𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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𝐏𝐚𝐮𝐫𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐠𝐞𝐥𝐚𝐭𝐞


El hermoso riachuelo siendo iluminado por la luz de la luna, la cabaña a su lado siendo un claro contraste de marrón entre todo el verde de las montañas a su alrededor.

Fue guiado dentro de la cabaña por sus manos entrelazadas. Su respiración se detuvo en su garganta cuando al entrar, encontró una cálida alcoba alumbrada por suaves velas alrededor; delicadas sabanas sobre un pequeño colchón en forma de nido recibiendo el resplandor de la chimenea.

—Harry...es...esto es...Dioses—tartamudeo volteando a mirarlo. Pudo notar el nerviosismo en su rostro por como mordía sus mejillas internas insistentemente.

Harry nunca demostraba su nerviosismo y que lo hiciera ahora solo aseguraba que era verdaderamente importante para él; —amor...es hermoso—dijo poniendo sus manos sobre su mejilla—¿Tú hiciste todo esto?

—¿Te gusta? —susurró poniendo sus manos sobre su cintura—Liam y Bill pudieron haber cooperado un poco...—se avergonzó—no tenía idea de cómo hacer algo así de especial para ti, por eso pedí ayuda.

Louis sonrió regalándole el delicado rose de sus labios en un beso lento y suave haciéndole saber lo agradecido que estaba; el solo hecho de que Harry había pedido ayuda para regalarle este momento hizo derretir su corazón, su cara de ensueño lo transformó a alguien tan frágil que quiso acurrucarlo en su pecho.

Recordó una pequeña charla con Elena, la cual había mencionado lo frío y poco sensible de su niño, lo tanto que le costaba expresar sus sentimientos; Louis es el único que lo ha apreciado en su forma más vulnerable. En la forma en que demuestra su amor.

—Hazz, es hermoso. Me encanta. Gracias amor—alabó volviéndolo a besarlo con profundidad.

Algunas anécdotas graciosas de sus infancias no se hicieron esperar, principalmente momentos en los que no se desmoronaba todo a su alrededor. A la luz de la chimenea Harry abrió su corazón ante un chico de ojos azules que lo miraba repleto de lágrimas. Primera vez que Harry recuerda haberse desarmado después de la muerte de su madre; hablar sobre sus padres siempre era algo que evitaba, pero ahora solo podía sentirse en paz al sacar pequeños fragmentos de verdad combinados con mentiras piadosas de como los había perdido siendo tan pequeño; las cálidas manos de Louis limpiando sus lágrimas se sintieron como el hombro que siempre necesitó para abrirse y llorarlos sin miedo alguno. Sin ser el hombre fuerte y temido por todos, permitirse ser frágil. 

Piensa que, si hubiese conocido a Louis en ese entonces, quizás hubiesen sido de esos mejores amigos que con el tiempo se dan cuenta que existe mucho más que solo una amistad, si sus padres no hubiesen muerto él no tendría que estar a cargo ahora, habría dejado todo solo para estar a su lado. O quizás todo sería igual y solo se estaba haciendo pequeñas ilusiones.

Louis habló sobre su madre y Eric, su sangre hirvió al imaginar un pequeño Lou siendo maltratado y juró para sí mismo castigar al maldito al momento de regresar.

Comieron, rieron y se besaron entre lágrimas, hasta que la noche se hizo más espesa.

—Me vas a detestar por esto, pero...tengo una idea loca—mencionó Louis sorbiendo su nariz mientras se ponía en pie.

Harry sonrió limpiando el rastro las ultimas de lágrimas en su mejilla—Jamás podría detestarte...pero me dan un poco de miedo tus ideas­—sonrió.

—Vamos afuera—extendió su mano hacia Harry que aún seguía sentado sobre las mantas.

—Louis...

𝐑𝐞𝐯𝐞𝐥𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐨𝐟 𝐝𝐚𝐲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora