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Jaula

Hitoshi

-El se encuentra enfermo...

Hitoshi observa cómo su madre adoptiva la señora Fushiguro le sonríe desde el recibidor. Hitoshi se encuentra en el suelo limpiándolo, primero limpia y después pule, cada centímetro cuadrado de la propiedad.

-El doctor ordenó reposo, se quedará hoy en casa y descansará el fin de semana.

Hitoshi sintió el sabor metálico en su boca. No sabía si eso era peor o el dolor de la correa sobre su cabeza.

-Gracias por sus buenos deseos. Claro que si hasta pronto.

Hitoshi aparto la mirada en cuando la llamada termino, jamás pensó que su madre adoptiva hablaría a la U.A. una parte de el esperaba que sus maestros al notar su ausencia indagarían más o al menos mandarían a alguien a su domicilio.

Hitoshi no deseaba esto, no quería que nadie se enterara de su nueva situación. El bozal siempre había sido algo humillante para el. Pero este nuevo dispositivo...

Hitoshi se encogió cuando la noche anterior había llegado después del toque de queda. Los Fushiguro por su puesto ya se encontraban en la casa; esperaban por el sentados en la mesa del recibidor.

Cuando Hitoshi regresó, ya casi había oscurecido. Las farolas brillaban suavemente en la acera y sus piernas se sentían como plomo por haber entrenado con Aizawa.

Cuando Aizawa se le acercó hace unas semanas y le propuso lecciones privadas de entrenamiento con la posibilidad de que algún día se transfiriera al curso de héroe, estaba en estado de shock.

Era más de lo que jamás podría desear. Aizawa era un profesor interesante, por decir lo menos, pero Hitoshi no iba a dejar que nada desperdiciara su única oportunidad de convertirse en un héroe como siempre había deseado.

Incluso si solo fuera para demostrar que todos los que no habían creído en él estaban equivocados. Ahora, sin embargo, quería demostrar que Aizawa tenía razón. Hitoshi tenía lo necesario para convertirse en un héroe. Llegaba temprano a sus lecciones, salía a correr todas las mañanas, se apegaba a la rutina de ejercicios que Aizawa le había dado.

A pesar de que no siguió exactamente el plan de comidas que Aizawa le había dado, en realidad no había mucho que pudiera hacer al respecto. Sus padres adoptivos eran indulgentes y no le ocultaban mucho la comida, pero tampoco repartían comidas completas tres veces al día. A veces lo único que podía comer era lo de la cafetería.

Fue agotador, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Cada vez que Aizawa le hablaba, la mente de Shinsou evocaba pesadillas retorcidas de Aizawa alejándose, diciéndole que no tenía sentido.

Hitoshi no tenía lo que se necesitaba. Nunca podría convertirse en un héroe. Pero Aizawa aún no lo había hecho. Pero el seguía esperando, esperando porque se diera cuenta que el no valía la pena y se fuera.

De hecho, la semana pasada, cuando Aizawa llegó diez minutos tarde a la práctica, Hitoshi pensó que sería el día en que finalmente no llegara y detuviera sus prácticas.

Fue una lucha caminar cuesta arriba y estaba casi agradecido de finalmente llegar a la casa. Casi. Había corrido desde que dejó el puesto de comida, sus latidos bombeaban en sus oídos.

El miedo por llegar pasado el toque de queda era intenso. Hitoshi se sentía paralizado solo de pensar en todo el tiempo que había llegado tarde.

Los Fushiguro esperaban por el y lejos de regañarlo, de mostrarse molestos por su demora, casi parecían felices. Extasiados por finalmente tener una razón para castigar a Hitoshi, lo cual fue así. Pues sacarían de una pequeña caja un artefacto monstruoso.

Chosen Family (Familia elegida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora