CAPÍTULO 2. AHOGADO

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Harry abrió los ojos lentamente pero su visión era borrosa por lo que no sabía dónde se encontraba. Extendió su brazo y palpó a su alrededor buscando sus gafas hasta que las encontró y se las puso. Por fin pudo ver con claridad. Se encontraba tumbado en la camilla de la enfermería.

Lo primero que hizo fue estirarse y posteriormente se irguió apoyándose sobre sus codos. Comprobó que, afortunadamente, ya no sentía ningún dolor en la zona de las costillas. Eso era buena señal, ya le habían ligado los huesos rotos mágicamente. Sin embargo, aún notaba una cierta dolencia en el labio.

-Oh, Potter, ya despiertas -dijo Madame Pomfrey sonriéndole-. ¿Qué tal te encuentras hijo?

-Hm, pues bien, o eso creo -respondió mirando hacia los vendajes que cubrían su abdomen. Al hablar sintió de nuevo una molestia en el labio por lo que resopló malhumorado-. ¿Por qué no me ha curado el labio?

-Oh, eso, ha sido idea de la directora, querido. Ha creído conveniente que no usáramos la magia para sanarlo como un preámbulo a su castigo por haberse peleado -dijo la enfermera tratando de restarle importancia sin conseguirlo-. De todas maneras, en unos días se habrá curado completamente.

-Sí, claro -espetó Harry enfurruñado.

En esos momentos se abrió la puerta de la enfermería y unos pasos firmes se dirigieron hacia la camilla del Gryffindor. Era la directora McGonagall.

-Buenas tardes Potter, veo que por fin despertaste-dijo contemplando al muchacho tendido en la camilla- ¿Ya estás mejor?

-Sí, gracias por preguntar -contestó Harry de mala gana-. Ya no me duele nada. -Se llevó la mano a la herida en su labio. La boca si que le dolía un poco pero no dijo nada-. ¿Cómo es eso del supuesto preámbulo a mi castigo? ¿Qué castigo?

-Potter, comprende que Malfoy y tú lleváis mucho tiempo peleándoos y ya es hora de que poner fin a esta historia. Por lo tanto, si ya estás curado, estás listo para que te explique la primera parte del castigo.

¿La primera parte del castigo? La cara de Harry era un poema. Después de todo el dolor que había sufrido, le parecía surrealista que él también fuera a ser castigado.

-Dentro de unos días, tendréis que realizar una poción especial que os enseñará el profesor Slughorn en una clase doble que tendréis con Slytherin, pero uno de los ingredientes para realizarla se ha acabado. Es una planta llamada coclearia y es bastante difícil de conseguir ya que se encuentra en el fondo del lago del colegio -explicó la profesora mientras Harry seguía malhumorado-. Así que quiero que tanto tú como el señor Malfoy vayáis al lago a recoger algunas plantas.

-Está bien.... -aceptó Harry con resignación. Porque, ¿qué podía hacer? Él se lo había buscado al seguirle el juego al rubio. Además, sabía perfectamente que la directora no iba a cambiar de opinión-. ¿Esta tarde entonces?

-Sí, ya he informado a Malfoy y esta tarde sobre las seis os encontraréis en la puerta principal del colegio.

-Pero profesora, ¿iremos Malfoy y yo solos?, ¿no se da cuenta de que si nos deja solos intentará atacarme de nuevo? -Harry pensó que la directora había perdido juicio. ¿Cómo se le ocurría que eso podía ser una buena solución?

-Ya he hablado con él de eso y espero que por su propio bien, os comportéis debidamente esta tarde, o si no me veré obligada a tomar medidas más severas -advirtió con semblante serio -. Aun así, por seguridad, durante vuestro castigo os serán retiradas las varitas. Ahora si me disculpas, dejaré que descanses.

Con esas palabras McGonagall salió de la enfermería, dejando al Gryffindor temeroso de lo que pudiera suceder aquella misma tarde.

***

SIN PRISA PERO SIN PAUSA (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora