¡Epílogo!

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Bartolomeo se encontraba tranquilamente recostado en la barandilla del barco con la mirada perdida en el horizonte, sus aretes tintineando y su verde cabellera ondeando con el aire. Inspiró profundamente el fresco aire pensativo. Apoyó su cabeza en su mano dando un pequeño suspiro reflexionando sobre como pasó todo. No necesitó pensar mucho, en su mente estaba clavado un momento, recuerdo que jamás se iría, que desencadeno todo.

El milagro que todavía no creía, aun después de tanto tiempo, haber presenciado...

El cielo había cambiado rápidamente, grandes nubes grises remplazaron el despejado color azul trayendo con sigo los fuertes rayos que se escuchaban sin parar, junto a la risa de aquel payaso –Pirata Monkey D. Luffy te sentencio por el crimen de burlarte de mis problemas y hacerme enfadar ¡A una muerte impresionante!– el peliverde alzó la vista al patíbulo sin gran interés para ver el ¨espectáculo¨ –.¿Cuáles son tus ultimas palabras?– apenas terminó la frase el payaso, en más de un sentido, Bartolomeo giró los ojos, dio media vuelta y empezó a abrirse paso entre la multitud para irse, claramente sin importarle empujar a una que otra persona no dispuesta a cooperar por las buenas, no estaba de humor para oír a un niño suplicar por su vida o maldecir a los cuatros vientos, por lo que si, quizás empujaba más fuerte de lo normal.

El hombre seguia hablando queriendo montar todo un show, pero no le hacia caso, estaba concentrado en salir de ahi, sin embargo había muchas personas y de alguna manera terminó acercándose más, cuando se dio cuenta gruñó, fue entonces cuando levantó la vista, estaba seguro de que encontraría al chico llorando, pero no fue así –¡SOY EL HOMBRE QUE SE CONVERTIRÁ EN EL REY DE LOS PIRATAS!– el grito hizo eco en el lugar y la espada descendió directo al cuello del pelinegro.

Un fuerte rayo cayó, la luz lo cegó, el ruido era fuerte, pareciera que el cielo estaba enojado, los tornillos de la plataforma se salieron y un gran trozo de metal se azotó contra el piso, dio un ultimo fuerte estruendo antes de caer por completo. Las llamas empezaron a consumir la estructura. Entonces se escuchó el golpeteo del agua, una fuerte lluvia se desató. El patíbulo comenzó a tambalearse hasta que termino en el suelo.

Sorprendido observó como un sombrero de paja descendía desde el cielo lentamente, una mano se extendió agarrando el objeto y colocándoselo en la cabeza, para terminar se escuchó una risa, una melodiosa risa.

Fue en ese momento cuando encontró la razón de su existencia.

Siguió las aventuras de su sempai y decidió convertirse en pirata, dejó de ser el jefe de la mafia de 150 pueblos e hizo su bandera para seguir los pasos de su ídolo, fue duro, pero volvió a ver a su querido sempai convirtiéndose en miembro de su flota, un gran sueño hecho realidad que hizo que todo valiera la pena.

Cuando Luffy-sempai se volvió el rey pirata él checaba las islas que eran su territorio y buscaba mas personas para adorarlo, muchas veces ayudó en distintos lugares y eso llevo a que pasara a ser algo querido, aunque siguió sin importarle, toda su atención estaba en sus sempai's.

Y entonces llegó el día en que le pidieron que volviera al pasado, no preguntó detalles, tenia algunas teorias, pero no le tomo importancia y siguió sus ordenes. Así es como en ese momento se encontraba ahi, muchos años antes de grandes sucesos que marcarían la historia.

A la lejanía visualizo una isla, no era cualquiera, se trataba de Sabody, el punto de encuentro. Sonrió, era hora de volver.

+++

Nojiko miraba fijamente desde la ventana como el hombre cargaba un bulto de dinero, distribuyéndolo al pueblo, arrugó sus cejas y recargó su cabeza en la palma de su mano –Nami ¿Realmente le pediste a este hombre ayuda?– preguntó al aire

DesaparecidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora