4. Conversando

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Había pasado mas de media ahora y no tenia aviso alguno de parte de Gregory, no se si viene en camino o no y solo trato de mantenerme en calma porque de verdad quiero que llegue antes de que Elliot despierte porque quiero que este en casa descansando. Bufe en tono bajo y me fui deslizando poco a poco hasta que pude recostar mi cabeza en la silla y mirar al techo descansando mis manos en mi pecho.

Seguro esta ocupado.

Moví mis dedos para juguetear con el borde de mi camisa ya que no tengo nada más que hacer más que esperar y me cuesta mantenerme quieto muchas veces. Gire un poco mi rostro y mire al chico en la misma posición que yo pero el si seguía mirando el techo y sus dedos tamborileaban sobre su pecho.

-¿Solo trabajas? - Pregunte en un intento de romper el silencio que se había generado aquí.

-Estudio también, soy estudiante de último año de veterinaria. - Respondió girando su rostro lento para mirarme el también.

-Oh eso es muy interesante. - Estar cerca de animalitos todo el tiempo debe ser genial, pero no todo es bonito, imaginar cuando llegan esos animalitos muy enfermos o cuando mueren, es demasiado. - Yo no podría.

Respondí soltando una pequeña risa y regrese a mirar el techo, el no desvió la mirada como hice yo, porque siento la mirada sobre mi. Nos quedamos en silencio de nuevo tal vez un minuto como máximo y el que rompió el silenció esta vez fue el.

-¿Cuántos años tienes? - Pregunto en tono suave y ahí si voltee hacia el.

-¿Yo? Tengo 17 ¿Y tú? - Mirándolo me di cuenta de algo, sus ojos son de un color muy peculiar y lindo. - ¿Ese es tu color de ojos natural? - Pregunte con la imprudencia por delante y sentí mis mejillas ponerse ligeramente caliente por haber preguntado de esa forma cuando no es mi problema si lo son o no. - Lo siento.

Soltó una pequeña risa y asintió. Yo arrugue ligeramente mi nariz porque el se ríe y yo todo avergonzado.

-Tengo 21 y si, es mi color natural, siempre me lo preguntan, no es normal una persona con los ojos Azules y miel. - Respondió levantando su mano y pasándola por su cabello.

-Oh... seria genial tener los ojos así, a mi me toco el sencillo azul.

-Te queda lindo.

Desvié la mirada porque mis mejillas se calentaron mucho mas y ahora si solo me concentre en mirar el techo que tiene pequeñas patitas de perro dibujadas en color negro.

-Gracias.

Relamí mis labios y me di cuenta que los tengo secos y con ello, también me di cuenta que tengo sed, a veces no soy tan consiente de esas cosas básicas del ser humano porque me distraigo o le doy prioridad a muchas cosas mas. Me acomode en la silla y mire en busca de algo en lo que pueda conseguir algo de tomar y luego de unos segundos localice una máquina dispensadora de bebidas, Es perfecto.

-ya vuelvo, voy a buscar algo de tomar. - Metí mi celular en mi bolsillo y me impulse para levantarme.

Con lo que paso, mi mente había bloqueado el dolor que tenia en el tobillo, generado con la caída y justo ahora se reactivo por la forma en la que pise. Solté un quejido y volví a sentarme porque me levanté sin pensar y eso causo que la punzada volviera a estar un poco fuerte.

-¿Estas bien? - Pregunto en un tono ligeramente preocupado sentándose bien en la silla, lo se porque lo mire.

-Si, solo se me olvido que me dolía un poco el tobillo y pise fuerte pero no importa. - Me quede quieto a esperar que el dolor se pasara solo por unos segundos.

Ahora si volví a levantarme tratando de poner el menor peso posible a mi pie y así pude caminar un poco y aunque lo vi con serias intensiones de levantarse agradezco que no lo hiciera, no me gusta molestar y el ya ha hecho mucho por un desconocido como para tener que levantarse también.

Elliot. Mi verdadero amor. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora