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Después de observar el cuerpo de la chica, el me observó y al ver mi rostro petrificado no pudo contener la risa

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Después de observar el cuerpo de la chica, el me observó y al ver mi rostro petrificado no pudo contener la risa. Una risa tan perturbadoramente divertida.

—Pensaba seguir jugando con ella, pero tuvo que arruinarlo todo con sus asquerosos germenes.— dijo en tono divertido y decepcionante a la vez. —¿Disfrutaste de la función? Sabes, pensaba liberar mi estrés contigo pero esa chica se acaba de sacrificar por ti jeje, deberías de estar agradecida.— informó moviendo el cuerpo de la chica inmóvil frente a él con la punta de su pie, como si se tratase de un simple insecto muerto.

En ese momento no me importaban nada sus palabras, solo quería salir de ese lugar, los llantos y las palabras de la chica pidiéndome ayuda resonaban en mi cabeza una y otra vez, quería dejar de oírlas, quería olvidar ese momento, olvidar su rostro al sentir la afilada hoja en su garganta, olvidar la sangre, OLVIDARME DE TODO...

—Hey, ¿acaso eres muda?— me observó con una sonrisa despreciable. —Como sea, ya tuve suficiente por hoy jajaja— se giro y subió por las escaleras sin dejar de reír divertido.

Había dejado el cuerpo semidesnudo de la chica ahí como si se tratara de basura, y sin importarle volvió a subir por las escaleras, cerrando con fuerza la puerta.

Algo de tiempo paso después de eso, yo no había podido dormir por la intranquilidad y temor de compartir aquella habitación con esa chica muerta. Y en ese momento me decidí a buscar la manera de escapar, pero al pensar que en el intento podría terminar como ella mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y mis esperanzas de desvanecian en cada intento.

Traté de parar mi llanto antes de que él me viera y volviera a golpearme, ya tenía mi pierna derecha y mis brazos demasiado morados como para seguir recibiendo más golpes.

Al escuchar el chasquido del candado y el rechinido de la puerta me tire nuevamente al suelo y le di la espalda a las escaleras, mi plan era fingir estar dormida.

—¿Sigues durmiendo?— pregunto detrás de mi. —¡Oye!

Trate de no sobresaltarme a causa del temor que me provocaba su voz.

—Bien, supongo que volveré más tarde— soltó un suspiro y sus pasos fueron en dirección a los escalones.

Esperaba a que la puerta se cerrará para poder levantarme. Y al escuchar el cierre de la puerta espere un par de segundos para levante del suelo.

*Espera.. No escuche el seguro del candado*

Al momento en que ese pensamiento pasó por mi cabeza me paralice al escuchar su risa burlona. Me gire lentamente y lo vi sentado en los escalones cercanos a la puerta mientras apollaba su bate sobre uno de sus hombros.

—Debes ser ESTUPIDA si crees que a estas alturas podrías engañarme.— sonrió sin apartar la mirada de mi, con cierto tono ofendido y exaltado en su voz. —Dime, ¿acaso te parezco un maldito idiota?— su tono cambió a uno amenazante en cuention de segundos al momento de ponerse de pie.

EN LAS MANOS DEL PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora