Impresionado por la franqueza de esa pregunta, Xie Lian parpadeó repetidamente. De todas las cosas que esperaba que Feng Xin -o Mu Qing por lo que importaba- preguntara, esa no era una de ellas.
Estaba esperando algo como "¿Por qué te casaste con él ?" o incluso "¿Te está obligando a quedarte con él?" porque eso es lo que su mente le decía constantemente cuando se trataba de ese tema, porque eso es lo que las personas que no sabían como Hua Cheng amaba a su príncipe heredero -por supuesto con el fantasma fuera de alcance- pero... Feng Xin en realidad le preguntó si estaba feliz.
No lanzó acusaciones, no arrastró a Hua Cheng a la pregunta. Le preguntó a él, y a nadie más. E hizo una pregunta que no podía malinterpretarse de ninguna manera posible.
¿Estaba feliz?
Xie Lian pensó en sus días sin Hua Cheng, años pasados en completa soledad para la mayoría de ellos. Solía caminar día y noche, buscando un lugar donde quedarse, con la esperanza de tener un refugio seco cuando llovía, o mantas calientes cuando llegaban las estaciones frías. Solo un puñado de veces pudo obtener lo que deseaba.
El dinero nunca le pesaba en los bolsillos, y esos pocos puñados de valor nunca se quedaban con él por mucho tiempo, necesitaba comprar comida o, en los casos más afortunados, alquilar una habitación para pasar la noche. La mayoría de las veces, Xie Lian fue perseguido por su terrible mala suerte y solo encontraba comida en mal estado, chozas derrumbadas y nadie dispuesto a mostrarle piedad.
Siempre sonreía, siempre hablaba con las personas con extrema cortesía y amabilidad, nunca se quejaba ni una vez de sus condiciones, pero... Xie Lian no estaba feliz en ese entonces. Sonrió, pero solo era genuino para las personas que buscaban, no para su alma. Cada sonrisa que daba estaba respaldada por lágrimas no derramadas y frustración, cada palabra cortés escondía súplicas sin palabras para que la gente tuviera un poco de piedad.
Llegó a un punto en que tuvo que comer de las ofrendas del templo, ya que no podía practicar inedia para siempre. Para Xie Lian era normal encontrar comida en la tierra y comerla, a pesar de su estado, su estómago gruñía y le dolía después de demasiados días sin algo para digerir.
Siempre estaba débil, siempre cansado, pero seguía recogiendo sobras y tocando en la calle para ganarse la vida, para ganar lo suficiente.
Quería ayudar a las personas, incluso si ayudarlas significaba poner una simple sonrisa en sus rostros y nada más. Hizo lo mejor que pudo, todos los días, pidiendo nada más que algo de comida y agua a cambio, a veces atreviéndose a añadir refugio a sus peticiones.
Pero en realidad no podía hacer nada.
Los susurros y las risas sobre el príncipe heredero caído en desgracia de XianLe nunca se extinguieron. No importa a dónde fuera, siempre podía escuchar a alguien hablando mal de su pasado. Siguió sonriendo, incluso ante esas palabras, esas palabras hirientes que nunca fallaban en reabrir viejas heridas. El tenia que.
De lo contrario, si dejara caer las lágrimas, Xie Lian se habría derrumbado bajo el peso de su propia historia.
Tenía algunos recuerdos a los que aferrarse, pero la felicidad del pasado no era nada para él en el presente. Solo una vaga sombra, incapaz de disipar las nubes oscuras de falta de respeto, odio y decepción que la gente nunca dejó de mostrar al dios deshonrado.
A veces, los recuerdos de un pequeño y triste espíritu de fuego inundaban su mente, le daban migajas de esperanza. El amor todavía estaba ahí fuera, le recordó el fantasma, el amor aún podía volver. Amor por su vida, por la figura reflejada en los espejos, por las manos que no pudo usar para ayudar a la gente.
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Príncipe Heredero y Rey Fantasma【Español】
LosoweDonde el Príncipe Heredero de XianLe asciende por tercera vez, pero él y Hua Cheng ya están casados. No hace falta decir que el Reino Celestial se sorprendió de sus túnicas. Algunos eventos sucedieron mucho antes de su orden cronológico, y hay menc...