CAPÍTULO 21. MULTIJUGOS

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A la mañana siguiente, Ron y Hermione fueron a la enfermería a despertar a su amigo. Tal y como Madame Pomfrey le había dicho el día anterior, ya estaba totalmente recuperado por lo que le dio el alta. Aun así la enfermera le proporcionó siete pociones que había preparado el día anterior y que debía tomar a lo largo de aquella semana.

—Tranquilo, hoy no habrá alumnos esperando en la puerta para interrogarte —le informó Hermione mientras se dirigían a la salida de la enfermería— Al parecer algunos la liaron bastante ayer. McGonagall se enfadó tanto que terminó haciendo un comunicado en el Gran Comedor sobre lo que te había ocurrido para que dejaran de inventar rumores.

—Sí —confirmó Ron—. Así que no creo que te molesten hoy. McGonagall les advirtió de que si trataban de ir de fisgones se encargaría de poner castigos severos.

—¿Y qué fue lo que contó? —preguntó Harry curioso.

—Dijo que habías sido atacado por una criatura del bosque pero que estabas estable y a salvo —respondió Ron. Después con el semblante serio añadió—: ¿qué demonios hacías en el bosque a esas horas, Harry?

Los tres se dirigían por las escaleras hacia la sala común de Gryffindor. Tal y como le había asegurado Hermione, ningún estudiante pareció molestarle, aunque no se libró de las miradas curiosas de algunos alumnos durante el camino.

—¿No se supone que ningún alumno de Hogwarts me puede interrogar? —dijo Harry mirando a Ron con el semblante serio. Ron le devolvió la misma mirada y ambos permanecieron de aquella manera por unos segundos hasta que los dos se empezaron a reir a carcajadas—. Nada, reconozco que fue una estupidez —confesó Harry.

—Sí de las mayores que has cometido —le regañó Hermione—. ¿Estabas con esa persona verdad?

Como de costumbre, a Hermione jamás se le escapaba nada.

—Sí —respondió Harry con las mejillas sonrojadas.

—Estás loco, Harry. Como si no conocieras sitios ocultos en el colegio gracias al mapa del Merodeador, y lo mejor que se te ocurre es ir a follar al bosque —dijo Ron sin cortarse un pelo.

—¿Quéee? —La cara de Harry enrojeció aún más—. No fui a "follar" —dijo mirándole ofendido.

—Ah... que eres de esos —dijo Ron—. Bueno fuiste a "hacer el amor".

Los tres se rieron a carcajadas de nuevo y Harry aprovechó para adelantarse en vez de responderle, con la excusa de que tenía que pronunciar la contraseña del cuadro de la Señora Gorda.

Una vez dentro de la Sala Común de Gryffindor, justo antes de que Ron y él se dirigieran a la zona de dormitorios de los chicos, su amiga lo detuvo.

—Espera, Harry. McGonagall nos encargó decirte que quiere que vayas a su despacho hoy a primera hora. Dijo que no importaba si tenías que saltarte la primera clase.

—Bueno, os veré más tarde entonces —dijo Harry algo fastidiado. Al menos, viéndolo positivamente, podría saltarse la clase de Historia de la Magia. Esa asginatura le resultaba de las más aburridas.

***

Antes de decir la contraseña del despacho de la directora McGonagall que Hermione le había revelado también esa mañana, Harry estiró sus brazos y sus piernas como si se estuviera preparando para una carrera. En realidad estaba nervioso porque sabía que aunque los alumnos de Hogwarts no iban a interrogarle, quien sí tenía la intención y todo el derecho de hacerlo era la directora.

—Hola Harry —le saludó la directora nada más verlo. Hizo un movimiento de varita y la silla frente a su escritorio se movió hacia atrás—. Siéntate, por favor.

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora