroso dudó de corresponderle el agarre.

-T-tranquilo, no te haré daño. Me llamo Robin, soy la número cinco que llegó a este lugar, te explico un poco la situación, ya que tampoco puedo brindarte toda la información por mi seguridad y la tuya, ¿me entiendes?

Sanji asintió sin más.

-Tú serás llamado número veintiuno por «él», no te llamará por tu nombre porque eso no importa según sus reglas, no debemos oponernos a su voluntad, ya que siempre debemos ser agradecidos por todo lo que nos da.

-¿Estoy muerto? ¿Por fin estoy en el reino de Dios?

-Esto es el infierno, ¡te sonará increíble pero te digo la verdad!

-¿Qué?

-Si no me crees, él no tardará en llegar...

-¿Al menos puedo saber qué rol tengo en este lugar?

-Como todos nosotros, eres un amante más.

Sanji estaba perplejo, ¿de quién era amante? ¿quién era «él»? ¿cuáles reglas? En vez de tener respuestas, tenía aún más preguntas en su cabeza, no podía procesar esa información tan de golpe, realmente nada le solucionaba el caos que traía mentalmente. No fue mucho tiempo para saber quién era el susodicho, pues iba entrando a la habitación con un traje tradicional japonés, lucía tan elegante, tan imponente. Era un hombre moreno, alto, cabello verde, con unas facciones muy marcadas, igual tenía rasgos japoneses, lucía exactamente como el hombre que vió en aquella habitación donde fue violado por los tentáculos.

-Salgan de la habitación, voy a hablar con él.

Tenía una voz gruesa, fácilmente podía infundir terror. Todos sus compañeros y compañeras salieron del lugar, quedando el joven rubio solo junto al hombre frente suyo, se sentía tan pequeño ante él, peor aún, no sabía qué le iba a hacer.

-Probablemente no sabes por qué carajos estás aquí, tampoco te lo diré, sólo acostúmbrate a esta nueva vida porque no hay de otra.

Tajantemente le dió el panorama de que sin importar si el chico estaba de acuerdo o no, debía adaptarse a este lugar y lo que implicara para poder vivir allí. Sanji se sintió enfadar por eso, algo que jamás le había gustado era que le impusieran algo, el hecho de que fuera cayado y asocial, no significaba que por eso fuera tonto, por lo que tratando de relajarse un poco y pensar en lo que iba a decir, tomó aire.

-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?

-Por el puro ego te diré quién soy, pero te advierto que jamás me llamarás por mi nombre. Me llamo Zoro, Roronoa Zoro, el rey del infierno, supongo que alguno de tus compañeros te dijo eso.

-Entonces todo esto es verdad... Bueno, yo me llamo-

-No me importa cómo te llamas, aunque lo sé, ahora eres número veintiuno.

Lo que Robin le había dicho era tan acertado, el rubio estaba un poco consternado aún, nada estaba resuelto, tenía tantas dudas que todas tardarían todo un día entero para ser respondidas, ¿o quizás sólo bastaba de una noche? Estaba pensativo, notaba que el tipo era grosero, prepotente, narcisista y ególatra, podía deducir eso sin necesidad de conocerlo, ese tipo de personas eran el enemigo mayor de Sanji.

-Algo que también debes de saber es que si estás bajo mi techo, obvio debes de seguir las reglas, ¿no crees?

Él sólo asintió, aunque igual no estaba de acuerdo, no es como si hubiera pedido estar aquí.

-Cuando te llamen a la mesa para desayunar, comer o cenar, debes de estar puntual con todos, la hora de la comida es importante, también debes hacer caso en todo lo que yo te ordene, puesto que tú sólo eres un concubino más.

-¡No me rebajes, idiota! Jamás decidí ser tu concubino, amante o la mierda que estés diciendo, tampoco es como que te vaya a obedecer sólo porque tú lo dices.

Sanji había explotado, no iba a recibir tal humillación, ser llamado objeto había sido lo peor que pudo escuchar en toda su vida, no lo permitiría nunca. El moreno rió muy escandaloso, no podía tomarse en serio al pequeño chico frente suyo, él tenía varios planes turbios bajo la manga que harían cambiar de opinión a veintiuno. Si bien él no toleraba las faltas de respeto a su persona, se reservaría para más tarde, por lo tanto procedió a ignorar las palabrotas del rubio y simplemente alzar los hombros desinteresado.

-Da la cantidad de verbo que quieras, pero sé consciente de lo que te dije, una vez vete grabando que eres inferior a mí. Ahora descansa lo que puedas, lo necesitas.

El rey marchó rumbo a la salida, abrió la puerta y dió la orden de entrada a los compañeros de Sanji, estos hicieron caso y finalmente el alto peliverde se fue a alguna parte de su palacio. De inmediato todos volvieron a juntarse alrededor de él para llenarlo de preguntas sobre lo que había hablado con el rey, Sanji no quería resolver nada, él estaba peor de confundido, ¿cómo estas personas aceptaban ser tratadas como objetos? Eso era lo que comenzaba a molestarle, ¿qué tan poco valor se daban ellos mismos para aceptar tales condiciones tan indignantes?

-¡Todos ustedes son unos tontos! ¿Qué no se han dado cuenta que son utilizados por ese imbécil?

Todos hicieron gesto de asombro y temor, Robin de inmediato tapó la boca de Sanji y negó con la cabeza.

-¡Calla, no insultes ni ocupes groserías!

-Tampoco seas agresivo con nosotros porque no te hicimos nada, hasta te cuidamos porque eres nuevo aquí.

-Sí, no sabes tampoco el por qué estamos aquí, no sabes nada de nuestros pasados, así que no nos digas esas cosas.

Sanji bajó la mirada, se sentía arrepentido por haberlos juzgado, se quitó las manos de Robin y formulando en su mente mejor lo que iba a decir, suspiró.

-Lamento mucho por insultarlos, no quería... Sólo estaba molesto por la actitud altanera de ese tipo.

-Lo sé, pero por tu bien, no lo insultes, no le faltes el respeto, si te das la paciencia de apreciar un poco de esta nueva vida, entenderás muchas reglas, no queremos que aprendas por la mala como alguno de nosotros.

El joven rubio asintió, pero en cuanto hizo memoria, abrió los ojos por completo, ya la había cagado. Todos se quedaron preocupados por la cara de terror de Sanji, el jovencito había deducido que algo le iba a ocurrir, ahora sabiendo esto parecía tener miedo horriblemente, quizás iba a morir.

-¿Qué pasa si uno lo insulta?

-¿Por qué? ¿A-acaso lo insultaste mientras hablaba contigo?

El chico dió un "sí" con la cabeza, en automático todos estaban en alerta, algunos otros llorando, Robin estaba en shock, Sanji no comprendía la actitud repentina de sus compañeros.

-No vas a morir, eso es seguro, pero dolerá horrible lo que te vaya a hacer.

Suponía eso el joven rubio, inmediatamente empezó a llorar, tenía miedo por muy valiente que se hiciera. Se acercaron a abrazarlo, su primera lección sería mala pero aprendería, eso pensaban los demás.

𝗜𝗡𝗙𝗘𝗥𝗡𝗢: Obsedo | ZoSanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora