Capitulo 2: En donde Eddie Munson come una Toaster Strudel

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Steve había convencido a Robin para que lo cubriera en Family Video Store cuando Eddie se había mudado e instalado, pero hoy, Eddie estaría solo en la casa. Antes del turno de Steve, este llamó a la puerta de Eddie a pesar de que estaba abierta.

-¿Entrarás? La puerta está abierta, Harrington, y es tu casa, puedes entrar, ¿sabes?- Enfatizó Eddie mientras afinaba su guitarra.

-Sí, eso lo sé, solo quería ser respetuoso, amigo-. Steve levantó las manos en el aire y se encogió de hombros.

Después de un momento de silencio, Eddie volvió a hablar. -¿Necesitas algo?-

-Oh, sí- los ojos de Steve se movieron de las manos de Eddie, con las cuales estaba afinando la guitarra, a su rostro. -La tienda de comestibles esta cerca de Family Video Store, lo digo por si quieres que recoga algo para ti cuando termine de trabajar-.

-Harrington, no tienes que traerme nada. Estás haciendo lo suficiente dejándome quedarme aquí; no necesitas desviarte de tu camino, de verdad-. Eddie dejó la guitarra.

-No me desviaré de mi camino. Tenemos poca comida de todos modos, así que igual  tengo que ir a la tienda. Tiene que haber algo que quieras, amigo, vamos-. Los ojos de Steve eran tan serios que era como mirar al sol, y Eddie tuvo que apartar la mirada.

-Toaster Strudel- murmuró Eddie.

-¿Qué dijiste Munson?- El rostro de Steve se iluminó de alegría.

-Me escuchaste imbécil-. Eddie puso los ojos en blanco y comenzó a sintonizar de nuevo.

-¿Algún sabor específico?- preguntó Steve, insistiendo en extender un poco más la humillación de Eddie.

-Sorpréndeme-. Eddie volvió a concentrarse en su guitarra, y cuando volvió a mirar hacia arriba, Steve se había ido.

-Tonto- dijo Eddie con una sonrisa.

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Eddie se había prometido a sí mismo que la curiosidad no lo vencería, pero solo era un niño solo en la casa de una persona rica. ¿Qué otra cosa se suponía que debía hacer además de husmear? La habitación de Steve estaba bastante limpia y bien organizada y, a primera vista, no ofrecía muchos escondites. Debajo de la cama estaba limpio, al igual que detrás de los tocadores y otros muebles. Entonces Eddie vio el armario. Tenía que tener cuidado de no mover demasiado nada, pero luego encontró el vergonzoso alijo del chico dorado, escondido por abrigos de invierno que no estaban en uso. Eddie esperaba las pocas Playboy que encontró, pero lo que no esperaba era una copia de Blueboy metida entre las chicas que aparecían en las portadas. Las manos de Eddie comenzaron a temblar mientras guardaba cuidadosamente sus hallazgos. Se alejó del armario como si un depredador residiera en el pequeño espacio y regresó de puntillas a su habitación.

Tal vez lo compró por accidente, pensó Eddie, sentado en el silencio de su habitación. Probablemente lo recogió y lo mezcló con las revistas de chicas. Salió de su ensimismamiento cuando escuchó la puerta principal cerrarse de golpe y la voz de Steve subiendo las escaleras.

-¡Eddie! ¿Podrías ayudarme a guardar estos comestibles?-

Eddie bajó las escaleras y descubrió que no podía mirar a Steve a los ojos. Guardó las compras junto con Steve, quien de vez en cuando rompía el silencio para decirle a Eddie dónde se colocaban las compras en esa cocina gigante .

Cuando parecía que toda la comida estaba guardada en su lugar, Steve dijo: -¡Oh, sí! Espera aquí-. Y corrió hacia su coche.

Eddie no podía quitarse la imagen del Blueboy de la cabeza y se congeló en el lugar hasta que le colocaron una caja en las manos. Miró la caja que decía prominentemente Toaster Strudel. Eddie miró hacia arriba y Steve le estaba sonriendo.

The Boys of summer - Steddie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora