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—¡A-ah Frankie! 

Sentía que mis piernas ya no podían sostener más mi peso, incluso mis brazos comenzaban a hormiguear cansados porque con cada embestida que Frank me daba, los escalofríos me hacían temblar todavía más. Sus gemidos me hacían calentarme aún más como si eso fuera posible y me lamía de vez en cuando porque uno de mis puntos sensibles eran los hombros. 

—Sólo un poco más bonito, ya casi —susurró abrazándome por la espalda, moviéndose más rápido. 

Solté unos lloriqueos más apretando la sábana entre mis dedos, tenía la vista nublada, algunas lágrimas de placer se me escurrieron por las mejillas; estaba en posición de cuatro y a nada de llegar al orgasmo porque mi pene palpitaba en demasía. Sólo bastaron unos segundos más para que mi semiente me manchara el pecho y poco de tela que estaba debajo. Mi respiración se había vuelto pesada, involuntariamente comencé apretarlo más, envolviendo el miembro del castaño por lo que soltó varios jadeos. 

Frank dio otras estocadas apretando mi trasero con una de sus manos, expulsando su semilla en mi interior porque le había dicho que se quitara el condón y se quedó encima de mi tratando de recuperar la respiración. Solté un gruñido, me sentía hecho polvo por la actividad reciente, él soltó una risa y se acostó de un movimiento a un lado de mí. A veces nos excedíamos durante el sexo porque nos gustaba algo salvaje, al menos así lo había descubierto. 

Me limpié la cara, decidiendo quedarme boca abajo, semidesnudo porque el castaño ya me había cubierto con otro lado de la tela celeste. Tendría que haberme aseado, pero tenía tanta pereza de pararme que incluso podría quedarme dormido, pero Frank se acercó poniendo su brazo por mi cintura, apretándome a su cuerpo. 

—Eres muy hermoso. 

—¿Y por qué me decías feo antes?

—Porque quería llamar tu atención, me gusta pelear contigo. 

Me volteé pegando mi cara a su pecho, todo rastro de sudor había desaparecido porque se había secado con la playera que había tenido anteriormente. Hoy estábamos completamente solos porque Linda había ido a visitar a una prima que vivía como a una hora de aquí, más tarde nos diría si iba a regresar a dormir o se quedaría hasta el siguiente día ya que le tocaba descansar y era fin de semana. 

Yo tampoco había tenido que ir a trabajar porque sólo nos veíamos con Tobías de lunes a viernes. Así que era el momento perfecto de pasar tiempo de calidad con mi chico, de hacer nada o hacer planes, de improvisar o salir de paseo. Cualquier cosa que incluyera a Frank era maravilloso. 

—Tonto. 

—Eres tan bonito —dijo alargando la "o" y restregando su nariz en mi cuello. Eso me ocasionó cosquillas por lo que solté unas risas acompañadas de las suyas y después de eso, nos quedamos sumergidos en un silencio agradable. 

****

Después de ducharnos nos dispusimos a preparar unos sándwiches de jamón con queso, dorándolos en una máquina especial que sólo el castaño sabía usar porque a mí me daba miedo. Y con un jugo de durazno nos pusimos a ver videos graciosos de internet. No teníamos pendientes, al menos ya estábamos con la mayoría de cosas resueltas, nos sentíamos tranquilos y nos dábamos muestras de cariño sin pena de por medio. 

Con el paso del tiempo Frank fue abriéndose más a mí, demostrándome bien quien y era y cómo se sentía. Más que una pareja me había convertido en su mejor amigo, agradecía tanto la confianza que me tenía como para haberme dicho cosas que eran muy importantes o incluso vergonzosas para él. 

Como esa vez donde un recuerdo de su padre se le vino a la mente, haciéndolo perder un poco su estabilidad mental y rompiendo en llanto arrojándose en mis brazos, sujetándome con fuerza; me abrazó pidiéndome que no lo soltara y que me quedara con él, diciéndome que tenía miedo de que yo llegara a cansarme o aburrirme de él algún día, y terminara por dejarlo o alejándome. 

No sabía qué decirle, eso nunca se me había pasado por la cabeza. Estaba muy seguro del amor que sentía por Frank, pero me decía que se sentía culpable porque por él me había mudado lejos de todo lo que yo amaba y de lo que estaba acostumbrado. Me pidió perdón muchas veces y yo sólo negaba porque no tenía que hacerlo. Nada de mis decisiones era por su influencia, realmente necesitaba nuevos aires. Yo quería experimentar todo esto. 

Ese día hablamos hasta que las aguas se apaciguaron y dormimos juntos a pesar de que Linda estaba a unos metros. Sólo fue eso, descansamos porque toda esa charla y sus emociones nos habían agotado emocionalmente. 

Al terminar de comer y de charlar un poco le dije que saldría a regar las plantas acompañado del pasto de su madre, me encantaba mucho todo el patio que Linda había construido, obsequiándome bellas fotos para mi colección de siempre.  

Fui en busca de la manguera regulando la cantidad de agua que quería que saliera y comencé a dar una caminata por todo el sitio. La acción era de lo más fácil, la mayor ya me había enseñado todo y cómo podía hacer cada cosa de la casa, entonces no fue nada difícil terminar la tarea en menos de diez minutos.

Tenía las gafas de sol puestas porque me molestaba la luz del sol, aunque Linda no tenía mucha variedad de plantas y flores, tenía un rosal que cuidaba con su alma porque le había costado muchísimo que las hermosas rosas que ahora salían en montón, pudieran nacer en un principio.

—Oye Gee —escuché mi llamado cuando estaba en cuclillas cortando unas hojas secas.

—Oigo.

—¿Quieres salir al cine?

No tenía ganas de abandonar la casa, me encontraba bastante a gusto con lo que estaba haciendo. Frank me miraba atento, para después darle una ojeada a la playlist que había colocado desde mi teléfono y que estaba en un banco de madera.

Ya había terminado de limpiar así que puse toda la basura en una bolsa y me quité los guantes, con un poco del agua que había dejado en un balde pequeño me terminé de lavar las manos, mirándolo por fin.

—¿Quieres bailar? —pregunté escuchando que ahora "Come on Eileen" salía de las bocinas. El castaño sonrió dejando el aparato en su antiguo lugar y yo estiré una mano hacia él haciendo una pose.

Empecé moviendo mis caderas para que a Frank no le diera vergüenza soltarse, sus ojos sólo me miraban divertidos y una sonrisa traviesa se le cruzó por la cara; sin esperarlo me agarró una mano jalándome hacia él, ambos saltando al ritmo acelerado en el que ahora se encontraba la canción. Nuestros movimientos eran torpes, ninguno sabía bailar en absoluto, sólo nos estábamos dejando llevar mientras risas salían de nuestras bocas y tratábamos de seguir un ritmo imposible.

Su cabello brillaba con los rayos de sol sobre el, su ropa se movía con el poco viendo que había, por instantes al dar vueltitas cerraba los ojos y de pronto nos vimos los dos tarareando la letra feliz de un chico que estaba enamorado y animando a una tal Eilleen.

El pasto recién regado se sentía entre los dedos de mis pies; había optado por estar descalzo. La sensación era agradable, me encantaba ensuciarme con tierra. Pero no imaginé que dar un paso en falso ocasionaría que me resbalara, y para empeorar la situación en mi intento de sostenerme con algo tomé la camiseta de Frank, rompiéndola y él cayendo encima de mi porque claro que no me podría detener en el aire.

Allá paramos los dos, uno sobre el otro tirados en la zona verde de la casa, soltando carcajadas por el acontecimiento y por lo feliz que nos hacíamos con cualquier cosa.

Con Frank había confirmado que la distancia separaba solo los cuerpos, no el corazón. Ambos nos habíamos enamorado uno del otro desde hacía mucho tiempo, pero no podíamos estar juntos por los factores que se presentaban, y estaba bien porque esperar fue lo mejor que se nos ocurrió. Hicimos lo que sabíamos que sería lo correcto en ese momento, y acertamos, porque a pesar de ser tontos e inseguros, ahora estábamos disfrutando de todo esto.

You're pretty now |Frerard| YUT 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora