𝐗𝐕𝐈

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𝐂𝐚𝐬𝐚


Al momento de llegar a su departamento, Louis recuerda haber presenciado a un Niall histérico al punto del llanto en uno de sus sofás que en cuanto lo vio corrió hacia el maldiciéndolo por no contestar sus llamadas y mensajes, logró sentirse mal por un momento hasta que vio a Daya en el sofá opuesto tomando una cerveza mientras miraba su laptop como si nada. Suponía que quizás un (ya no rubio) debió llamarla desesperado y ella había corrido solo para hacer compañía y asegurarse de que no llamara a estamentos internacionales para que descubrieran donde se encontraba su amigo. Exactamente fue lo que ella le contó.

—Le dije que se relajara, que quizás estabas con Styles...pero ya sabes cómo es—hablo la chica aún sin dirigirle la mirada.

El castaño de ojos azules tuvo que disculparse unos cientos de veces, hasta que Niall le diera un abrazo y todo estuviese arreglado. Daya seguía ignorándolos, demasiado inmersa en su proyecto final, hasta que, en un momento de interés, levantó la mirada y vio las marcas sobre el cuello de su amigo pidiendo que les contara todo con lujos y detalles.

Logró contarles sobre todo sin poder evitar que sus ojos destellaran en ilusión y sus mejillas se calentaran, coloreándose de un suave rosa.

Merda hermano, sí que estas enamorado...—comentó Niall levantando las cejas en señal de asombro hacia un Louis que jamás había demostrado interés a nadie que no fuese de su círculo social y que, al ser hacia un extraño y misterioso hombre, con demasiado dinero como para solo tener un club, lo hacía sentir de una forma no del todo agradable. Tan solo quería asegurarse de que en cualquier momento su mejor amigo no terminaría con pedazos de su corazón esparcidos en el frío suelo.

Louis asintió avergonzado ante la afirmación, porque era cierto. Se encontraba tontamente enamorado de Harry Styles. Tanto que sentía que sus venas estallarían en cualquier momento por lo rápido que su corazón bombeaba su sangre a través de ellas.

Justo ahora, dos días después de esa declaración, se encontraba en el auto de su amado con el dorso de su mano sobre los labios del mismo. En un intento desmesurado por mantener el contacto entre sus pieles, Harry entrelazó sus dedos repartiendo pequeños besos sobre esta; un pequeño y adormilado Louis solo le sonreía con su cabecita recostada al asiento de copiloto, ignorando los comentarios sarcásticos de Niall y Gemma en la parte trasera del coche. 

—¿Pudiste descansar un poco?

Louis asintió, llevando ahora la palma de la mano de Harry a sus labios para darle un beso.

—Lo mejor que se puede cuando tienes a un parlanchín en el auto—murmuró, moviendo su cabeza en delicados estiramientos.

—¡Hey! Estoy aquí, tonto—protestó dándole un pequeño manotazo al ojiazul, arrepintiéndose totalmente en cuando vio la mirada (nada amigable) de Harry a través del retrovisor.

—Cuida tus movimientos, Horan—advirtió con parsimonia, pero, aun así, haciendo que sus vellos se erizaran.

El viaje continuo con tranquilidad hasta que, en la radio, se hizo escuchar una canción ya conocida.

—¡Uhh! ¡Súbele a esa Styles! —aulló Niall, olvidando por completo las miradas de advertencias.

—No, está bien así.

Louis, con demasiado cuidado, acercó su mano a la consoló subiendo su volumen, dándole una mirada tierna junto a un pequeño puchero formándose en sus labios.

—Vamos amor...es buena—excusó con cara de inocente; la cual Harry recordaba muy bien no haber visto hace dos días atrás.

Solo pudo girar sus ojos e intentar contener la punzante sonrisa en sus labios; dirigió su mirada por el retrovisor al auto negro detrás de ellos, en el que se encontraban dos de sus hombres más confiables en una camioneta Benz a una distancia bastante prudente, para no hacer nada sospechoso. Un séquito de hombre bajo su mando esperando en la vieja casa en medio de prados tan grandes que su fin no podía verse a simple vista.

𝐑𝐞𝐯𝐞𝐥𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 𝐢𝐧 𝐭𝐡𝐞 𝐥𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐨𝐟 𝐝𝐚𝐲.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora