𝐈𝐕

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"Eres tan contradictorio

Una fortaleza fácil de romper"

—Me gustaría empezar a buscar un empleo

Ha estado conviviendo con Keisuke durante un mes, bueno si se le puede llamar así, al hecho que simplemente charlan durante unas horas de la mañana y si tiene suerte intercambian algunas palabras en la noche. Duda si estará dificultando económicamente al menor, conoce el aumento de gastos que involucra un nuevo inquilino, junto con la compra de ropa como un "detalle".

La única lógica en esos momentos es que el contrario se ha decidido a un turno nocturno, explicando esos horarios volubles y que hasta los fines de semana lo escucha discutir en los pasillos cuando presuntamente debería estar dormido. Aunque en el fondo, una duda creciente se va formando, enterrándose en los rincones de su mente, porque no tiene el derecho de dudar de Baji.

Siente que sigue encadenado a cuatro paredes, en las mañanas su maximo apoyo es cocinar el desayuno. Recibiendo una sonrisa de agradecimiento o si Keisuke estaba adormilado, un beso en su frente. Es cobarde porque confrontar a esos ojos almendras hasta en una necesidad tan básica como salir, es intimidante porque es recordar aquellos sucesos que marcaron su vida.

Su mayor confidente durante la infancia y lugar seguro durante la adolescencia se transformaba en un ente extraño. Forzando la convivencia entre dos desconocidos, por más que las sonrisas del otro le refuercen que están volviendo a unirse, para Hanemiya la distancia se acrecienta.

Después de meditarlo, decide iniciar su intercambio de palabras nocturno con esa frase. Espera aliviar la carga del menor, pero más la suya que es una sensación de culpa y sentirse un mísero mantenido, salió de prisión para ser un adulto funcional. No caer de nuevo en ese vórtice de dependencia que lo rompió a sus quince años. Le mostrará a Baji que ha cambiado, que no debe cargar todo solo.

Aprisionado por sus propias expectativas es que las acciones del menor lo sorprendieron. Sujetando la taza de te negro es que el agarre aumentaba, la tensión aplicada en la cerámica provocando pequeñas fisuras, junto con una oración que disminuia sus esperanzas.

—¿Por qué?, no creo que te falte nada aquí

—Keisuke, no soy tu responsabilidad — unos segundos para meditar su respuesta, sentía pequeños cosquilleos en sus manos por los nervios. Tal vez todo se reduce en que no desea molestarle con sus problemas —Deja de querer ser parte de mis problemas, siempre sufres —

Un incómodo silencio se instaura en la habitación, sus ojos ámbar clavados en el piso siguiendo el patrón de la madera, inhalando lento. Escucha el crack en la taza, alzando su rostro y encontrándose con la furia y desesperación contenida de su acompañante.

—¿Por qué siempre me alejas?, lo mismo hiciste cuando decidiste creer a Hanma sobre mí, siempre eres el primero en mis pensamientos, ¿y yo que soy para ti?— un tono de voz quebrado, sin reconocer es a causa de la rabia o del sentimentalismo que invade la conversación.

Las palabras de Keisuke son enterradas como puñales en su corazón, sintiendo está presente en el día donde fue enjuiciado por intento de homicidio. Donde sus ojos se encontraron por última vez y noto el temor por la separación del otro. Que miraba con un amor eterno a su probable asesino, que todavía no comprendía los rincones de la mente de Baji y su impresión de él seguía cerrada a un chico torpe e impulsivo que dedicaba todos sus esfuerzos a las peleas.

—Eres la persona más preciada que tengo — mordiendo sus labios para retener las lágrimas, todos los muros que construía para protegerse en la cárcel se desmoronaban en presencia de el otro. Un hombre que su único contacto fue por cartas unilaterales, que siguen en alguna caja que no ha acomodado, el mismo que ahora acuna su rostro entre sus cálidas manos.

𝐁𝐞𝐠𝐠𝐢𝐧 | [𝐁𝐚𝐣𝐢𝐓𝐨𝐫𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora