Capítulo 6: Quédate

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Mile y Apo pasaron una tarde hermosa, viendo películas y comiendo.

- Creo que debo irme –Apo estaba recostado en sobre el pecho de Mile.

- No quiero dejarte ir -Mile lo abrazó apretándolo.

- Ni yo me quiero ir, pero no tengo de otra –Apo se enderezó y le dio un beso–, mañana trabajamos los dos.

- Nosotros estamos en proceso de creación y no hacemos mucho, pues tiene que llegarnos ideas y el grupo esta lleno de problemas.

- ¿Cómo así?

- Pues, Bible ha estado algo raro estos días, Jeff casi no aparece, Pong no anda ido con algo y bas... bueno tu debes saber qué le pasa a bas.

- Yo no me meto en problemas Mile –Apo se levantó y fue a dejar los platos a la cocina.

- Solo quiero saber por qué no ha aparecido estos días.

- Lo único que diré es que Job tampoco ha aparecido –se abrazó al cuello de Mile y el mayor tomó por la cintura al chico.

- Creo que eso responde en algo a mi pregunta –su nariz se pegó al cuello del moreno–, hueles muy bien.

- Me haces cosquillas Mile.

- De verdad no quiero que te vayas.

- Pero debo hacerlo –Apo se dejó acariciar la cintura y el cuello, quería de verdad quedarse, pero tenía una sesión de fotos temprano.

- ¿si te quedas y te llevó temprano a tu casa mañana?

- Mile, no me tientes.

- Apo –el mayor lo abrazó pegándolo a su cuerpo– por favor.

- Ok, me quedaré –reposó su cabeza en el hombro del mayor–, pero mañana deberás llevarme temprano.

- Lo prometo –tomó la mano del chico– vamos.

- Espera, ¿dormiremos juntos?

- Claro, si no para que te pediría que te quedaras.

- Pero Mile...

- Solo dormir Apo, bueno puede que te abracé mucho en la noche, pero no pasará nada más.

- Ok, pero me quiero duchar.

Mile lo arrastró a la habitación, lo llevó al baño y fue por ropa y una toalla, el chico le dio un tierno beso y cerró la puerta.

- Debes estar tranquilo Mile –el guitarrista hablaba consigo mismo–, por muy apuesto que parezca Apo, no puedes dejarte llevar.

Apo se estaba duchando y no pudo evitar recordar lo que pasó en el sofá.

- Apo no te dejes llevar, es solo la primera cita, tu no eres fácil –el chico se estaba aconsejando a si mismo.

Apo salió del baño ya vestido con la ropa de Mile, que por cierto le quedaba algo grande.

- Apo –Mile se mordió los labios, pues el modelo estaba tan hermosos con su camiseta y su pantalón corto–, te ves encantador.

- Mile –el chico se sonrojó y se sentó en la cama- ¿te ducharas?

- Sí, vengo de inmediato –le dio un pequeño beso y se metió al baño.

No tardo tardó mucho en ducharse y salió solo con un pantalón corto, a torso desnudo y con gotas de agua aun cayendo desde su cuello al pecho.

- Mile –el chico no pudo evitar ponerse nervioso ante tal imagen– deberías ponerte algo.

- Pues, no suelo dormir con nada más.

- Pero... -Mile se sentó a su lado y rodeó a cintura del modelo con sus brazos.

- Apo, no te pongas tímido o no podré controlarme.

- Es que tu...

- Maldición –Apo recibió un beso profundo por parte de Mile, dejándolo algo sorprendido, pero no por ello no correspondería.

- Mile... -Apo se sentía ansioso y algo caliente– de verdad quiero tomarlo con calma.

- Yo igual, pero no me ayudas Apo –Mile sonrió, se levantó, salió al balcón y trató de calmarse.

- ¿Estas bien? –preguntó el modelo cuando salió al balcón para buscarlo después de dos minutos.

- Sí –el mayor lo abrazó– vayamos a dormir.

- Gracias por entender.

- Me gustas Apo y lo que tú quieras se hará.

- Ven –lo llevó de la mano a la cama y se acostó– abrázame toda la noche.

- Me encantas –Mile se acostó a su lado y lo abrazó.

Esa noche no pasaría nada, pero ganas no le falto a ambos. Mile apretó toda la noche a Apo, haciendo que su anatomía le juegue una mala pasada.

Al día siguiente Mile tuvo que levantarse a duchar, pues su pene estaba como una roca de duro.

- Debes calmarte, si no Apo pensarás que eres un maldito pervertido.

Pero Mile no sabía que Apo llevaba un rato despierto y sintió como era acosado por el pene de Mile, pero no le importó realmente. Se levantó y fue a preparar algo de desayunar.

- Oh, pensé que aun dormías –Mile lo abrazó por detrás– hueles muy bien.

- Idiota es el desayuno.

- No definitivamente eres tú.

- Mile –el chico se dio media vuelta y le dio un beso en los labios– me iré a duchar, espera para que comamos juntos.

- Te espero hermoso –mientras Mile arregló la mesa y acomodó los platos.

Al rato pequeño apareció Apo ya vestido y bañado.

- No puedo creer la suerte que tengo de que te hayas fijado en mí –dijo Mile tomándolo de la cintura para besarlo.

- Lo sé guapo, tienes mucha suerte –le devolvió el beso– pero ahora hay que comer o ninguno llegará al trabajo.

- Claro –se sentaron y luego de 20 minutos ya habían terminado de comer.

Mile y Apo se subieron al auto del mayor, tomarno rumbo al departamento del modelo y cuando llegarno se besaron un poco más.

- A penas termines me avisas –dijo Mile–, te iré a recoger.

- Pero tu debes trabajar igual.

- Ya te dije no hay mucho que hacer si no estamos todos concentrados, un álbum puede tardar un año en salir.

- Mile, no quiero entorpecer tu trabajo.

- Ok –dijo haciendo un puchero.

- No pongas esa cara –Apo le dio un pequeño beso–, te avisare.

- Hasta luego hermoso.

- Hasta después guapo.

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