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Me despierto en medio de la noche con un sobresalto, volviéndome consciente en un instante, seguro de que estoy solo en la casa

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Me despierto en medio de la noche con un sobresalto, volviéndome consciente en un instante, seguro de que estoy solo en la casa. Mi corazón está hecho de plomo mientras reviso el baño, la cocina, incluso el maldito porche delantero, como si ella pudiera estar columpiándose con los dedos de los pies en las tablas de madera con cicatrices. Incluso los grillos están callados a esta hora. El mundo se siente en un silencio incómodo. Salgo hacia la hierba y miro hacia arriba, vistiendo jeans y nada más. Los cielo oscuro se inclina sobre mí, como si estuviera llenos de agua, pesada y amenazante.

Cuando vuelvo adentro encuentro mi teléfono en la mesa de desayuno, colocada cuidadosamente al lado de mi billetera, y una nota escrita.

Tomé el dinero que prometiste.

Miro los bucles como si su letra de alguna manera me pudiera decir algo acerca de su alma.
¿Por qué diablos quiero saber sobre su alma? No lo sé.

Quería sexo con ella y lo conseguí. Mucho sexo. Una verdadera ridícula cantidad de sexo. Llegué al clímax tan fuerte que parecía irreal.

La única razón por la que me siento extraño ahora es... que le habría dado una bonificación. No es suficiente dinero, lo que prometí, lo que ella tomó. Y yo mismo la habría llevado de regreso. Todo el asunto se habría sentido degradante y barato, pero diablos. No es que despertarme sólo sea mejor.

"¿Por qué no me despertaste, Hinata?"
Porque no quiso despedirse, pendejo.

Está no es la mañana que esperaba. Ésto fue un servicio pagado. Excepto que sé que ella no lo tomo así. Yo tampoco.

Cojo la cartera, las llaves y las meto en el bolsillo. Iré tras ella. La aplicación dice que la dejaron en 'su hogar', pero debería ir a verla. Debería asegurarme de que está bien. Debería…

Debería dejarla en paz.

¿Cuándo terminaría? Nunca. Fingiría que lo estaba haciendo para ayudarla, pero en realidad solo la instalaría en mi casa como mi esclava sexual personal. Sería el hazmerreír de la cuidad, como ella dijo, pero eso me importa una mierda.

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