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He sentido el deseo de decirle que lo único que lamento es no haberme dado cuenta de eso antes.
La luz de mi habitación se enciende y se apaga, así que cierro el portátil y me dirijo a la puerta. Entre solo a la habitación unos segundos para ojear el Instagram de Jaejoong, pero mis amigos se han instalado en la sala de estar listos para ver la película.
—Mueve tu trasero aquí — dice Heechul. El mismo amigo que esta tan arrepentido de causar problemas en la fiesta de despedida de los juniors.
—Oh, vaya que amable que eres. Estas en mi habitación, en mi sala de estar y mi sillón y aun así están mandándome.
—No vayan a pelear. — exclama Siwon entrando a la sala con un bol de canguil y detrás viene DongHae con las bebidas. Me sorprender ver todos los snacks que hay en la mesa de centro.
Un par de minutos después, estamos comiendo mientras miramos una película al azar. Ni siquiera recuerdo el título, solo sé que me ha sacado un par de carcajadas cada vez que Heechul grita por miedo.
—He perdido un año de vida por cada grito — dice Heechul arrimándose en mis piernas ya que esta sentado en el suelo y usándome de apoyo.
—Si tienes tanto miedo porque escogiste esa película.
—Leí en alguna parte que cuando tienes miedo liberas hormonas como cortisol y adrenalina. Quiero que liberes tu estrés.
Heechul podía ser un dolor de cabeza, pero agradecía su preocupación.
—Te lo agradezco, pero has sido el único que ha liberado el estrés esta noche. Me estoy quedando sordo de tanto grito.
Los chicos estallan en risas y luego Heechul y yo nos unimos en las risas. Es divertido tengo que admitirlo.
No hay nada más relajante que la calma de un sábado por la noche... o, más bien, un domingo de madrugada.
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—Ponme otra, Yunho —pidió Junsu mientras deslizaba el vaso vacío hacia mí, que lo atrapó sin problemas.
—No pienso servirte más, Junsu.
—Solo es cerveza—repuso poniendo los ojos en blanco.
—Pero puede ser igual de peligroso que el whisky. —dije poniendo el vaso en una encimera situada detrás de la barra—. Se acabó. Ya me lo agradecerás.
—Hoy solo quiero emborracharme. No se me tiene permitido, tener el corazón hecho trizas es una buena causa para beber.
Me había mantenido apropósito al margen de sus discusiones porque era difícil sobrellevar mi corazón roto, como para hacerlo de alguien más. Como podía ayudar alguien cuando ni siquiera yo podía resolver mi situación sentimental.
