Capítulo | 03

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Narra | ___

Manjiro y yo habíamos salido juntos al mercado, teníamos que ir de compras para poder hacer un picnic en la playa, el rubio estuvo insistiendo mucho para poder llevarme y claramente no me negué.

-Veamos... Mikey, ¿puedes ir por las bebidas?-

-Sí, ¿puedo traer dulces?- Asentí e hizo un sonidito de emoción, fue casi corriendo a la zona de bebidas y dulces para poder comprar lo que quería.

Estuve buscando las verduras que necesitaría para hacer una ensalada que acompañara al resto de la comida, haría carne, arroz y llevaría unos 6 ramen, conociendo a Manjiro, sabía que le encantaba comer.

Mientras fui al pasillo de estas sopas, alguien me acorraló.

-¿Mikey?- Volteé a mirarlo, pero solo ví a un señor de casi 40 años, mirándome con lujuria y sosteniendo un cuchillo en su mano derecha.

-Más te vale ser silenciosa si no quieres que tu lindo rostro esté sangrando.- El hombre estaba tocando una de mis piernas, las lágrimas se acumulaban en mis ojos e intentaba no gritar para que no me hiciera daño.
Aunque algunos sollozos de mi parte comenzaban a escucharse, y eso lo hizo enojar, dándome una fuerte cachetada, provocando que su mano quedara dibujada en mi mejilla con un tono rojo que pronto pasaría a ser verde o morado.

-¿Qué le acabas de hacer a mi chica?-
Era Manjiro, su expresión seria y el aura que emanaba asustaría a cualquiera, pero a mí solo me causó alegría.
Fuí corriendo hacia él, me abrazó para luego apartarme.

-Disculpe señorita, pero yo no dije que podía irse.- Intentó tomar mi brazo, pero Mikey lo detuvo, agarrando su brazo con fuerza y rompiéndolo al instante, el grito del imbécil no se hizo esperar.
Estaba listo para atacar al rubio con el cuchillo que traía al inicio, eso me alarmó bastante, pero el de baja estatura lo esquivó por completo para proceder a darle una de sus características patadas, dejándolo aturdido porque aún tenía algo que decirle.

-No te vuelvas a meter con ella o te mataré, recuérdalo.-

Sin más, pateó su cabeza un par de veces.
Tomó mi mano sin decir palabra alguna y salimos de la tienda, obviamente después de pagar por lo que llevaríamos.






-Lamento mucho haberte dejado sola...-

Habló una vez que estuvimos en mi hogar, él estaba sentado en el sofá, abrazándome y recostando su cabeza en mi hombro.

-No fue tu culpa.-
Acaricié su cabello como hacía normalmente para poder tranquilizarlo y hacerle saber que todo lo que ha sucedido no era algo de lo que fuera culpable.
-Más bien... muchas gracias por salvarme, eres mi héroe, Manjiro.-

Dejé un beso en su mejilla y pude ver una sonrisa en sus labios, una real después de tanto tiempo. Eso me alegró demasiado.


Cuando por fin estábamos en la playa, extendí una sábana en la arena, donde dejé el almuerzo que había preparado con ayuda de Manjiro.

Y el mencionado me estaba llamando con señas para que fuera al mar con él, ya se encontraba en el agua, nadando al igual que esperándome.

Me quité la polera con mis pantalones para quedar en mi traje de baño, consistía en un short y top deportivo color negro.

Llevé un dorayaki y corrí para entrar al océano.

-te ves hermosa.- afirmó sonriente y lanzándome agua al rostro.

-¡Hey! Ya no te daré esto.- le mostré el dulce que tanto le gustaba, frunció el ceño e intentó quitármelo, fallando en el intento.

-¡eso no se vale! ¡___ es mala conmi...-
Cuando se encontraba hablando, aproveché para devolverle el primer ataque, haciendo que el líquido entrara a su boca y tosiera.



En resúmen, me disculpé con él, dándole por fin el dorayaki. Manjiro sin dudarlo, lo aceptó.
Estuvo comiéndolo con tranquilidad, hasta que decidí comentar.

-hoy día fue hermoso.-

-lo ha sido.-

Nuestras respiraciones chocaban, nuestros labios rozaban entre sí, la distancia poco a poco iba siendo cada vez menos.
Pero el distanciamiento volvió; una gaviota le quitó el dorayaki de la mano al rubio, y este solo persiguió al ave sin cansancio, quería recuperar lo que ese ladrón le había quitado.

Me pareció un momento gracioso que sería bueno recordar, así que tomé fotos y grabé videos de ese suceso, atesoraría mucho estos recuerdos.



-trabajo listo, jefe.-

Mi amor por tí - Manjiro SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora