Love in War (Edmund Pevensie)

5: El Final de una Aventura y el Comienzo de Otras

Las niñas comenzaron a llorar, intentando silenciar sus sollozos para que nadie las escuchara. Mientras, el bando de la bruja celebraba a más no poder.

Jadis: ¡el gran gato se ha ido! – exclamó victoriosa, haciendo que todos los que estaban de su lado, gritaran aún más fuerte- general- dijo mirando al minotauro- prepare sus tropas para la batalla- la criatura lanzo un mugido- no importa que dure muy poco- pronto, todas las criaturas malévolas junto a la bruja, se alejaron del lugar, dejando solo al difunto Aslan.

En cuanto se aseguraron de que no había ningún peligro, las niñas se acercaron a él, sumidas en una profunda tristeza.

Adara: pobre, Aslan- dijo mientras acariciaba la cabeza del nombrado, sin hacer ningún intento por parar sus lágrimas. Lucy tomó su poción y cuando quiso destaparla para sanar al león, su hermana la detuvo.

Susan: ya es tarde- ambas niñas la miraron con mayor tristeza aun- se ha ido- se sentó junto a Adara, mientras miraba al león.

Adara: debe haber sabido lo que hacía- dijo sin apartar de la vista del rostro sin vida de Aslan. La más joven de ellas, acarició el rostro de Aslan, llorando. Las otras dos la imitaron.

Entonces escucharon un ruido, y al mirar, se encontraron con muchos ratones sobre el cuerpo de Aslan.

Susan: ¿Qué hacen?, dejen lo que hacen- dijo entre molesta y disgustada, pues a la niña no le agradaban demasiado los ratones.

Lucy: no, mira- dijo al notar que los roedores solamente roían las cuerdas que sujetaban el cuerpo de Aslan.

Adara: lo están liberando- dijo antes de desatar un nudo que unía las dos patas delanteras del león. Y con ayuda de las Pevensie, libraron de las cuerdas al cuerpo del león.

Susan: hay que avisar a todos- dijo, pensando que sería lo más sensato.

Lucy: no quiero abandonarlo- dijo triste.

Adara: yo tampoco, no podemos dejarlo.

Susan: niñas, ya no hay tiempo, hay que irnos- Lucy, recordando algo, miró hacia los árboles.

Lucy: los árboles- dijo mirando a Susan y Adara.

Pronto, tras mandar la noticia, los árboles se dirigieron al campamento de Aslan, y la diosa de una haya entró a la tienda de los muchachos, asustándolos y haciendo que John y Peter desenvainen sus espadas.

Haya: no teman, príncipes- los niños se miraron entre si- sus hermanas me envían con una triste noticia- ya al amanecer, los cuatro niños se encontraban junto a Oreius.

Peter: es cierto... murió- dijo cabizbajo, luego que junto a John saliera de la tienda de Aslan.

John: ¿y ahora que haremos?

Ethan: tendrán que ser los lideres- dijo mirando a los mayores.

John: Ethan, basta- dijo sin mirar a su hermano.

Edmund: chicos, hay todo un ejército, que está listo para seguirlos.

Peter: no puedo hacerlo- dijo sin confiar en sí mismo.

Edmund: Aslan confiaba en ustedes, y nosotros también- dijo luego de mirar a Ethan.

Ethan: si existen las personas que pueden dirigir las personas que pueden dirigir este ejercito como se debe... son ustedes.

Oreius: el ejercito de la bruja se acerca, señores, ¿Qué ordenan? – ambos príncipes miraron el mapa de Narnia y tuvieron una idea.

Cuando menos se lo esperaron, ya estaban realizando esa idea, la cual era, esperar al ejercito de la bruja en un campo abierto para combatirlo. Peter, John y Oreius se encontraban a la cabeza del ejercito narniano. Ethan y Edmund, junto al castor, se encontraban con los arqueros.