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Clase de Filosofía, lugar donde los libros son fundamentales, o al menos ese era el pensamiento de Khristeen, le gustaba leer, pero sinceramente los libros de amor no eran sus favoritos, ella prefería aquellos que te motivan a seguir tus sueños. Podía pasar horas leyendo sobre como gente simple hacia lo imposible para conseguir una meta.

—Profesor ¿Me puede permitir a la señorita Evenson? —dijo la Subdirectora interrumpiendo la clase mientras asomaba su cabeza por la puerta.

Khristeen regresó a la realidad al escucha su apellido.

—Por supuesto, —volteo a ver a la chica— señorita Evenson, acompañe a la profesora.

Khristeen asintió y se levantó de su asiento, caminando desde la parte de atrás hacia la puerta y salir de la clase.

Caminó por el pasillo, justo tres pasos atrás de la Subdirectora, la cual la llevó a la dirección y ahí le indico que entrará.

La chica hizo lo que se le ordenó con calma; al ingresar a la habitación observó que la directora no estaba sola, está se encontraba con dos hombres de traje.

—¿Quería verme profesora?

La directora le asintió y le indicó que entrará, cosa que la chica hizo sin prisa.

—Khristeen Evenson, ellos son los detectives Wright y Miller, quieren preguntarte algo.

La joven tomó asiento justo adelante de los detectives, lista para oír lo que le querían preguntar.

—Khristeen Evenson, quisiéramos preguntarme algo respecto a los chicos desaparecidos.

—¿Por qué? —preguntó la chica extrañada.

—Escuchamos de algunos estudiantes que tú hablaste con todos, ¿nos dirías cuál era tu relación con ellos?

—Pues con Billy Showalter hablaba un poquito cuando lo veía pasar por las mientras repartía los periódicos, cuando pasaba por mi casa y yo salía el siempre me saludaba y yo respondía, además su perrito me gustaba y lo veía como una forma de acariciar al animal, Vance Hopper siempre lo veía en la tienda, jugando, una vez tropecé y caí sobre él, solo se rió, me ayudó a recobrar la compostura y empezó a platicar conmigo, así que le seguía las pláticas, era divertido estar con el, incluso hicimos competencia a ver quien llegaba a un récord más alto en el juego de la tienda.

—¿Y con Bruce Yamada y Griffin Stagg?—preguntó el detective Wright.

—Con Griffin hablé muy poco lamentablemente, lo intentaba ayudar cuando los alumnos de grados mayores lo golpeaban, en una de esas ocasiones lo lleve a la enfermería para que le curaran las heridas y fue cuando conocí a Bruce, el había ido a la enfermería por una torcedura al parecer.

—¿No nos estás ocultando algo?— cuestionó el detective Miller.

—¿Qué razón tendría para mentir? ¿Qué ganaría?

—La señorita Khris es una de nuestras alumnas más aplicadas y educadas, sinceramente no creo que ella esté involucrada en el caso, que ella haya hablado con los chicos no tiene relación con lo sucedido ya que ella es muy sociable. —abogó la directora.

—Ella podrá ser muy aplicada y educada, pero tenía relación con las víctimas y debe tener información que...

De repente se escuchó una risita que interrumpió la respuesta del detective y la atención se dirigió hacia la causante de tal sonido.

—Ya veo a donde va esto, a tal grado a llegado su frustración de no servir como detectives que culpan a una niña de 13 años por un crimen que ustedes llevan AÑOS de no poder solucionar, ademas de que la policía es tan inepta que ni siquiera se les ha ocurrido patrullar las calles para proteger a los niños. Aunque claro, si no sirven para proteger a los niños que diariamente sufren violencia por parte de su familia, ¿qué se puede esperar que hagan por aquellos que son secuestrados?

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐎𝐍𝐄𝐓𝐀𝐒 𝐘 𝐓𝐈𝐓𝐈𝐑𝐈𝐓𝐄𝐑𝐎𝐒 || Fɪɴɴᴇʏ BʟᴀᴋᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora