Capitulo 15

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                     Maraton 2/3

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                     Maraton 2/3

                        Angus

¿Y si hacemos nuestra propia lista de canciones?

Me encontraba en la barra del bar siguiendo los movimientos de George, que estaba del otro lado preparando un nuevo pedido para un cliente.

—Sigo pensando en porque mi padre te puso en uno de los mejores horarios y a mí me dejo en los peores—digo quejándome con él, mientras le entrega su café al cliente.

—Ni yo sé el porqué, capaz tu padre me quiere más a mí que a ti y por esa razón me bendijo con este hermoso horario—dice con un poco de burla—¿Recuerdas cuando me trajiste aquí? En las primeras semanas de prueba le caí genial a tu padre y eso causo que a mí me pusiera a la tarde y a ti te dejara en las noches.

—Como no lo voy a recordar, si tuve una discusión muy fuerte con el ese día, yo ya estaba en ese horario y me molesto que me cambie a mí que soy su hijo y tú con tus chistes malos te ganaste ese lugar.

—¿Qué te puedo decir? Al menos mis chistes malos. Como lo dices tú, hizo que me ganara ese puesto. No son tan malos al parecer, pero como soy un buen mejor amigo te reemplazo algunas veces para que no estés malhumorado todos los días y sé que lo disfrutas.

—¿Cómo no lo voy a disfrutar? Estar por lo menos una noche alejado de esos horrorosos hombres me pone feliz en no escucharlos.

—Por lo menos en las noches puedes hacer horas extras.

—No creas que te pagan demasiado haciendo las horas extras, al menos a mi no me dan mucho.

—¿Tus padres no te dan lo debido?

—Mi padre directamente no me quiere contar las horas extras, pero mi madre a veces cuando puede, me da el dinero a espaldas de él.

—Al menos tu madre si te quiere.

—Por lo menos tengo un poco de cariño en esa familia. —digo en un tono sarcástico.

—¿Quieres que te prepare algo? Te veo con esa libreta y no creo que estes aquí solo para charlar conmigo.

—Un café, por favor, estoy muriendo de sueño, no pude dormir nada ayer.

—¿Sera por esa chica que no sale de tu cabeza?

—Me haces el café o no, George—digo tratando de esquivar esa conversación.

—¡A la orden mi capitán! —dice riendo y se va a hacerme el café.

Entorno los ojos y empiezo a buscar un lugar tranquilo, alejado de todo el ruido provocado por los clientes. Luego de encontrar el lugar perfecto, dejo mi mochila y vuelvo a la barra para que George me de mi café.

El chico irlandésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora