•CAPÍTULO 07•

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~NO ME TOQUES~

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~NO ME TOQUES~

Sí le susurro a las sombras sobre ti
¿me contarán la verdad?

Ivy Moore.
25 de Septiembre.
Asteria, Corte Oscura.

Nikos y Amadeo seguían observándome en un silencio sepulcral. Yo, en cambio, respiraba tan fuerte y agitadamente que temía a que mis pulmones pudiesen salir por la boca.

Mi respiración cada vez es menor y cuando soy consciente de mi sofoco, me levanto del suelo y entrelazo mi mirada con la de ellos dos. Quise sonreír orgullosa al ver sus pechos subir con lentitud y sus manos apretarse sobre el marco de la puerta.
Bajé la cabeza bufando mientras mantenía aún una sonrisa eclipsada por el cansancio. Cuando volví a levantar la cabeza, hice que lo único que se reflejase en mi fuese la furia de ser vencida por Kayden.

Necesito la revancha.

Doy el primer paso y sigo caminando hasta salir de aquella sala, dejándolos tras mí, observándome mientras me perdía por las escaleras hacia el comedor.

—Fred —lo llame desde la puerta. Me parecía de mala educación entrar sin su permiso. Con estos hombres, seguramente la cocina sería su único lugar de calma y seguridad.

Él se asomó sonriendo.

—Entre, señorita Ivy —me permite.— Agarre lo que quiera del refrigerador. Si necesita algo para calentar o quiere que le prepare algo, avíseme.

Asentí en agradecimiento.

En realidad, he aprendido algunas cosas en estas últimas horas. En mi Reino no tenemos los refrigeradores así, difícil de explicar. Tampoco poseemos duchas de agua caliente. Tenemos lo que viene a ser una bañera que se rellena con agua fría. En el caso de querer agua caliente, se debe calentar en fogones.

Saco del refrigerador una botella pequeña que llama mi total atención. Es roja y tiene una especie de color oscuro. En el envoltorio tiene escrita la palabra "Cola" y cuando voy a abrir el tapón, esta empieza a hacer un ruido como si de su interior saltasen chispas.

¿Qué conjuro le han lanzado a esta bebida?

—Señorita Ivy, el príncipe Kayden la busca —me giro hacia la voz y doy con una mujer de unos treinta años, enfundada en el mismo vestido que las demás empleadas traen puesto.

—Si tanto me necesita que venga el mismo a llamarme.

Ella asiente con una sonrisa y mirándola caminar hacia fuera de la cocina, me percato del leve temblor que lleva consigo.
Aguanto la botella en la mano izquierda y camino hacia los jardines tras despedirme de Fred con otro asentimiento.

Sombras en Llamas (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora