Sangre y Gloria

Capitulo 3: Nuevos aliados.

Que no está muerto lo que yace eternamente; y en el paso de los eones, aún la misma muerte puede morir. HP Lovecraft

Para Annalise la vida le había sonreído muchas veces, tuvo un ascenso relativamente tranquilo al trono de Cainhurst sin tener que preocuparse de muchas cosas y terminando como la que ordenaría lo que quisiera a esas casas de nobles petulantes, dueños de varias propiedades, territorios e incluso pequeñas armadas, siendo sinceros de una vez, ¿Quién no estaría encantado con ese resultado? Pero todo no podía ser perfecto, tenían que casarla con un hombre sin deseos de gobernar, lo único bueno que pudo sacar de el era su fascinación por el  arte y la anatomía, pintando  obras tanto cautivadoras como bizarras, desde las hermosas estrellas hasta seres de origen pesadillesco. Sin embargo todo cambio esa noche en la que ese erudito de Byrgenwerth trajo esa sangre maldita, muchos en un principio dudaron de probar esa sangre así que Annalise la acepto gustosamente para demostrarle a todos que estaba por encima de cualquiera dentro del castillo, escuchando también las historias contadas por el erudito sobre una antigua civilización con un reina de nombre Yharnam que deseaba tener un hijo con un grande. 

Los nobles viendo los asombrosos resultados estos no tardaron en pedirle de su sangre, haaa esta situación fue magnifica en todo sentido, tenia a todos comiendo de su palma siendo incluso mas dependientes que antes. Los efectos secundarios no tardaron mucho en revelarse y lejos de estar aterrorizados estos estaban extasiados con nuevas formas, sobre todo su esposo quien veía por fin frente a sus ojos criaturas como mostraban en sus pinturas, lo escuchaba por las noches murmurar siempre cosas mientras pintaba, incluso su decimosegunda prima disfrutaba de matar a los nobles convertidos, hooo María, como la extrañaba después de que se fuera con ese cazador, después la felicidad no duro mucho, habían llamado la atención de esa retorcida iglesia trayendo consigo a los queridos ejecutores comandados a nombre de Logarius.

Vio como le aplastaban la cabeza a su marido sin piedad, vio como sus aliados eran masacrados, el ataque solo duro unas pocas horas quedando completamente sola en esa sala con solo su fiel guardaespaldas saliendo a Yharnam en busca de sangre de un grande para de ese modo tener los que esa reina nunca tuvo.

Pasaron muchos años hasta la llegada de ese peculiar cazador con aroma a luna que no recordaba ni su propio nombre, paso el suficiente tiempo con el para saber que tampoco deseaba un trono o gloria, solo ayudar y hacer compañía a un alma tan solitaria como la suya y en parte recordándole a su antiguo esposo que solo deseaba pintar, sin duda a vivido muchas cosas en su vida, tanto como para ser transportada a otra dimensión, magnifico.

La mañana fue traída a Orario por un sol tranquilo, Venatoras se había ido y Annalise decidida a disfrutar su nueva libertad decidió salir a ver que tal estaban las cosas por su zona que en general estaba cubierta de pies a cabeza por ruinas, tal vez si tenia suerte se encontraría con otros dioses, podría ofrecerles una pequeña colaboración, después de todo la unión hace la fuerza y no estaría mal una alianza entre pequeñas familias, mucho mas discreto que preguntar a una con varios miembros.

Paso por la farmacia azul para preguntarle a Miach si conocía a otros dioses en el área, dado que este vivía hace mucho mas tiempo.  

Toco la puerta suavemente siendo recibida por Nazza quien fue a traer al dios, pronto la deidad apareció por la puerta que daba al almacén.

Miach: Hola Annalise, ¿Cómo has estado?

Annalise: Muy bien Miach, gracias por preguntar, pero no vine solo a visitar. *Dijo sentándose*

Miach: ¿Entonces para que? 

Annalise: Tengo pensado hacer una alianza entre las pequeñas familias.

Miach: Imagino que seria para explorar mas pisos en la mazmorra.

Ella solo asintió.

El dios procedió a marcarle un lugar donde estaban unos de sus clientes habituales, sin nada mas que decir agradeció y se retiro del negocio.