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POV Narradora

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POV Narradora

... aunque el rostro de la joven quedó totalmente irreconocible, todo coincide correctamente con los datos y registros de la joven desaparecida....

El pequeño televisor encendido con el volumen necesario informaba sobre los hechos al chico dentro de la habitación, quien derramaba algunas gotas de sudor mientras subía y bajaba apoyado de sus manos y brazos.

...Desafortunadamente los profesionales no han encontrado pistas concretas que den con el asesino.

*Bip*

El televisor, al igual que las luces de la habitación se apagaron inesperadamente dejando la casa en completa oscuridad.

—M*erda.

Un quejido molesto salió de los labios de él, quien con torpeza tomó la mediana toalla a unos centímetros de su cuerpo y con ayuda de su celular iluminó la habitación.

Evitando tropezar, bajo por los escalones hasta el primer piso examinando los interruptores de cada habitación y pasillo. Llegando a la decisión de revisar la caja de fusibles en el garaje.

Minutos después la electricidad había regresado a la vivienda, y con ella, unos cuantos golpazos que provenían de una de las habitaciones.

POV América

La escasa luz que daba la bombilla del sótano se había extinguido dejando el lugar completamente oscuro. Algo que me alteró inevitablemente, la completa oscuridad, la intranquilidad que me trasmitía el silencio de la habitación y la sensación de que había alguien más a mi lado me asfixiaban, me tenían completamente sofocada.

No podía controlar la aceleración de mi corazón, el dolor en mi pecho era indescriptible y la sudoración de mi cuerpo me hacían queré salir de ahí.

Mis piernas se encontraban mucho mejor después de un par de semanas y logré levantarme débilmente para intentar correr hacia las escaleras olvidandome del dolor. Aun que difícilmente podía ver y tropecé con el escalón inferior, cayendo fuertemente sobre los demás escalones.

Un golpe qué, aunque fue doloroso, no fue impedimento para arrastrarme por los escalones y finalmente pudiendo llegar a la puerta del sótano.

Empuje y golpee intentando abrirla con tanta desesperación que no podía evitar soltar mis lágrimas y algunos débiles gritos para que me sacaran de ahí.

—¡Por favor, ayuda...! ¡¡Quiero salir de aquí!!— exclame con la mayor fuerza que pude mientras seguía empujando y golpeado la puerta con desespero.

Inesperadamente la puerta se abrió y logré apreciar la luz en la otra habitación, aunque la figura que se encontraba sin camisa y acunclillada a escasos centímetros de mí me paralizó desorientada.

EN LAS MANOS DEL PSICOPATADonde viven las historias. Descúbrelo ahora