Capitolio 3

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Capítulo 3

Mal entendido

Nos dejan entrar al vagón y las puertas se cierran detrás de nosotros. El tren empieza a moverse de inmediato de una forma que me parece brusca. Por las ventanas puedo ver cómo todas las formas se convierten en manchones que dejamos atrás. Contengo el aliento siendo consciente de que me voy. Ya no estaré. No existiré, dejaré atrás todo y a todos los que me importan en esta vida. Iré a los juegos del hambre. Vuelvo la cabeza y entonces veo a Kay. Está pálido y parece que la está pasando mal, como si le costará respirar. Me veo tentada a estirar mi mano e intentar auxiliarlo, pero soy frenada antes de siquiera llevar la acción a cabo, cuando Kay percibe mi mirada y se recompone. Lo hace de una forma tan rápida que me deja claro que está acostumbrado a fingir estar bien. Sume las mejillas como si las mordiera desde el interior y se dedica a examinar, el vagón del tren. Disimulando. Effie Trinket habla entusiasta mientras nos muestra las maravillas que el Capitolio reserva para los tributos, «Para que estén cómodos tranquilos y preparados para la acción» —. En sus palabras. —Claro como tu vida no corre peligro—, pienso. 

Kay se encierra sin decir palabra, cuando Effie le señala una puerta y le dice. —«Aquí es donde duermes»—. Effie se queda con la boca abierta y frunce el ceño antes de pronunciar indignada. «Qué poca educación tiene la gente de tu distrito», después agita la cabeza y me sigue mostrando todo. 

Cada uno tenemos nuestro propio alojamiento, compuesto por un dormitorio, un vestidor y un baño privado con agua corriente caliente y fría. En casa no tenemos agua caliente, a no ser que la hirvamos y eso cuesta, así que el agua siempre está fría. Hay cajones llenos de ropa bonita, y Effie Trinket me dice que haga lo que quiera, que me ponga lo que quiera, que todo está a mi disposición. Mi única obligación es estar lista para la cena en una hora.

Me quito el vestido rosa y me doy una ducha caliente (cosa que solo hago en casa de Delly; porque a sus padres no les importa mucho gastar). Me gusta el olor del jabón, es dulce como las golosinas. Al finalizar me envuelvo en una toalla y abro los cajones en busca de sujetadores de mi talla. Hay muchos estilos de ropa. Camisas, pantalones, Vestidos, faldas e infinidades de prendas. Todo es de buena tela. No puedo evitar pensar en lo mucho que le gustaría todo esto a Delly. 

Ella siempre ha sido mejor para esas cosas. Me gusta la ropa pero no escojo la mía, siempre he usado ropa hecha a mi medida y aprobada por mi madre. No es por lujo, es por mera necesidad. Si mis pechos fueran más pequeños mis padres no hubieran gastado ese dinero, y probablemente hubiera usado la ropa de mi madre y abuela. Así hacen todos los comerciantes, nada se puede desperdiciar, raramente se usa algo nuevo. Nuestros negocios son básicamente para subsistir y pagar al alcalde que nos da permiso de vender. 

Miro los vestidos intentando encontrar uno que no represente un problema con mi busto. Gruño fastidiada y me siento antes de volver a la carga. Al final encuentro 4 opciones de vestidos. Uno rosa chillón, otro verde, uno granate y mi favorito uno naranja que me recuerda al atardecer. La tela es cómoda y se desliza con facilidad. El cabello lo dejó suelto. Camino por el pasillo donde me encuentro a Effie. 

—¡Ah, linda! —Exclama al verme. —Ven y sígueme al comedor. Justo iba a buscar al otro chico. 

—Se llama Kay. 

La sigo por un estrecho y agitado pasillo hasta llegar a un comedor con paredes de madera pulida. Hay una mesa con vajilla cara y cubiertos brillantes. Verlo me recuerda a las imágenes que narran los libros de Tony. Tomó asiento. Una chica pelirroja vestida de blanco se me acerca ofreciendo comida con un gesto. 

—No, gracias. Prefiero esperar a los demás. 

La chica asiente y se vuelve a poner en su posición con los brazos cruzados tras la espalda. La puerta se habré y entra Haymitch dando tumbos, me pongo de pie para intentar ayudarlo. El agita la mano para indicarnos que lo dejemos tranquilo. Trae una bolsa negra y se dedica a buscar botellas de bebida. Toma todas las que encuentra y las coloca con mucho cuidado en la bolsa. Sin decir más se aleja. 

Histoire Everlark Inversée.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora