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—¿Riki y tú son novios?

La pregunta tomó por sorpresa a Jay, causando que se tensara en su lugar sin saber exactamente qué responder.

—No, ¿por qué preguntas? —se hizo el desentendido, regresando la vista a su celular para evitar tener que mirarlo.

—¡Que mal mentiroso eres! —Sunoo le tiró una de sus almohadas, causando que el cabello de su mejor amigo se despeinara por completo— Pensé que me lo dirías —se cruzó de brazos, haciendo un puchero con sus labios.

—¡Es la verdad!

—Mentiroso, los vi esta mañana besándose, y agradece que no le dije a Heeseung que por eso Riki no fue a trabajar —entrecerró los ojos, pareciendo más desanimado que molesto— Ni siquiera me dijiste que te gustaba.

Jay no sabía cómo explicarle la situación sin que sonara mal, si Sunoo se daba cuenta de que era lo que realmente pasaba, de seguro le dejaría de hablar por mucho tiempo, además de que se sentiría decepcionado de él.

Suspiró y se recostó en la cama, tapando su rostro con su antebrazo.

—No somos novios —aseguró.

—Tú eres exactamente como ese chico de mis libros que no sabe lo que quiere —señaló, abrazando una de sus almohadas— Y esos siempre terminan haciendo daño, así que no vayas a lastimar a Kinnie, no somos amigos, pero sé que es agradable, una vez me prestó sus colores en clase y fue muy amable conmigo, así que no le hagas daño.

Jay sintió la culpa golpear contra su pecho, claro que sabía que Riki era un muy buen chico que no se metía en problemas con nadie, sin embargo, era muy solitario e indiferente con los demás, todos decían que no tenía sentimientos y que por eso nunca había salido con alguien, y por eso surgió la apuesta entre los chicos de último año, solo que ahora, Jay no estaba seguro de querer seguir con eso.

—No le haré daño —murmuró, mintiéndole a su mejor amigo y a sí mismo, en su cabeza trataba de idear un plan en donde decir la verdad no resultara tan catastrófico.

—Te perdono entonces —sonrió, metiéndose bajo sus sábanas— Ahora quítate de mi cama porque tengo sueño —empezó a empujarlo con los pies, escuchando sus quejas, pero no le importó, no le gustaba dormir con Jay porque era muy alto y siempre terminaba casi aplastado por él, o incluso casi fuera de la cama.

—Deja de patearme~ —lloriqueó, dejándose empujar hasta que terminó cayendo al suelo en donde ya estaba arreglado su colchón en el que siempre dormía cuando iba a la casa de los Kim.

—Buenas noches, Seongie~ —apagó la luz de la lámpara que tenía a su lado, quedando a oscuras.

—Buenas noches —balbuceó apenas con la cara contra la almohada, quedándose en esa posición en la que cayó, sin ánimos de acomodarse.

Tenía que hablar con Riki antes de seguir empeorándolo.

୧ · · ♡ · · ୨

Riki fue el primero en llegar a la biblioteca, logró entrar sin problemas gracias a la copia de las llaves que había sacado desde la última vez que Heeseung se las había dado para cerrar.

Se había sentido culpable por haber faltado a su trabajo solo para salir con Jay, así que decidió llegar temprano para arreglar y limpiar un poco antes de que las personas empezaran a llegar.

Inició limpiando las mesas y poniendo en su lugar las sillas, recogió los libros que estaban desorganizados para apilarlos y dejarlos en su lugar. Llegó hasta el escritorio de Heeseung con la intención de organizarlo, encontrando el montón de papeles regados. Suspiró con cansancio y empezó a recogerlos uno a uno, hasta que notó que algunos tenían algo escrito.

The library. ‹𝟹 HeesunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora