Capítulo 22

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Volver a casa

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Volver a casa

Angus

He decidido ir a visitar a mi madre en el día de hoy, un viernes por la madrugada. Aquí me tienen en la estación de tren, esperando que llegue el que me tengo que tomar al cual me llevará hasta Mulhuddart lugar donde vive actualmente mi madre, es un viaje de tres horas en tren y es lo más económico que pude conseguir a último momento, como siempre.

Le he comentado sobre esto a George y no le ha molestado cubrir mis horas de trabajo en el día de hoy, por otro lado, también le comente a Rose sobre esto y ella estaba feliz de que haya decidido visitar a mi madre. Me ha recomendado un libro ambientado en el cine, cosa que me gusto que se haya tomado un rato de su tiempo para decirme el nombre del libro y donde lo podía conseguir, porque, según ella, no había muchos ejemplares sobre ese libro en particular.

Así que un día antes nos fuimos a comprar ese libro a una librería un poco lejos de la zona en la que estábamos, por supuesto que yo no fui el único que se compró un nuevo libro, ella también se ha comprado un nuevo libro de fantasía y romance.

Lo bueno de este viaje es que no estará mi padre, realmente es un alivio para mi, porque no quiero tener la misma conversación cada vez que nos vemos, tampoco quiero que mi madre nos vea pelear nuevamente a los dos y no me gustaría volver con toda esa furia acumulada en mi. No puedo controlar mi ira y no quiero cruzarme con Rose y decirle algo que la pueda lastimar y arruinar lo que hemos comenzado.

Eran las seis y media de la mañana y el tren ya estaba ingresando a la estación...me espera un largo y aburrido viaje.

                         
                           *

Luego de unas largas tres horas, he llegado a mi destino y he tomado un taxi hasta la casa de mi madre, ¿Qué si gaste un montón de dinero en el? Claro que si, ni me pienso tomar un autobús hasta llegar a casa, mucha gente junta y no voy a lograr bajarme en mi parada por toda esa gente.

Y aquí estamos, lugar donde me crie entre tristezas, peleas y vidrios rotos, no tengo una muy linda imagen de este lugar desde que pasó todo lo que tuve que pasar con mi padre. Ya no considero este hogar como mi hogar, desde que me fui un viernes a la medianoche, agarrando todo lo que podía y salí de ese lugar para nunca volver. Lo recuerdo muy bien, como si todo hubiera pasado ayer a la noche, recuerdo que no tuve ni un boleto para irme de ahí hasta Dublín, estuve en medio de la ruta pidiendo un aventón, hasta que un señor con su esposa se detuvieron y gracias a dios aceptaron en llevarme hasta Dublín.

Llegó a la casa de mi madre, que por suerte mi padre está ausente hoy, le pagó al taxista y me dispongo a salir del taxi. Me quedo parado enfrente de la entrada observando todo con determinación, no ha cambiado demasiado algunas cosas, sigue teniendo las mismas cortinas, el mismo asiento de madera reclinable que siempre lo deja fuera de la entrada a la hora de tejer, lo único renovado son las plantas que ella siempre las riega y compra macetas para poner sus semillas y cultivar sus propias flores de distintos colores, rosas, girasoles, tulipanes, lo que te imagines.

El chico irlandésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora