Capítulo 2
Despedidas.
La mano de Donna es una delicada y suave. Sus ojos azules me ven y es como si tratara de ser amigable. Demasiado sorpresivo y la peor parte es que no se cuales son sus intenciones.Nos hacen escuchar el himno y en cuanto acaba nos ponen bajo custodia. Nos guían hasta el edificio de Justicia. Quizás algún tributo intentase escapar en el pasado, aunque yo nunca lo he visto.
Una vez dentro, me conducen a una sala y me dejan solo. Es el sitio más lujoso en el que he estado, tiene gruesas alfombras de pelo, y sofá y sillones de terciopelo. Sé que es terciopelo porque mi madre tiene un vestido con un cuello de esa cosa. Cuando me siento en el sofá, no puedo evitar acariciar la tela una y otra vez.
Iré a los Juegos. He salido elegido. Me siento lo más recto posible. Dedo seguir siendo fuerte. Salir con los ojos inchados y la cara roja, jamás. No quiero que me vean como a un llorica.
Mi hermana y mi madre entran primero. Extiendo los brazos hacia Prim, y ella se sube a mi regazo y me rodea el cuello con los suyos, apoyando la cabeza en mi hombro, como hacía cuando era un bebé. Mi madre se sienta a mi lado y nos abraza a los dos. No hablamos durante unos minutos, pero después empiezo a decirles las cosas que tienen que recordar hacer, ya que yo no estaré para ayudarlas. Prim no debe coger ninguna tesela. Gale y yo tenemos un trato. Así que confío que cumplirá no dejándolas desamparadas.
Cuando termino con las instrucciones sobre el combustible, el comercio y terminar el colegio, me vuelvo hacia mi madre y la cojo con fuerza de la mano. —Escúchame, ¿me estás escuchando? —Ella asiente, asustada por mi intensidad. Tiene que saber lo que le espera—. No puedes volver a irte.
—Lo sé —me responde ella, clavando los ojos en el suelo—. Lo sé, no lo haré. No pude evitar lo que…
—Bueno, pues esta vez tendrás que evitarlo. No puedes desconectarte y dejar sola a Prim, porque yo no estaré para mantenerlas con vida. Da igual lo que pase, da igual lo que veas en pantalla. ¡Tienes que prometerme que seguirás luchando! He levantado tanto la voz que estoy gritando; estoy soltando toda la rabia y el miedo que sentí cuando ella me abandonó.
—Estaba enferma —dice mi madre, soltándose; se ha enfadado—. Podría haberme curado yo misma de haber tenido las medicinas que tengo ahora. La parte de haber estado enferma es cierta; después he visto cómo despertaba a personas que sufrían aquella tristeza paralizante. Quizá sea una enfermedad, pero no nos la podemos permitir. —Pues tómalas… ¡y cuida de ella! —le ordeno.
—Todo saldrá bien, Kay —dice Prim, cogiéndome la cara—. Pero tú también tienes que cuidarte; eres rápido y valiente. ¡Se que ganarás!.
Cuando papá murió Prim vio en mi a un nuevo padre. Me idolatra y creé que puedo ganar, pero no la veo nada fácil. La competición está mucho más allá de mis habilidades. Los chicos profesionales son dos o tres veces más grandes que yo; chicos que conocen veinte formas diferentes de matarte con un cuchillo.
—Kay dime que volverás.
Prim me mira con sus grandes ojos azules que se comienzan a llenar de lágrimas.
—Lo haré —respondo, porque odio verla mal y porque no puedo decirle a mi madre que luche si yo ya me he rendido. Además, no es propio de mí entregarme sin presentar batalla, aunque los obstáculos parezcan insuperables—. Y seremos tan ricos como Haymitch.
—Me da igual el dinero. Solo quiero que vuelvas a casa. No te perdonaría si no lo hacés. —Su voz esta rota y eso me mueve, yo tampoco me perdonaría no volver.
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Histoire Everlark Inversée.
ФанфикDonna Mellark siempre ha amado a el hijo del cazador Kay Everdeen. Las cosas son trágicas la mayor parte de sus vidas y sus vidas se entrelazan al ser llamados como tributos para la cosecha de los Juegos del hambre. Lo que se traduce en que se deb...