27: La boda de mi madre

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DIONNE

23 de diciembre.

La boda de mi madre.

Termino de ajustarle la corbata a Nico, aunque sé que va a quitársela después de la ceremonia.

–¿Ya? – pregunta Nico.

Asiento.

–Mi padre la llevará al altar. Es raro.

–Son amigos, tan raro no es.

–Mis padres yendo juntos a un altar. Eso es raro.

Él suelta una pequeña risa.

–¿Vamos?

–Vamos.

Toma mi mano y nos dirigimos a la habitación donde está mi madre.

–Hola – digo cuando entro junto a mi novio a la habitación.

Las maquilladoras están acabando de preparar a mi madre.

–Hola cariño.

–¿Está preparada? – pregunta mi novio.

–Sí. Un poco nerviosa – contesta mi madre dándole una sonrisa al gallego.

Mi madre decidió dejar los prejuicios y aceptar a Nico.

Hablamos un poco hasta que pican a la puerta.

Mi padre, con un esmoquin negro, entra al cuarto con una gran sonrisa.

Mi madre se levanta y le abraza.

–¿Lista?

Ella asiente.

–Lista.

–Te deseo lo mejor en este nuevo matrimonio.

–Lo mismo digo con el tuyo.

...

La ceremonia trascurre con normalidad. Unas pocas lágrimas salen cuando mi madre llega. Nico luego se burla de mí casi toda la ceremonia mientras se dan los votos.

Bebo un poco de mi ron cola, mientras veo a la gente bailar.

–¿Me concede este baile Dionne con dos n?

Miro a Nico, que esta con su mano delante de mí, preparado para que la tome y bailemos.

–Uno solo – digo, dejando el combinado en la mesa y levantándome.

Él ríe ante mi comentario, yo solo me levanto y tomo su mano.

Bailamos durante un buen rato, más de una canción porque aquí el amigo se ha empeñado en bailar unas cuantas y no soltarme.

–El ramo! – grita alguien.

Miramos hacia donde están varias chicas y mi madre esta de espaldas, preparada para tirar el ramo.

–Dio ven – pide mi madre.

Suspiro y miro a Nico. El me indica con la cabeza que vaya y yo ruedo los ojos.

Estoy en una posición en la que no tendría por qué cogerlo, que tampoco voy a hacerlo, no creo en estas cosas.

Mi madre lo tira y...

...como era muy de esperar...

...cae justo en mi mano.

Justo.

Todo el mundo aplaude como loco. Mi cara debe ser un cuadro. Mi madre me abraza.

–Serás la siguiente cariño – susurra –. Espero que sea con Nico.

Varias personas que no conozco se me acercan y me hablan durante más de diez minutos de los afortunada que soy, que si que suerte, que me voy a casar con Nico, que es una señal...

Comienzo a apartarme, me estoy comenzando a poner muy nerviosa y me sudan las manos.

Cuando me separo y huyo de la marabunta que se ha formado en la pista de baile, veo a Nico hablar con mi padre.

–¡Has cogido el ramo! – exclama mi padre, cuando me ve con el ramo de rosas blancas de mi madre –. Felicidades cariño.

Lo que faltaba.

–¿Por qué os importa tanto? Es solo coger un ramo – digo, algo cansada y intentando ocultar ese pequeño brote de ansiedad que me ha surgido en la pista hace unos minutos.

Mi padre me mira raro y luego mira a Nico. Él asiente y mi padre se marcha.

Nico se acerca y posa sus manos en mi cintura.

–Dio...¿qué pasa? – pregunta, con preocupación.

Niego.

–Nada. Voy al baño – digo, cuando noto que comienza a faltarme el aire.

Estoy sudando demasiado. Mis manos comienzan a temblar.

Corro hacia la puerta donde están los cubículos y entro en uno.

No puedo más y comienzo a llorar.

Mi respiración acelerada se combina con sofocos por llorar, haciendo que sea imposible calmarme.

–Dio abre – dice la voz de Nico, calmada.

Ni siquiera tengo voz como para responderle.

NICO

Dedico meterme por el hueco que hay entre la puerta y el suelo. Dudo un momento porque no sé si voy a caber, pero entro con facilidad.

Mi novia esta sentada en la tapa del retrete, con las manos tapando el hermoso rostro que tiene.

–Dio...

Cojo sus manos con delicadeza y las agarro.

–Respira, ¿vale? – digo, comenzando a respirar sonoramente y con calma.

Ella, al cabo de un par de minutos, termina imitando mi respiración. Yo voy limpiando las lágrimas de su rostro y ella no dice nada.

–¿Estás mejor? – pregunto con preocupación.

Asiente levemente.

–¿Po-podemos irnos? – pregunta, con voz rota.

Asiento.

Salimos del cubículo y le mando un mensaje a Xavi diciéndole que nos vamos.

Cojo el coche, no he bebido nada en toda la ceremonia excepto un sorbo de champagne, y nos dirigimos hacia el hotel que han reservado para los invitados, que está a unos diez minutos del recinto de la boda.

...

Abro la puerta de la habitación y Dio entra la primera. Va directa al baño y yo me quito la corbata y la americana.

Paso la mano por mi pelo y miro las vistas de las afueras de Barcelona.

Noto como Dio me abraza por detrás.

–¿Qué ha pasado Dio? – pregunto, con preocupación.

Me giro y ella solo se aparta de mi y niega con la cabeza.

–Solo...me he agobiado.

Asiento y me desabrocho los botones de la camisa.

Dio me pega un repaso bastante descarado.

–Descarada – digo, dramático. Ella ríe. Justo lo que quería.

Nos cambiamos y nos tumbamos en la cama.

Duermo con la cabeza de la pelinegra en mi torso.

Esta más tranquila, al menos le he hecho reír, que era el objetivo. 

___

Maratón de capítulos finales de la historia :)

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HABITACION 614 | Nico GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora