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—Muy bien, tu enamoramiento por el chico feo y amargado de la biblioteca ya duró una semana, es hora que dejemos ese lugar y vayamos a otro, ¿qué dices?

Sunoo frunció el ceño con evidente molestia por las palabras de su mejor amigo, ¿cómo iba a descuidar a Heeseung con Jake rondando por ahí? Ni pensarlo, eso no estaba a discusión.

—No, no, no y no —negó repetidas veces con la cabeza, terminando de arreglar su cabello en el reflejo de la puerta de entrada de la biblioteca.

Heeseung negó silenciosamente mientras soltaba un corto suspiro desde el interior al verlo tan concentrado arreglándose, ¿será que no se había dado cuenta de que todos podían observarlo desde adentro?

—Jake me está arrebatando a mí chico sin intentarlo, debo impedirlo —sonó decidido, sonriendo por lo bonito que se miraba ese día.

—¿Jake?

—Si, tu ex crush —dijo con burla. Jay bufó recordando las razones por las cuales el super aplicado y tierno Jake lo rechazó— Heeseung dice que le gusta y no entiendo cómo si casi no viene, lo sé porque vengo desde que abrieron —hizo un puchero, empujando la puerta de entrada.

—Bueno, si le gusta no hay mucho que hacer —se encogió de hombros con indiferencia.

—Si, hay mucho que hacer, Jake no es el indicado, soy yo, lo siento en mi corazoncito.

Jay rodó los ojos y negó con la cabeza, dejando a su amigo para ir hacia los grandes estantes de libros, enfocado en encontrar a Riki, porque si Sunoo lo seguía arrastrando hasta ahí, debía aprovechar el tiempo.

Sunoo aclaró su garganta y apoyó el brazo en el mostrador, poniendo su peso en éste, luciendo relajado cuando realmente por dentro era un total caos.

—¿Cuál es el menú de hoy? —preguntó, Heeseung sin apartar la vista de su computadora, tecleando algunos datos.

—Hoy te ofrezco un postre, el que tú quieras —movió sus cejas varias veces— ¿No te parece buena idea?

—Tengo que considerarlo porque-

—Hola, lamento interrumpir —una tercera voz los distrajo de su conversación.

—Si, dime —Heeseung respondió amable, prestándole atención al chico frente a ellos.

Sunoo sintió como su estómago se contraía de manera incómoda. Entrecerró los ojos y no los apartó de él, atento a lo que tuviera que decirle a Heeseung.

—Hay un libro de historia que no encuentro, y me preguntaba si podías ayudarme a buscarlo.

—Claro —sonrió Heeseung, tecleando algunas cosas en su computadora ya que ahí tenía los libros registrados.

—Así que... Vienes muy seguido aquí, Jake, ¿a qué se debe exactamente? —Sunoo le habló con recelo.

—Me gusta estudiar en vacaciones —respondió sonriente, obteniendo una mueca por parte del castaño.

Heeseung levantó la mirada tan pronto escuchó el nombre del chico.

Así que él es Jake.

No había podido reconocerlo, la otra vez que lo vio, fue de lejos y no pudo apreciar sus facciones, y admitía que si era un chico muy bonito, pero para nada su tipo.

Se fijó en la expresión de Sunoo, sus brazos cruzados, su ceño fruncido y su puchero muy bien marcado. Sonrió enternecido, incluso él podía sentir sus celos, y por alguna razón, se sentía muy divertido al respecto.

—Puedes decirle a Riki, él se encarga de los libros por allá atrás —señaló, entregándole un papel con la información necesaria para encontrar lo que estaba buscando.

—¡Gracias! —sonrió mostrando los dientes y se alejó en busca de su compañero de clases.

Cuando Jake desapareció de la vista de ambos, Sunoo se inclinó sobre el mostrador hasta que su palma llegó al pecho de Heeseung, sintiendo sus rápidos latidos.

—Estás nervioso —concluyó, viéndolo a los ojos con seriedad— Tu corazón late muy rápido por Jake, y eso no me gusta.

Claro que estaba nervioso, y no precisamente por la presencia del rubio que acababa de irse, ¿qué fue ese movimiento tan de repente? Esa pequeña mano en su pecho lo desconcertó un poco, además de que casi la mitad del cuerpo de Sunoo estaba inclinado sobre el mostrador, demasiado cerca de él.

—¿Sabes lo que es el espacio personal? —Heeseung habló casi en un susurro sin dejar de ver sus ojos, abrumado— Estás invadiéndolo justo ahora.

—Salgamos por un postre —volvió a sugerir, esbozando una pequeña sonrisa a pesar de que se sentía un poco desilusionado por la reacción que tuvo frente a Jake.

Heeseung puso su mano sobre la de Sunoo, sintiendo la suavidad de esta bajo la suya, y con cuidado la apartó de su pecho, causando que el castaño saliera de su nube también, ahora un poco sonrojado. Aclaró su garganta y tranquilizó sus latidos.

—Está bien —aceptó por fin, obteniendo una enorme sonrisa por parte del menor que también había empezado a dar pequeños saltitos de emoción en su lugar— Sabes a qué horas termino de trabajar, así que mantente en silencio y sin molestar mientras tanto, ¿de acuerdo?

Sunoo asintió repetidas veces con un brillo inigualable en su mirada, corrió hacia el estante de siempre para sacar su libro y se sentó en una de las mesas, la más cercana al mostrador, ya que de esa manera estaría pendiente de Heeseung sin perder la concentración en su lectura, además de que cuando fuera hora de irse, podrían salir más rápido, no quería perder ni un solo minuto de tiempo, era la primera vez que Heeseung accedía y tenía que aprovechar cada segundo, quien sabe hasta cuando tendrá una nueva oportunidad.

Heeseung se esforzó por mantener la vista en su trabajo, pero a veces era inevitable, podía sentir perfectamente la mirada de Sunoo sobre él, y aunque al principio fue un poco incómodo, dejó de serlo un tiempo después, porque por alguna extraña razón, se sentía ciertamente importante cuando Sunoo lo miraba de esa manera en la que parecía que era lo más interesante y bonito del mundo.

Y a él nunca nadie lo había visto de esa forma.

The library. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora