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Gritos. Eso es lo que despertó a Finney aquel sábado en el que se quedó dormido frente al televisor, sin perder tiempo corrió asustado a la cocina temiendo por su pequeña hermana, pues los gritos eran de ella, al entrar vio a su padre pegándole cruelmente en la espalda con un cinturón.

—¡Ya! ¡No le pegues!—gritó Finney.

—¡Tú! ¡No te metas! —dijo el señor Blake señalando a su hijo mayor con el cinturón.

El hombre molesto volvió su vista a su hija.

—Gweny, llegaron a mi trabajo... ¡¿Por qué la policía vino a mi trabajo!? —preguntó el hombre mientras otro azote fue dado a la menor.

—¡Ya perdóname! —dijo Gwendoline entre sollozo.

—¡Tienes que decirme lo que sepas de la investigación!

—¡Nada!

—¡Dime lo que...! ¡¿Qué?!

—¡Nada!

—¡¿Eh?!

—¡Que nada!

—¡¿Qué?! —preguntó el hombre furioso.

La pequeña tomó la botella de alcohol de su papá y se apartó de el.

—¡Te dije que nada! —alzó la botella en su mano— ¡Si lo haces de nuevo voy a tirarla!

—Tú tiras la botella y te golpearé el doble de fuerte.

El hombre amenazó con acercarse y la niña tiro aquella botella haciendo que el hombre perdiera el control y volviera a golpearla.

—¡Déjala!

Finney había estado callado observando la situación, pero llegó un punto en el que el miedo por el daño que se le hacía a su hermana aumentó y grito.

—¡Escúchame bien! ¡Escucha! ¡Tú! ¡No eres...! Tú madre... ¡Osea que tú no escuchas cosas que no están ahí, no puedes ver cosas que no están ahí!

—Okey...

—¡No son reales Gweny! Y tus sueños... Son solo putos sueños... ¿Entiendes? ¡Dime que me entiendes!

—Si... —dijo entre lágrimas Gwendoline.

— ¡Dilo! ¡Quiero escucharlo!

— ¡Mis sueños son solo sueños!

— ¡Repítelo!

— ¡Mis sueños son solo sueños!

— ¡Una vez más!

— ¡Mis sueños son solo sueños, papá! —dijo mirando a aquel hombre con desprecio.

El señor Blake por fin se calmo y dejó ir a su hija, advirtiéndole sobre ponerse hielo en aquellos golpes.

—¿Tú sabías algo de esto? —dijo viendo a su hijo mayor.

Finney negó, viendo a aquel hombre con odio, con dolor, con rencor...

—También va para ti esta lección, ¡¿Entiendes!? —Finney asintió— Ya lárgate.

El chico salió hecho una furia de la cocina y fue a la sala con su hermana, la cual veía la tele mientras trataba de  contener su llanto, tan pronto sintió a su hermano a un lado inclinó su cabeza y se recargo en su hombro.

Desde que su madre murió su vida empeoró, su padre al enterarse de las habilidades de Gwendoline la golpeó hasta dejarle en claro que NADIE debía saber sobre estas.

Finney empezó a odiar todo, su vida, su casa, su padre, ¿en qué momento su madre los dejó con ese monstruo?, la impotencia lo estaba carcomiendo, el no haber ayudado a su hermana lo mataba desde adentro, pero sabía que si no se defendía ni el, ¿qué podía hacer por su hermana?

𝐌𝐀𝐑𝐈𝐎𝐍𝐄𝐓𝐀𝐒 𝐘 𝐓𝐈𝐓𝐈𝐑𝐈𝐓𝐄𝐑𝐎𝐒 || Fɪɴɴᴇʏ BʟᴀᴋᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora