Ivy y Kayden se encuentran destinados a enfrentarse. Ambos son herederos al trono de sus respectivas cortes, pero su enemistad es tan antigua como los reinos mismos.
Sin embargo, cuando la familia de Ivy la traiciona el día de su coronación arrebatá...
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~OJOS COLOR NEGRO~
Negros como el carbón, sin ninguna pizca de compasión.
Kayden Wade. 30 de Septiembre. Onlaria, Corte Oscura.
Aún que mi cuerpo estuviese acabando con mis emociones, seguía sintiendo como mi corazón estaba deshilando el vínculo entre Ivy y yo.
Mi cuerpo se movió hacia el lago de laguna de manera inexplicable, puesto que Mikel aun tenía mi control, y caí de rodillas. No me contengo dejando escapar de las profundidades de mi corazón el grito más desgarrador. Mis puños golpean el suelo lleno de barro y solo repito una y otra vez que no podia ser verdad.
La historia no debía acabar aquí, ¿acaso mi destino como rey termina aquí? ¿Tal y como me dijo la mediabruja?
Imposible.
Alzo la cabeza mirando hacia el agua y sonrío.
Me levanto sin necesitar apoyarme en nada y sintiendo como todo el poder y la fuerza recaen de nuevo en mi. Los gritos de Nikos y Amadeo me dan entender que Mikel lo consiguió y yo sonrío aún más al darme la vuelta.
—Bienvenido, hijo —sonríe Mikel dándome unas palmadas en la espalda mientras se coloca a mi lado.
Levanto la mano y con un movimiento de dedos, hago que los dos arrodillados se levanten. La cara adolorida de Amadeo me satisface pero Nikos, como siempre, es tan reservado que hasta el dolor lo sabía ocultar a la perfección.
—Kayden —musita Nikos. Su expresión se ensombrece mucho más hasta el punto de ser totalmente letal. Amadeo por el contrario se olía lo que pensaba hacer.
—Tras mi —les ordené bajo la atenta mirada de Mikel. Sabía que a Amadeo le molestaría tal orden en tal estado y de esa manera, justo por ello lo hago. Porque ahora mismo, tengo un depredador a punto de saltarle encima al jodido cazador.
Meyra se acercó hacia Amadeo y le apretó la mano con disimulo.
—¿Habéis vuelto? —pregunté con especial interés.
—Siempre tan directo —me responde Meyra mirándome con el fuego en los ojos.
—No te tires al lago.
—¿Cómo-
—Es exactamente lo que pretendes hacer. Quieres asegurarte de que esa mortal está muerta o si por el contrario sigue viva. Consejo del día: no le des más vueltas.
