Tiempos de guerra emergen, es hora de devolverles el golpe

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El lugar de reunión estaba hecho un caos, los líderes gritaban y el ambiente se era tenso. Temían lo que la líder del clan Uchiha podría llegar a hacer, ya les había demostrado lo que podía llegar a hacer y eso que solo era una niña de diez años.

—¡Eso fue irresponsable y estúpido!—

Las quejas y regaños eran dirigidos tanto al Hokage como al líder del clan Hyuga. Su estúpida rabieta habían condenado a la aldea y a sus niños, no fueron notificados hasta una hora después del ataque y eso les molesto, no querían sufrir por culpa de ellos y no podían acercarse para explicarle la nula participación de ellos hacia el ataque, al clan Uchiha.

—¡Se tenía que hacer!¡Están contaminando nuestra Aldea!—

Los gritos no cesaron, los demás Líderes sabían que Agares no se quedaría quieta, estaba ocurriendo exactamente lo que no querían que pasara, un golpe de estado. Todo a causa de su propia estupidez, esta vez no tendrían escapatoria, no amenos que lucharán contra el sanguinario Clan.

[★★★★★★★★]

—Preparen los barcos, partirán en siete días...llevaremos a los civiles y a quienes no quieran participar en esta guerra.— Las fuerzas policiales se movían con total discreción fuera de la comisaría, pero en el interior se les podía ver correr por los pasillos, ya sea cargando papeleo, dando órdenes o intercambiando ideas.

—¿Cree que esté bien...no participar?— Kagaho preguntó dudoso, era un joven de veintidós años, a temprana edad había sido testigo de la brutalidad de una guerra, y sinceramente prefería no volver a participar.

—Kagaho...¡Atención, por favor!— Contrario a lo que esperaba, su líder le hablo con total suavidad y se dirigió a todos en la habitación.
—Esta guerra será brutal, mucha gente morirá y se el cargo que conlleva acabar una vida con tus propias manos. No planeo...no, no quiero que se vean obligados a participar, y mucho menos que se sientan culpables por decidir no estar en las filas. Si deciden no estar en el fuego está bien, no hay nada de malo en eso, es totalmente su decisión, después de todo muchos tienen una familia a la que deben ver crecer. Por eso les digo, el transporte parte en dos días, vayan a casa, piense lo muy bien y háganmelo saber. Y recuerden, no está mal el no querer ver esta masacre.— Les sonrió y los despidió a todos, los oficiales agradecieron el gesto y se inclinaron respetuosamente hacia ella.
—Ve a hacer las maletas, mocoso.—

—¿Eh?—

—Kumogi está esperando un hijo ¿Verdad? Ese niño debe de tener a su padre para que le enseñe. No le dejes toda la carga a tu esposa, criar a un niño es difícil.—

—Agares-sama...¡Gracias!—

Poco a poco las instalaciones fueron vaciandose, hasta quedar solo los más viejos.

—Es es muy noble, Líder.—

—Takehiko-san...— Vio con duda como el anciano vertía cuidadosamente el alcohol en el pequeño vaso. Era uno de los quince ancianos que lideraban las más antiguas familias, le debía mucho, desde sus cimientos la apoyo y cuido, era alguien muy importante tanto para ella como para la propietaria original.

—Antes nos habrían matado por siquiera pensar en negar estar en el servicio...muchas cosas cambiaron desde que Fugaku y tú asumieron el cargo.— De un trago acabó con el contenido del vaso.
—Me siento honrado y feliz de ser parte y presenciar este gran cambio, todos te agradecemos tus esfuerzos.—

—...No fui la única que ayudó en esto, Fugaku, Mi familia, Takao y muchos más me apoyaron en mi sueño egoísta...como dije hace mucho, quiero un mundo diferente, no quiero ver a mi gente sufrir injustamente mientras los culpables ríen en familia, sin preocupaciones o cargos de conciencia. Tampoco era llegar a un genocidio, pero esto no puedo dejarlo pasar, ya sufrimos bastante como para dejarnos pasar a llevar.—

[★★★★★★★★]

Los días pasaron y para felicidad de la morena, solo quince habían decidido unirse a ella en el sangriento accionar que sucedería en menos de cuarenta y ocho horas.

Los que se quedaron no eran nada más ni nada menos que los líderes de familia más antiguos que, aún cuando rozaban los setenta años, estaban tan fresco como una lechuga. Le habían dicho que en caso de su caída sus sucesores ya habían sido escogidos.

—Mas les vale no estirar la pata.—

—Eso mismo decimos nosotros.— Rieron un par de minutos y compartieron lo que podría ser su última cena juntos, contaron anécdotas y se burlaron de los unos a los otros, fueron las horas más divertidas en tantos años que casi olvidaban la hora del golpe.

—Señores, fue un agrado compartir esta deliciosa cena con ustedes. No pensemos en esto como un adiós, si no como un nos veremos luego, disfrute de sus anécdotas y tiempo.— Las calles del clan estaban vacías y la casa del Líder nunca se había escuchado tan silenciosa como ahora.
— Tengan en mente que hay gente que nos espera y no deben de hacerlas esperar...triunfaremos y daremos justicia a quienes perecieron a manos del enemigo, así como también traeremos paz a las futuras generaciones. Quisiera hacer una petición egoísta y un poco descolocada...no se llamen cobardes ni poco hombres, si tienen que huir, no quiero que ninguno muera, si ven la oportunidad escapen o pidan ayuda, los radios estarán encendidos a todo momento, olvidense del honor, se puede nacer con honor, pero no puedes morir con el. Les pido con todo corazón que escuchen y acaten está petición, no como líder si no como camarada y familia.—

—Agares-sama...no, Agares, muchacha. No dudes de que así será.—

Con un raro pero cálido abrazo grupal se despidieron y cada uno partió a su posición establecida. La morena camino, con melancolía, por la calle principal hasta llegar a las cabezas Hokages, la vista era maravillosa, uno nunca pensaría que tal aldea fuera habitada por tan asquerosa gente. Pensó en su familia, es sus amigos y conocidos, pero sobretodo en su antigua vida, ¿Quien pesaría que alguien que solo pasaba sus días durmiendo y comiendo, estuviera liderando a un clan completo y a punto de cometer un genocidio? Si le hubiesen preguntado antes se hubiera reído hasta desfallecer.

'La guerra si que cambia a la gente...'
Lloro amargamente un par de minutos, este podría ser su último día y se encargaría de que su corazón y conciencia se desahogara como quisiese.

Limpio sus lágrimas al sentir un par de presencias en frente suyo.

—¿Viniste a saludar...Danzo?—

悪徳 [Naruto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora