Susto

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Me resigne a dormir una siesta hasta que terminara el horario restante de clases. Durante tiempos me despertaba al escuchar alumnos entrar a la enfermería en busca de curitas o vendas, parecía que las clases de educación física podría romper algún hueso algún día.
La verdad es que me entraba una sensación de vértigo al saber que un compañero mio estaba en la misma sala que yo, con mi pecho sin mis vendas, solo nos separaba una cortina.

Al pasar de los mi unos escuché voces conocidas, eran mis hermanos.
—¡Ichimatsu Nii-san!
Era la voz de Todomatsu, justo como yo tenía una voz aún infantil.

Enseguida escuche a una voz igual de chillona y molesta.
—Hay que irnos, los demás se quedaron limpiando el salon.

Era Choromatsu, que se acercó deslizando la cortina que nos separaba.
De inmediato me senté de espaldas a ellos, aún llevaba la camiseta de educación física, mire y mis pechos era visibles.
No tenía la chaqueta de mi uniforme conmigo, tampoco el pantalón, llevaba puesto aún los shorts de gimnasia, mi demás uniforme lo había dejando en el vestuario antes de educación física.

—¿Como te sientes Ichimatsu?

Sentí que la mano de Choromatsu se acercaba para tocar mi espalda, de inmediato fingí un estornudó.

—Frío! Siento mucho frío y no tengo mi chaqueta, estoy a punto de llevarme las sábanas de la enfermería conmigo— Dije intentando cubrirme un poco.

—¿Frío con este clima?— dijo la voz despectiva de mi hermano.
Pero Todomatsu le contesto.

—¿No sentiste el frío de esta mañana? Por eso me traje mi abrigo de invierno, además porque me queda muy lindo.

Voltee solo mi cabeza al escuchar a Todomatsu, acababa de recordar que el salió de casa con su gran abrigo y Osomatsu lo llamó demente.
Y ahí estaba, envuelto en su cintura porque esa cosa no entraría en un bolso jamás

—Ah Todomatsu! ¿Me prestas tu abrigo? Creo que me dará gripe si no me cubro, no sea que te contagie.
Sacudí mis manos de forma enfermiza en broma, pero mi hermanito soltó un chillido.

—No digas eso! Esta bien, pero ni se te ocurra llenarlo de mocos o juro que lo quemaré contigo en el!— desató el abrigo de su cintura y me lo entrego con con el brazo bien extendió.
No me hacia frío, es más, la situación me hizo entrar en calor pero aún así me puse el abrigo de Todomatsu, su sensibilidad me había salvado.

Tome mis cosas y salimos de la enfermería, estaba por dirigirme hacia el vestuario pero nos encontramos con Osomatsu llevando una bolsa de basura de mala gana.

—Osomatsu, hazme el favor de pasar por el vestuario y buscar mi uniforme— Dije y continúe caminando junto a mis demás hermanos.

—Eh??? Por que no vas tu??— dijo con una voz que me dieron ganas de darle un golpe en la cara antes de explicarle el porqué, pero fui paciente con mi tonto hermanito.

—¿¡No ves que estoy enfermo!? ¡Quiero llegar a casa y tomar el reposo que tanto necesito, maldito inconsciente!

—Ay bueno pero no me grites así— la verdad que gritarle se sintió tan terapéutico, realmente necesitaba eso. Aunque al instante que voltee nuevamente para irme lo escuché decir —Karamatsuuuu, hazme un favor y ve al vestuario..—Maldito hermano mayor.

El calor que sentía con el abrigo de Todomatsu era mortal pero decidí aguantar hasta llegar a casa, aunque eso significaba llegar deshidratado y medio desmayado, seria el segundo desmayo del día.

Cuando llegamos a casa mamá fue quien nos abrió la puerta, notamos al instante que estaba furiosa.
Choromatsu y Todomatsu fueron tan rápido como pudieron y subieron al dormitorio, huyendo de una muerte segura, yo no tuve tanta suerte.
Enseguida me encontraba en la sala  sentado frente a mamá, ella con una mirada de ultratumba y yo mirando mis manos, la mesa nos separaba y podria jurar que si ella quisiera clavaria un cuchillo de cocina en la mesa como amenaza.
¿Así se sienten los miembros de la yakusa al romper una regla? Creo que esto es mucho peor.

—Recibí el llamado de la enfermera— No dije nada, aunque casi se me escapa un "lo se" lo mejor es dejarla continuar hablar —Me contó de tu pequeño secreto, una pena enterarme de este modo— Creí que sería una buena idea decir algo.

—Mamá...No pasa nad—

Fui interrumpido al instante.

—No Ichimatsu, no digas que no paso nada porque te desmayaste y la enfermera vio todo tu pecho morado consecuencia de la presión que te ejercerses! Así que no digas que no es nada porque es como decir que tu vida no vale nada!—

Tuve que quedarme callado.

Ella prosiguió.

—Acaso no te enseñaron en clases lo que se encuentra dentro de tu pecho Ichimatsu? Tus dos pulmones junto a tu corazón, y los lastimaste, los estuviste lastimando con esas vendas.

Se cubrió la cara, aún así podía ver sus lágrimas resbalar por sus manos.
Yo la seguía mirando serio pero mis lágrimas también empezaron a caer a mi cara.

—Te juro mamá, que no quiero que eso se vuelva a repetir, no lo volveré hacer, lo prometo—

Dije de a poco.
Ella intento recomponerse para seguir hablando.

—Hijo, estas situaciones me hacen pensar si acaso tome la decisión, correcta, no quiero seguir pensando que mi decisión egoísta te está haciendo sufrir.

No pude evitar alzar un poco más la voz.

—Soy feliz así! No puedo ni imaginarme a mi mismo como una chica! Yo soy como ellos. Te demostraré que no sufriré más por mi cuerpo o por cualquier tonto cambio extraño que venga... así que ya no llores más mamá...

Me miró analizante por unos segundos como siempre y luego sonrió, al instante pareció como si hubiera estado llorando.

—Esta bien, confío en ti, pero quiero que desde ahora en más cualquier problema que tengas me lo consultes siempre ¿Escuchaste? Siempre.

Impactado por su habilidad de cambiar de humor tan rápido también sonreí, ella dio media vuelta para dirigirse a la cocina pero antes quería decirle algo.

—Tengo una pregunta muy importante— ella se giro con curiosidad.—¿Está noche podemos comer ramen? Me muero de hambre.

Ella sonrió y contestó.

—Nop, aún quedó mucho miso así que tomarán mucha sopa, ve y cámbiate.

                               -

El fin de semana paso volando, era domingo por la noche y ya me había casando de ver televisión con mis hermanos, así que me levante para irme a la cama.
Abrí la puerta hacia el pasillo y justo cuando estaba por subir las escaleras mamá me llamó.
Estaba parada en la puerta de la cocina con los brazos detrás de su espalda.
Me acerque a ella, con miedo a que me mandara a limpiar cuando ya quería irme a dormir.

—Mira, te termine de hacer esto, espero que te guste—

Saco sus manos de su espalda, sostenía un pedazo de tela color beige y me la lanzó para que la atrapará, al desenvolver la tela vi que tenia forma de camiseta recortada Eh? ¿Era una clase de brasier?

—Es un sostén deportivo pero lo ajuste un poco en los costados así no te sintieras incomodo, es 100% algodón así que no te producirá ningún desmayo o irritación de ningún tipo. Pero escúchame bien, solo lo usas cuando estés fuera de casa o con visitas si te hace sentir más cómodo, no hagas deporte con esto puesto y tampoco duermas con esto puesto. Otra cosa muy importante es que si empieza a quedarte pequeño no lo ajustes tu! Avísame y te tomaré las medidas para ajustarlo mejor, pero no hagas ninguna estupidez o‐

Tuve que interrumpirla con un abrazo, realmente no encontraba otra forma de agradecerle.
Ella dio unas palmadas en mi cabeza.

—Ya, ya, ve a dormir, mañana tienes clases— asentí con la cabeza y no pude evitar sonreír y llorar al mismo tiempo, subí las escaleras sin antes desearle buenas noches a mamá.

Estaba cansado pero emocionado, no podía esperar para mañana ¿Realmente quería que sea lunes para probarme ese sostén? Ni yo me lo creía.

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2022 ⏰

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